8: "Complicaciones"

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                 RIIIIIIIIIIIIIIIIIIING, ay no ¡Maldita alarma! Es que la odio. Abrí mis ojos lentamente y la apagué porque me tenía chata... NOOO por qué pasaron los días tan rápido, hoy tenía que volver a Juan Pinto Durán, tendré que volver a ver a Ángelo, ¡Qué vergüenza! Más encima ahora sé que el hombre me gusta, eso lo hace peor, preferiría mil veces no ir más, pero esto es bueno para mi carrera, estoy entre la espada y la pared. Esto era inevitable, tenía que enfrentarlo tarde o temprano, mejor tarde, ay pero ya lo he retrasado mucho, mi profesor no me va a creer que sigo enferma. Me tuve que levantar en contra de mi voluntad y obligar a mi cuerpo a ir a Juan Pinto Durán.

Las puertas de Juan Pinto Durán me miraban amenazantes, no quería entrar, más encima el taxi que tomé no se había demorado casi nada, por lo que había llegado super temprano, ¡Maldición! Ay estoy hiperventilando, tengo que mantener la maldita calma. Tomé una profunda respiración y entré.

Intenté pasar desapercibida en mi camino a la oficina de mi profesor, y lo logré maravillosamente puesto que los jugadores se encontraban trotando alrededor de la cancha y no creo que me hayan notado. ¡Bien, entre más tarde vea a Ángelo mejor! Entré a la oficina de mi profesor sin siquiera tocar la puerta, estaba tan loca por pasar desapercibida que ni de eso me preocupé. Cuando entré mi profesor levantó la mirada de su computador y arqueó una ceja, pero no dijo nada de mi abrupta entrada.

—¡Javiera!—dijo con una sonrisa perfecta, como de los comerciales de las pastas dentales—¡Un gusto volver a tenerte por estos lados!—Elevé un poco las comisuras de mis labios intentado darle una sonrisa, aunque fracasé en el intento.

—Hola, profe—le dije simplemente—¡Hey! Lo siento por entrar sin tocar—él seguía con la sonrisa plasmada en su rostro.

—No te preocupes, Javiera, tú puedes entrar cuando quieras a mi oficina—me guiñó el ojo. ¡Ay Dios había olvidado sus coqueteos! Pero ahora no me importaban estaba más preocupada por Ángelo...—y ¿Cómo has estado?

—Super bien —le dije sin pensar.

—¿Tan rápido te recuperaste de tu enfermedad?—frunció el ceño. MIERDA, se suponía que estaba enferma, ay no sé en qué estoy pensando.

—Sí, pero es que mis anticuerpos son super buenos—No sé qué chucha estoy diciendo—entonces siempre me recupero rápido—él asintió con la cabeza, aunque no sé si me habrá creído—aparte fue un virus no más, nada grave, profe.

—Me alegro de que te recuperes rápido eh—sí él sabía que yo mentía, pero no me decía nada, quizás por qué—Bueno ahora los jugadores están haciendo un trote suave, en una media hora empezamos con la revisión, así que puedes hacer lo que quieras...—dijo como una indirecta para que me fuera de oficina ¡Aish! En este momento prefería sus coqueteos que encontrarme con Ángelo. Ay hueón estaba actuando como una ridícula, ¡Qué tiene encontrarme con él! ¡Javiera deja de ser tan estúpida por la mierda!

—Bueno profesor, entonces me voy, hasta luego—le sonreí, él me devolvió la sonrisa.

Bien ahora era tiempo de madurar y no ponerme loca por tonteras, o sea tengo 21 años, ya no soy una chiquilla, ¡ay a quién le miento!, todavía soy una nena. Estaba metida en mis pensamientos, cuando un estruendo sonó justo en mi oído, salté del susto y grité. ¡MIERDA UNA BOMBA! Miré qué había sido lo que provocó el estruendo y me encontré con los tres chiflados muertos de la risa.

—Por la cresta, me asustaron, ¿Qué fue ese ruido?—les dije poniendo mi mano justo en mi corazón ya que este estaba frenético por el susto.

—Es que hueón hubieses visto tu cara, por la chucha fue tan chistosa la hueá—dijo Eduardo entre risas, lo fulminé con la mirada.

You Belong with me || Ángelo HenríquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora