17.

311 13 0
                                    

-¿Y cómo te ha ido con la Psicóloga?.- Pregunto Maxx.
Nos encontrábamos en un parque, tomando una nieve. Ya había pasado 5 citas de terapia con ella. No sabía si estaba mejorando.
Me encogí de hombros.

-...Lo normal.-

-Deberías mejorar.-

-¿Mejorar en que?.-

-Tú sabés en que...-Después de unos segundos que observó que aún no entendía, continuó.- Tu actitud.

-Pensé que así me preferías.-

-No es eso... Es que me gustas tu, te quiero a ti. Con tu forma de ser, aunque aveces sea extraña, te quiero a ti misma, no en lo que te has convertido.-

-¿Cómo sabes que no fui yo todo este tiempo? ¿Qué esta soy yo realmente?.-

-Sabes, creo que es mejor que estés sola, te estás volviendo tan complicada e insoportable.-

No respondí nada y él simplemente se fue. No tenía a nadie realmente, nadie que estuviera ahí para mí. Y creo que está bien, supongo que estaba bien con esa idea. Las personas estaban mejores sin mi, y yo me había acostumbrado a la idea de estar mejor sin ellas. Me había acostumbrado a mi soledad.
Maxx aún creía que mi comportamiento solo se debía a Christopher, aunque no lo mencionara, yo lo sabía. Pero no era solo eso, eran mis padres. Todo el día solo discutían por cosas absurdas. Mi mamá estaba tan cegada, aveces no entendía si era amor lo que sentían, o falta de amor propio para poder con todo eso.
Una parte de mi creía en ciertas cosas que mi padre decía. Lo quería a pesar de todo, era un buen padre, pero no un gran esposo.
Recuerdo que cuando era pequeña siempre me daba consejos, yo en ese tiempo era demasiado inocente, o quizás mi padre no era como ahora. No lo se, pero toda nuestra familia era demasiado feliz, era como un amigo para mí. Jugábamos juntos, aveces veíamos películas, salíamos. Era todo tan simple y divertido. Amaba ese tiempo, pero después... comenzó a distanciarse.
Recuerdo perfectamente que cuando estuvo todo eso de su supuesto engaño a mamá, salimos. Yo estaba tan decepcionada de el, pero una parte de mi quería creerle, quería pensar que no era cierto. Pero era inevitable no sentirme fatal. Mi padre intentaba arreglar todo con mamá, le compraba rosas, la llevaba a restaurantes caros. Como si el dinero hubiera podido recompensar el dolor. Mamá estaba sería en esos momentos, estaba fingiendo estar bien por nosotras. Quizás esa sea la razón de que aún sigan juntos, nosotras, mis hermanas y yo.
Siempre he creído que la vida es una. Ahora estoy aquí, y mañana, mañana no lo sé. Quizás todo cambie, quizás encuentra la razones y respuestas a la preguntas que siempre me he planteado. ¿Por qué esto aquí? ¿Por qué pasa esto? ¿Qué futuro me espera?
Tengo tanto miedo de mi misma, de tomar las decisiones equivocadas, de cometer errores que no pueda arreglar. Pero creo que no importa tener miedo, siempre y cuando seas capaz de ignorarlo.
Con un poco de tiempo comprendí que en realidad la psicóloga solo servía para desahogarme, que la mayoría de las personas solo le pagaban a terapeutas porque no querían hacerse cargo de sus vidas de mierda y se lo dejaban a ellos para que les dijeran que todo estará bien y cargar toda la culpa en los padres o personas a su alrededor.
Cambiar no está en otra persona, nadie puede cambiar a nadie. No siempre y cuando tú no estés de acuerdo con ello. La única que puede cambiar su vida eres tú misma.

Siempre viviré preguntándome ¿Qué fue de esa pequeña que creía tan ciegamente en todos? Que creía que todo el mundo era bueno y vivía para ofrecer a otros lo que más pudiera. Era feliz con ello, realmente lo era.
Creía tan ciegamente en todos, que pensar en eso ahora me hace tener tanto miedo.

Recuerdo que cuando salía a alguna parte con mi familia, había vagabundos pidiendo dinero. Yo quería ayudar a cada uno de ellos, por supuesto que no tenía dinero, así que le pedía a mis padres. Aveces me daban, otras veces me ignoraban. Pero recuerdo especialmente que un día compre comida, y se la di a uno de ellos. La expresión de alegría no se compara con nada que hubiera recibido, fue lo mejor que me pudo dar.
<<Gracias, muchas gracias. Dios te lo pague.>> fue lo que respondió. Y recuerdo que por dentro pensé. <<Lo hace, créeme que lo hace.>>
Extrañaba tanto a aquella pequeña. Extrañaba ser así. ¿Por qué no puedo volver a ser esa yo?
Mi personalidad no puede depender de la sociedad.
Es extraño porque pensaba en esto tanto, cada día, cada hora. Me escondía en mi pasado para poder evitar mi futuro.

El Destino Existe (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora