SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

Capítulo 5

En eso llegaron Andy y Benjamín, y se formó aquel grupito en donde casi siempre hablaban de ellos.
Las niñas de segundo y tercero se morían por ellos, aunque no serían los típicos "crush" que una chica tiene.
Ellos eran jodidos, cada uno diferente, con ventajas y desventajas.
Carlos, el feucho del grupo, es de esos chicos que cuando lo vez te da ganas de darle un libro y mandarlo a leer. Con apariencia de rebelde como todos los del grupo, solo que él, más que rebelde, parecía ignorante.
De estatura baja, con varias espinillas en su rostro, de piel morena, cabellos castaños, lacios y algo levantados.

Benjamín, la vida de este chico era ir de evento en evento y vender entradas. Nunca ha estado en una relación, por lo que cada chica tiene claro que con él solo es de "encontrones".
A pesar de todos estos defectos, lo que podíamos rescatar de Benjamín es que no podríamos encontrar mejor amigo que él, y de eso estaba seguro Pablo, ya que tenían doce años de amistad. Benjamín es de estatura alta, demasiado, entre 1.71 y 1.74, de tes clara, ojos almendrados, cabello medio ondulado y rojizo, cuerpo bien marcado, pues junto a Pablo y Andy iban al gimnasio.

Andy, el más jodido de aquel grupito, su primera relación seria fue con una chica del gimnasio, él si se había enamorado, ella le fue infiel, por lo que él nunca quiso volver a tener otra relación seria, se acostumbró a bajar el autoestima y tratar mal a cada chica que consideraba una perra, por ejemplo Kasandra, además llegó a la conclusión de que las mujeres solo sirven para llevarlas a la cama, lucirlas y punto.
Andy es de estatura y contextura normal, piel morena, ojos cafés y cabello negro esponjoso.

Pablo, sus padres son divorciados, y nunca para con su padre, por lo que su tío materno, Paulo, se convirtió en su figura paterna.
Cada parte de este chico lo hace irresistible. Cuando quiere puede ser impulsivo y rebelde, cuando debe es cortante. Su pasión es entrenar, ama ir al gimnasio y aunque no parezca le encanta leer. En esos meses leía "Cincuenta Sombras de Grey" de Erika Mitchell, más conocida por el seudónimo de E. L. James.
Había tenido demasiadas relaciones en sus cortos 17 años, todas carnales, en todas había sexo, en ninguna amor. Actualmente estaba con Luz, una chica de quinto año, al igual que las demás relaciones, ya habían tenido sexo, por lo que seguro pronto terminarían. Su físico era envidiable, no era el típico chico que considerarían el mas guapo de la clase, pero el sí que era encantador. De piel clara, no llegaba a ser pálido, ni totalmente blanco; ojos color pardo; cabello ondulado, de color marrón oscuro, casi negro; estatura alta, unos 170 centímetros y músculos marcadoa gracias a un buen tiempo en el gimnasio.

-Estamos de suerte, el profesor de Álgebra ha faltado- dijo Benjamín.
-Hay que jugar "Dos minutos en el paraíso"- respondió Pablo, ancioso por retar a Patricia.
-Con Kasandra y Ximena la hacemos linda- opinó Carlos.
-Tú no la haces linda con nadie, mostro de mierda- se burló Andy, jodiendo como siempre.
-Y si mejor le decimos a Mia y a Patricia. Mia está mas rica- dijo Benjamín, quien definitivamente queria un encontrón con ella, y si se podía porque no con Patricia.
-Ya oe, con las cuatro, una para cada uno- dijo Pablo, quien no podía resistir las ganas de besar los labios de Patricia, que hace un rato le susurraron que no sentía nada por él.
-Y de relleno Xiomara y la fea- dijo Andy, esto último refiriéndose a Victoria, que así le decían de cariño.

Pablo y Andy, quienes ya tenían cierta confianza con Mia y Patrcicia, fueron en dirección a su sitio para invitarlos a jugar "Dos minutos en el paraíso".
Por otro lado Carlos y Benjamín fueron donde Kasandra y Ximena.

Patricia conversaba con Victoria, Mia con Blanca. Patricia estaba muy concentrada en lo que Victoria le contaba, todo sobre el "Mahatma Gandhi", pero lo que más le interesaba era saber sobre Pablo. Y hablando de él, se dio cuenta de que se dirigía a su sitio, pero fingió y siguió conversando.
Se sentó sobre la carpeta vacía, que se encontraba al frente de Patricia, Andy a su costado. La observaron provocativamente.
-¿Qué ven idiotas?- fingió molestia.
-Tú tienes la culpa Patricia, nos tienes locos a todos- dijo Andy, sarcásticamente, aunque tenía algo de razón, no exactamente a todos, pero sí a Andy y a Pablo.
-Vamos a jugar "Dos minutos en el paraíso" ¿Te animas Fernández?- le preguntó Pablo. Por primera vez la nombraba por su apellido.
Patricia calló al ver a Luz, aquella chica alta, extremadamente delgada, cabellos negros y largos, parada en la puerta, no muy lejana de dónde ella estaba.

-¿Qué pasa? Tienes miedo creo, sabía que no ibas aceptar, se necesita valentía Patricia.
Entonces ella acercó su rostro a la de él, rosando sus labios con las mejillas de él. Su piel era suave, él sintió su aroma, dulce, pero no al extremo, fresco y juvenil.
-Valentía es lo que me sobra Ricapa. Anda, deja de joder y recibe a tu enamorada para que deje de mirarme como si fuera una perra- le susurró, acercándose aun más. Victoria le había contado todo sobre Luz y las demás supuestas enamoradas de Pablo, resaltando que a ninguna las amó y que después del sexo todo acababa, por lo que de hecho más rápido que apurado la terminaba. Por alguna razón ella tenía tantas ganas de que lo haga, y ella fuera testigo de eso.
Pablo voltea y la ve con cara de pocos amigos, se dirige hacia ella.

-Se puede saber quién es la zorra con la que hablabas- habló Luz en voz baja.
-Tu sabías que mis relaciones no eran serias, igual quisiste estar conmigo, ahora no vengas a hacerme escenas de celos, que sabes que las detesto- le contestó serio, pero también en voz baja.
-Lo nuestro pudo ser diferente, yo te amo- dijo ella, pero no era amor lo que sentía, se podría decir atracción, pero sobretodo interés por hacerse más conocida y tener la atención qur no puede tener en su casa.
Él solo tenía cabeza para Patricia y sus provocaciones. El gusto crecía, a ese punto donde ni lo físico importa, el momento en el que te das cuenta que aparte de la atracción, lo que importa es que te gusta cafa parte de esa persona, su forma de ser, y lo único que quieres hacer es abrazarla y nunca soltarla.

Miró de reojo a Patricia, se dio cuenta que los observaba. Quiso llamar su atención, quiso saber que efecto iba a causar en ella al verlo con Luz. Hizo lo que Patricia deseaba que no haga.

-Tienes razón, lo nuestro debe ser diferente, te amo- mintió, esta vez lo dijo fuerte, aunque al último bajo un poco la voz. Y la besó, deseando que Patricia estuviera en su lugar.
Todos los vieron, en especial Patricia, quien le bastó con ver un poco para voltear, porque sino lo hacía de seguro se iba a notar su decepción.

-Pobre, creiste que Pablito se iba a fijar en ti por tus provocaciones, pero no te preocupes, era mejor que sepas ahora, que con él nunca se sabe- le susurró Kasandra, muy cerca a su oído, tabto así que Patricia tuvo que percibir el aliento amargo de su boca.
-Lo único que creo es que haz perdido tu crema dental- le susurró Patricia, apartándose lo antes posible.