Capítulo 7

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Patricia
-Hola Pa- saluda Patricia con un tierno beso en la mejilla.
-Hola cariño, hoy vamos a visitar a tu mamá, cumple dieciséis años de fallecida.
-Sí recuerdo ¿Y mi hermana? ¿Va a ir no?
-Está en un trabajo de la escuela, no va a poder ir.
-Yo también tenía uno, pero ¿Crees que no me acordé de mamá? Pareciera que no le importa.
-Patricia deja de hablar así de tu hermana. Sabes bien que después del tratamiento de tu hermana nos dijeron que no debería recaer en la depresión- respondió Gonzalo, cambiando la expresión en su rostro.
-No entiendo como mamá le puede causar depresión, ha de ser porque ella sabe algo que yo no.
-¡Cállate!- dijo Gonzalo , antes de intentar darle un bofetón en la cara <<¿Qué estoy haciendo? Dios ayuda por favor>> pensó, aunque en realidad no creía en Dios.
Los ojos de Patricia se llenaban de lágrimas, hace mucho que Gonzalo y ella no habían tenido una discusión así.
-Hija discúlpame por favor, hablaremos de tu mamá ayá ok?- le dice, limpiando sus lágrimas y acariciando su mejilla derecha.

Pablo
En otra parte, se abre la puerta del garaje de la casa de Pablo, su padre ha llegado hace una semana, después de dos semanas de vacaciones con su esposa e hija.
-Hola hijo ¿Cómo has estado?- preguntó Miguel, intentando ser amable, aunque no le saliera, algo extraño, ya que rara vez lo hacía.
-Hola ¿Hace cuánto llegaste?- responde de una forma cortante.
-Hace unos días ¿Y cómo está tu madre?
-Ni siquiera te importa papá ¿Por qué no me dijiste que habías llegado? Necesitaba plata.
-¿Cuánto necesitas? El sábado es la fiesta de tu hermana, te quiero ver ahí- dijo abriendo su billetera.
- Media hermana, no lo olvides. En fin me he acostumbrado a verla todos los días en el colegio. Lo necesario para ropa, gimnasio y condones.
-Toma, esto te alcanzará para eso y más.
-Gracias, cuídate.

Ni bien se retira Miguel, Pablo fue a buscar a su mamá, quien preparaba pasta para el almuerzo.
-¿Qué dice tu padre?- pregunta Fabiana Ricapa.
-Lo de siempre mamá, ya sabes, intenta hacerse el amable, me ha dado plata, estoy seguro que es porque quiere que vaya "presentable" al cumpleaños de Valeria.
-Hijo, es tu padre y esa muchacha, tu hermana, quieras o no siempre será así. -Es difícil aceptarlo, a esa niña recién la conocí este año.
-Si yo he podido superar, haberme enterado hace unos meses la existencia de esa niña, tú también lo puedes hacer.
-Ya mamá, ya, hay que almorzar.

Patricia
-No importa <<Ojalá nunca me hubiera enterado, habría preferido ser feliz ante una mentira>>.
-Mi amor, no te pongas así- dijo Gonzalo, abrazando tiernamente a Patricia mientras ella no dejaba de llorar.
-Esta bien papá, te amo mucho, no lo olvides.

Gonzalo y Patricia partieron vuelta a casa en su carro, ahí Patricia aprovechó aquel momento sentimental que tuvieron, para pedir que le deje ir al quince años de Valeria.
-Mañana tengo una fiesta ¿Me das permiso? ¡Dale di que sí!
-¿De quién y a que hora?- preguntó Gonzalo, algo extrañado, sabía que su hija era sociable <<Pero recién es Abril y ya le han invitado a un quinceaño>> pensó.
-Es de tercero, la conocí por la confusión dé salón en el primer día de clases, sí te conté.
-¿Hora?
-¿De 11:00pm a 3:00am?- preguntó con una cara graciosa y a la vez algo extraña.
-Estás loca Patricia 1:00am o nada.
-¡Papá! ¿Es en serio, estaré dos horas? Vamos déjame hasta las 2:30am y tu me llevas y me recoges en tu suzuki swift 2015, que tanto te gusta presumir.
-Hay mi pequeña provocadora ¿A quién habrás salido, tan persuasiva?
-Hay papá, no sé, dicen que a un tal Gonzalo- respondió burlonamente, más tranquila y olvidando lo que había pasado en el cementerio.

<<Ay no ya es la una de la tarde>> pensó Patricia al revisar su celular, todavía echada en su cama. Agarró sus pantuflas y se dirigió a la cocina, se preparó dos panes con queso derretido en el microondas y un yogurt dietético.
-Uy hermanita, hay que bañarse- empezó a molestar Astrid, como cada día.
-Hay mongola, es que ayer regresé cansada de mis clases de baile, y ya no me bañé- explicó riéndose de sí misma.
-Es asquerosa, tarada, pero así como es, la quiero a mi hermana- leyó Astrid, en voz alta, de la página de Facebook "Ahora un poema".
-Si tanto me quieres prestame tu vestido TFNC, el azul que tiene blusa de encaje.
-¿El corto?
-Sí, por favor As.
-En fin, ya no lo uso, me queda suelto.
-Es que estás bien flacucha hermanita, no lo llenas como antes.
-Hay que mongola que eres- tiró un pedazo de papaya en la cara de Patrcicia, ella le respondió tirando lo poco que quedaba de la pasta que había preparado su papá. Terminaron su guerra de comidas y como acostumbraba Patricia, dejó que todo lo limpiara su hermana y fue a bañarse.

SENTIMIENTOS ENCONTRADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora