-Tenemos que ir a tu casa, tu papá te debe estar esperando.
-¿Qué hablas? Mi papá llega a mi casa a las nueve.
-¿Y por qué dijiste que tu papá te esperaba?
-Quiero pasar tiempo contigo, a solas- le dijo, acariciando su cabeza.
-Estás loca por mí.
-No mi amor, siempre lo he estado.
-Asu..- fingió molestia. -Cómo va la relación con tu papá?- se sentaron un rato, en el parque que quedaba frente al colegio.
-Bien, ya no hablamos del tema de mi mamá.
-Así es mejor, sabes que me puedes contar lo que sea no?
-Lo sé, tú puedes hacer- respondió, sin terminar, Luz y sus amigas; Kiara y Alejandra, pasaron por su costado.
-Hola- Luz no dudó en saludar a Pablo, lo hizo demasiado coqueta, quería molestar a Patricia.
-Hola- Pablo, respondió de forma cortante. Patricia rió.
-¿Vamos no?
-¿Estás celosa?
-¿Celosa? Para nada.
-Ajá- rió para sí.
-¿Qué te ríes mongolo?
-¿Sabes que te amo?
--Te burlas maldito- fingió intentar pegarle.
-Es que tienes que verte.
-Ahora si te mato- le empezó a corretear, Pablo corrió, fingiendo estar en peligro.
-Imbécil, ya verás- ella tenía un gran físico, lo alcanzó y se tiró sobre él, aprovechando que estaban en otro parque.
-¿Qué me vas hacer? ¿Gritarme hasta morir?- siguió burlándose, hasta que en serio necesitaba ayuda. Ella le empezó a puñetear, pero reduciendo su fuerza, el seguía riendo.
-¿Estás con ganas de reírte, amor?- le empezó a hacer cosquillas.
-Basta, Patricia, en serio, te haré lo mismo, verás.
-Alcánzame- lo dejó y empezó a correr, el también tenía gran físico, obviamente la alcanzó. -Para, por favor, yo te dejé rápido, mi amor, en serio.
-Promete, no volver a molestar a tu enamorado.
-Te lo primero, pero para, ya pues- ambos reían.
-Te amo- dijo cuando paró, la miraba, estaba roja de la risa o tal vez de la cólera, también estaba despeinada, aún así le parecía la mujer más hermosa.
-Yo también te amo- empezó a reír.
-¿Qué te ríes?
-Estás sucio, cariño.
-Y tú despeinada.
-No importa- lo besó, pararon un rato, en medio del beso sonrieron. -Ahora sí, vamos- tomaron el carro, sólo encontraron un asiento, él obviamente dijo que se sentara.
-Conmigo no te hagas el caballero, siéntate, yo siempre voy parada.
-Pero te cargo.
-Contigo no se puede.
-Lo sé, pesas más de lo que creí.
-Si quieres me paro- rió.
-Obvio no, hueles delicioso.
-En serio, te hace mal andar conmigo.
-¿Por qué?
-Mi locura te ha contagiado.
-Te amo tarada.
-Yo te amo más, imbécil.Llegaron a su paradero, para su suerte, aún no oscurecía, Pablo notó un poco preocupada a su ahora enamorada,y no se equivocaba, pero prefirió dejarlo ahí.
-Ya te tienes que ir mi amor.
-¿Acá es tu casa?
-No, pero estamos cerca.
-Entonces te dejo en tu casa.
-¡En serio estás loco! Ya vete cariño.
-Te estoy hablando en serio ¿Por qué loco?- frunció el ceño y habló serio.
-Nos van a ver juntos.
-¿Y qué tiene?
-¿Patricia?- un chico muy apuesto, la saludó amablemente.
-¡Alberto! ¿Cuando llegaste? - empezó a gritar, se le veía muy emocionada, se colgó sobre él y lo empezó a abrazar.
-Hola enana, que tal has cambiado, estás hermosa- también se encontraba emocionado y la abrazaba con el mismo cariño.
-Exagerado, si hablamos todos los días por chat.
-Pero otra cosa es verte en persona.
-Tú no has cambiado nada- empezó a reírse. -Que tarada, lo olvidé, te presento a Pablo, un amigo del colegio.
-¿Qué tal?- saludó Alberto con extrañeza. -¡Hijo de puta!- Pablo, totalmente descontrolado le tiró un puñetazo en el labio. -¿Qué te pasa imbécil??- Alberto quiso golpearlo, Lo pensó bien, sabía que iba a perder.
-¡Pablo! Alberto, vete, te lo explico luego- dijo mientras calmaba a Pablo, pero con lo que acababa de decir lo estaba arruinando. -¿Explicar? ¿Te volviste loca?
-Te salvaste, porque eres amigo de Patricia, pero la próxima que te vea te parto la cara.
-¡Intentalo ahora!- gritaba. -¿Te volviste loca? - no dejaba de decirle a Patricia, ambos estaban apunto de llorar, por diferentes motivos.
-Disculpa, pero déjame explicarte- dijo mientras impedía que se vaya.
-¿En serio crees que hay una razón para decir eso?
-¡Si la hay!
-No entiendo, porqué aceptaste estar conmigo.
-¿Qué hablas?
-¡Te puse, te puse Patricia, en un lugar muy especial para mi! Pensé que tú hacías lo mismo.
-¡A mi no me grites! ¿Qué te pasa?
-¿Quién es Alberto, que no le puedes decir que estamos?
-¡Oh Dios! ¿Es en serio, Pablo?
-No lo puedes negar.
-¿Pero, negar qué? ¿Qué mierda estás pensando?
-¿Qué mierda pensarías tú si una mujer viene y me abraza así, si te niego en delante tuyo?
-Eres un tarado.
-Ahora yo lo soy, bien, me quito.
-¡Pablo!- gritó mientras él se alejaba, paró <<no lo hagas pensaba>> -¿Qué?
-Tal vez no nos conocimos lo suficiente.
-Pienso lo mismo, jamás creí que be ibas a hacer eso-
-¿Qué te hice?
-No decirle a tu ex, agarre, amigo con derecho o lo que Sea de ti, que ahora estás conmigo.
-¡Alberto es mi primo! ¿Qué mierda te pasa?
-Tú que creías si yo haría lo mismo, con que razón te negaría?
-¡Tengo dieciséis! ¿Qué crees tú que hubiera dicho mi primo si le digo que eres mi enamorado?
-Patricia, yo tengo diecisiete y no te niego.
-¿Y no te has dado cuenta en el país tan machista en el que vivimos? Eres hombre, es claro que puedes tener una enamorada, pero en serio crees que mi padre dejará que estemos, lo único que quería era que no nos separen, pero tú lo has hecho antes que ellos.
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SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
Acak-Patricia ¿Estás bien? No era para tanto- le dijo Pablo, agarrándole de la muñeca, deslizó sus dedos en la palma de ella, Patricia sintió un ligero cosquilleo, miró su muñeca, luego lo miró, por fin lo hizo, a pesar de haberlo evitado desde que lo b...