Me llamaba Dri.

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Sigo secuestrada.

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No quería pensar en lo que me esperaba cuando saliera de esa casa. No quería pensar en lo que sentía por Nico, o por Álvaro. Todo era tan confuso. ¿Me gustaba? ¿No, verdad? Solo era un chico más, Álvaro era mejor, ¿no? Y me pasaba así horas pensando.¿Por qué estaba tan confudida? Estaba sentada mirando a la puerta por la que antes se había ido Nico y no pude evitar esbozar una sonrisa. Me levanté y sonó un pitido. Rápidamente reconocí el sonido de mi Blackberry. Como loca la saqué de un cajón y vi que me avisaba de muy baja batería. ¿No se me había apagado el día del secuestro? Hm..qué raro. Entonces se me ocurrió la magnífica idea de pedirle a Nico un cargador. Sabía que él no me negaría nada. Como si me hubiera leído los pensamientos Nico entró por la puerta y una sonrisa se apoderó de mi rostro.

-¿Me echabas de menos? Te he traido algo de comer- dijo, siempre tan atento.

-Más bien me echabas tú de menos. Muchas gracias por la comida- la cojí y comí como si llevara días sin comer, la verdad esque estaba hambrienta.

-Nico, necesito tu ayuda- le dije seria.

-¿Qué quieres?

-¿Tienes un cargador universal?

Pusó cara de sorprendido, obviamente, no se esperaba que le preguntara eso. Me miró extraño y luego se rió. ¿ Se estaba riendo de mi?

-Pequeña Sandra, qué cosas tienes- me sonrió. Dios que sonrisa, esa sonrisa era simplemente perfecta.

-Voy enserio, necesito cargar esto- le enseñé mi móvil. Entonces pareció comprenderme y se movió ágilmente hasta el baño. Apareció con una sonrisa triunfante segundos después y de su mano colgando un cable. No pude evitar mirar lo sexy que estaba así apoyado en el marco de la puerta, dios, este chico me estaba provocando.

-Muchas gracias- le sonreí siendo consciente de lo que le causaban mis sonrisas y lo cogí. Enchufé mi bb y rápidamente se encendió. Pensareis quee exagero, pero no, mi móvil literalmente estaba petado con miles de llamadas perdidas. Se notaba que me habían estado buscando. La mayoría eran de Laura, de mi madre, de Álvaro y de Álex. La que me sorprendió fue una de Desconocido. Me crispé. No me esperaba eso para nada.

-¿Qué pasa?- me preguntó Nico. Por un momento me había olvidado de que no estaba sola.

-Nada, solo miro mis miles de llamadas perdidas- dije.

Decidí que llamaría a mi madre y luego a Laura para saber qué ha pasado con Carla. No sabía como estaría en el hospital y estaba muy preocupada.

-Adelante, llámala- me sonrió Nico. Fui directa al baño para hablar tranquilamente y llamé.

-¡Hija mía, no sabes cuanto te hemos echado de menos! ¿Dónde estás? ¿Qué te ha pasado? La policía te está buscando mi niña- me respondió la voz de mi madre que gritaba preocupada y a la vez contenta de saber de mí.

-Mamá, porfavor, escúchame. No tengo mucho tiempo, me han secuestrado los padres de Amanda. Creo que quieren sacarme información sobre el proyecto Hudalgo pero no sé nada así que no les funcionará. Pero no te preocupes por mí, estoy bien e intentaré escapar esta misma noche, sino vuelvo hoy llama a la policía. Diles que busquen la casa de Amanda Martínez. Pero no puedes decir nada, mantén la discreción porque un fallo puede costarme muchas cosas- le dije rápido, y luego me dí cuenta de que acababa de revelarle a mi madre que sabía algo sobre el proyecto, ups. Era una experta en cagarla.

-¿Cómo sabes sobre el proyecto?- se quedó perpleja.

-Mamá, no hay tiempo para eso, recuerda mis palabras y haz lo que te he dicho, te quiero.- me despedí y colgué sin darle tiempo a responder. Tocaba Laura.

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