Vuelta a casa

171 6 1
                                    

En casa por fin. El secuestro había marcado un antes y un después en mi vida. Ya no veía las cosas igual, había aprendido mucho. Es cierto que no había sido un secuestro muy duro y eso se lo debía a Lisa y a Nico.

Todos habían venido a verme, me habían echado de menos al parecer. Yo seguía asustada y lo último que me faltaba era tener que ver a Mario. ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué se empeñaba en hacer las cosas más difíciles?

-Hija, sé que no querrás hablar de lo que te ha pasado esta semana pero puede que sea importante que lo sepamos..-empezó mi madre.

-Está bien mamá, os lo contaré todo, voy a cambiarme primero.

-Muy bien, te esperamos aquí.

Miré a mi alrededor y vi las caras de todos mis amigos, que me sonreían cuando les miraba. Odiaba esas miradas de pena, compasión. El único que no me miró así fue Mario, él me entendía.

Bajé cambiada y con la cara lavada dispuesta a comenzar a hablar. Todos estaban sentados en los sofás del salón hablando animádamente y se callaron cuando me vieron.

-Antes de nada, quiero que sepáis que estoy bien- expliqué sentándome al lado de mi padre.

-Te hemos echado de menos, estábamos muy preocupados y hablo por todos- dijo Valeria sonriendo. Fui a abrazarla sin poder evitarlo. Todos se unieron en el abrazo, bueno, casi todos. Álvaro me miró apenado.

-Lo siento mucho Sandra- me dijo y me abrazó. En ese momento ya ni me acordaba de nada que había pasado antes del secuestro. Estaba un poco confusa.

Les conté todo acerca del secuestro evitando las partes de Nico y lo del proyecto Hudalgo. Escuchaban atentos a mi historia. En algunas partes sorprendidos. Cuando les conté cómo escapé se pusieron felices y pareció como si todo hubiera pasado. Y me di cuenta de que en verdad, no era así. Esto solo acababa de empezar. ¿Volverían a por mí al darse cuenta de que ya no estaba?

-Tendríamos que denunciar, no vaya a ser que vuelvan- dijo mi madre asustada. Pero yo sabía que si denunciaba descubrirían lo del proyecto y podrían acabar todos en la cárcel.

-Ya hablaremos de eso, mientras, disfrutemos de que ha vuelto sana y salva- dijo Blanca inteligentemente.

-Estarás muy cansada. ¿Tienes sed, hambre, sueño?- me preguntó mi madre.

Yo la miré sonriendo negándolo aunque en el fondo tenía un poco de sed, pero no quería que me trataran como si estuviera enferma.

Y, de repente, como si me hubiera leido la mente, Mario estaba delante de mí con un vaso de agua. Me miró a los ojos, no dijo nada, sólo me entregó el vaso y yo lo cojí sin nisiquiera mirarle.

Me conocía demasiado bien.

-La verdad esque estoy un poco cansada, quizás deba irme a dormir...- dije como excusa para poder escaparme de Mario. Todos me miraron comprensivos.

-Vete a dormir y descansa, mañana vendremos a ver como estás- me dijo Laura.

Fui dándole abrazos a todos y las gracias por venir. A Mario le miré y le dije un simple gracias. No necesitó más para saber que era su momento de irse.

Necesitaba estar sola esta noche.

Cuando todos se habían ido, me giré y miré a mis padres seriamente.

-Tengo que deciros una cosa.

-Dispara, Sandra- me dijo mi padre seriamente.

-Me secuestró alguien importante en el proyecto Hudalgo.

Sólo de DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora