Rara situación

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Tensión y preocupación se respiraban en el aire del autobús que iba de camino a esa calle de ricos.

-Rara situación- me dijo Carla rompiendo el silencio. La verdad es que aquellos viajes en autobús me ponían de los nervios.

-Bastante- le dije.

El viaje se hizo eterno para mi aunque solo fueron 10 minutos. Llegamos a la calle y pasamos por la casa de Andrés. Por curiosidad nos acercamos a la verja. Pudimos ver a una señora vieja, o al menos lo parecía que me recordaba mucho a alguien. Tenía el pelo canoso y por un momento pensé que era Paula, nuestra antigua profesora de sociales. Lo era y llevaba con ella a una chica alta y morena mucho mas joven que ella. Eso parecía normal pero estaban discutiendo de algo que no llegaba a entrar por mis oidos. No parecía una discusión normal porque estaban enfadados en exceso, les salía humo por las orejas. Se metieron en la casa y dejaron detrás de ellos un rastro de preguntas sin responder en mi mente. ¿Por qué se peleaban tanto? ¿Qué había pasado con Paula? ¿Quién era esa chica? De repente, volví a la realidad y me encontré a Carla tirándome del brazo en señal de que me moviera. Reaccioné rápido y llegamos a la casa que esta vez parecía mas oscura.

Luke nos llevó a una sala con muchos ordenadores bastante modernos en los que aparecían las imágenes de la casa.

Metimos el disco en el ordenador y empezamos a verlo.

Fueron eternos minutos de nada y nada hasta que por una parte apareció una figura alta vestida de negro. Entró a la cocina y Rai estaba ahí, cogió el bate y le intentó pegar. Como dedujimos la aboyadura era de cuando intentaba alcanzarle. Vimos horrorizadas como le atestaba repetidos golpes en la sien y la sangre recorría por el suelo en ríos.

-Es horrible- dije asustada.

-Y tanto-

-Seguro que era el mismo que asesinó a tus padres- le dije.

-Puede ser.

No mostró su cara en ninguna parte pero nos facilitó pruebas para saber cómo sucedió todo, solo faltaba el quién que era la parte mas difícil.

-Enséñenos las pruebas del bate, porfavor- le pidió Carla a Luke.

-No hay mucha información relevante pero a lo mejor sirve de algo.

Nos entregó un informe. Decía que había huellas de ADN que les servirían para saber los sospechosos pero que los resultados llegarían bastante tarde. Para entonces teníamos que haber resuelto ya el misterio, pero por si no lo resolvíamos iba perfecto.

Fuimos hacia la cocina, escena del crimen y observamos el rastro se sangre, ahora seca. No debía de ser muy listo porque dejó muchas pruebas, no era lo que se decía un crimen perfecto. Aparte mis pensamientos me decían que el crimen perfecto no existía y yo era bastante cabezona con mis creencias.

El rastro de sangre nos llevó a una habitación espaciosa y de ahí unas huellas (tambiénde sangre) hacia la ventana de aquella habitación. Estaba abierta y entraba un aire cargado del aire otoñal.

-Raro- suspiró Luke.

-¿El qué?- pregunté curiosa.

-Nada, solo que juraría que había cerrado esa ventana antes.

-Quizás el mayordomo la ha abierto- dijo Carla.

-Hoy tenía el día libre.

Le noté preocupado y yo también lo estaba. Miramos por la ventana y vimos como empezaban a caer gota a gota una lluvia pesada descargando toda la furia del cielo.

No seguían las huellas pero había al fondo un cobertizo o no sabía bien lo que era ya que mi vista bajo la lluvia no era muy exacta.

-¿Vamos allá?- pregunté curiosa, aunque sin dirigirme a nadie en concreto.

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