"Tranquila, estoy yo aquí"

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La de la foto es Valeria

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Me desperté contenta y entusiasmada porque hoy era por fin el día de ver a Valeria después de tanto tiempo.  

Bip! Pensaréis que era una adicta al móvil y tenéis razón.  

Desconocido: Le digo buenos días con todo mi mejor humor a las mas bella de las princesas porque sin ella np sería capaz de levantarme todas las mañanas con ganas de comerme el mundo.  

Ese desconocido me estaba volviendo loca con tantas frases preciosas, no tenía ni idea de quien podía ser.  

Yo: Buenos días a la persona que me alegra las mañanas con esas frases enternecedoras que demuestran cariño.  

Desconocido: El cariño solo es afecto yo lo que siento es amor.  

Yo: No se que responder cuando dices esas cosas, lo dejas difícil.  

Desconocido: No dices que me amas porque no sabes quien hay al otro lado de la pantalla.  

Era increíble como me leía la mente ese tal "Desconocido". Siempre sabía lo que estaba pensando, era tan irreal.  

Yo: ¿Lees mentes?  

Desconocido: Ojalá, pero solo puedo adivinar lo que piensas porque te conozco lo suficiente.  

Yo: Me vuelves loca, quiero saber ya quien eres.  

Desconocido: Cuando se acaba el juego se pierde la diversión.  

Yo: Pero si se quien eres podría seguir en el mundo real.  

Desconocido: La intriga hace que la ilusión sea mayor.  

Aaaarg! Necesitaba saberlo pero sabía que tenía que esperar. Me di cuenta de que si no empezaba a prepararme ya llegaría tarde, lo que me haría no poder ir al instituto con los demás. Le dije adiós y me respondió otra vez con: Las palabras que mas duelen. La verdad es que no entendía porqué siempre me decía lo mismo.  

Después de arreglarme fui abajo a desayunar, como siempre a esas horas, estaba sola en casa. Terminé tranquila y al abrir la puerta después de coger el bolso me choqué con alguien. Era Álvaro, que como siempre, llegaba en el momento mas oportuno.  

-¿Ya empezamos chocándonos por la mañana? Menos mal que no soy un árbol, chica- me dijo riéndose.  

-Has aparecido de repente, yo qe sabía- dije respondiendo también riendo.  

Estaba cerca, mucho, pero no tanto como deseaba que estuviese. Me perdí en sus ojos como siempre me pasaba y seguía sintiendo ese cosquilleo. Yo sabía que no podía ser, pero no podía engañarme a mi misma, era IRRESISTIBLE. Él también me estaba mirando a los ojos y la escena era bastante incómoda hasta que decidí romper el silencio.  

-¿Piensas pasar o qué?- le dije con ese tono cómico que solíamos usar entre nosotros.  

-Cuando te quites de la puerta podré- me dijo riendo.  

Entramos a mi casa y nos sentamos en el sofá. Puse la tele. Aunque por las mañanas no solían poner nada encontré, para mi sorpresa, una película de miedo. La dejé puesta sin mucho interés.  

-Ven, siéntate- le dije.  

Se sentó a mi lado, cerca y pude oler su perfume. Me encantaba, olía como si estuviera en el paraíso.  

La peli daba bastante miedo y cada vez que yo me asustaba él decía:"Tranquila, estoy yo aquí". Esas palabras hacían que me derritiera por dentro deseando abrazarle y no soltarle nunca. Él parecía tan tranquilo y cuando llegó la escena que más miedo daba grité y en un impulso presioné mi cabeza contra su pecho. No quería ver lo que pasaba y tampoco me interesaba. Él, notando mi miedo me abrazó y me volvió a decir esas palabras que tanto me gustaban. Entonces nuestras miradas se encontraron y yo intentaba controlarme las ganas de lanzarme. El problema era que seguramente él no quería nada conmigo lo que me causaba un gran dolor. Me levanté del sofá, apagué la tele y abrí la puerta. Me encontré una cesta con pasteles y mas rosas de colores, sobre todo blancas y rojas. Sonreí y la cojí. Encontré un sobre rojo como el de la vez anterior y esta vez decía: "Los pasteles podrás pensar que te hacen gorda pero para la mas bella de las pricesas solo la hacen mas hermosa. Te los dejo para que saborées lo más parecido a mis besos, dulces. Desconocido". Me había perdido en mi mundo cuando de repente regresé a la realidad al sentir un aliento en mi cuello.  

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