10.

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¡YA, ROMEO!

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Mantengo la vista en el reloj que está pegado en la pared mientras espero que sean las 12:00, creo que me llena de mucha curiosidad saber lo que ese chico tiene para mí en las gradas.

Me siento demasiado ansiosa, en realidad. Creo que jamás imaginé ver el lado amable de Matthew, y eso es algo de lo que me siento muy sorprendida.

Cuando el timbre suene podré ir a las gradas, la verdad es que esa es la hora de mi periodo libre. Espero que sea realmente interesante y que realmente me guste lo que tiene para mí. Mierda... casi puedo sentirme pequeña a su lado cuando pasó, casi puedo sentirme igual de pequeña como cuando estoy con Daniel.

En cuanto el timbre suena me levanto y me dirijo a la salida, pero soy llamada por Melissa y de inmediato me giro para no perder el tiempo.

—Necesito que me ayudes con lo de las leyes de Newton, además queda tiempo, tenemos la hora libre ¿no?

Asiento.

—Solo que quedé de ver a alguien y... hablemos más tarde mejor ¿si?

Mel rodó los ojos pero asintió a su vez.

—Bien, pero en verdad que necesito de tu ayuda.

—¡Yo te hablo! —grité a la vez mientras me alejaba, directo a las gradas.

Nada me detuvo para poder llegar.

En cuanto terminé de llegar, ahí estaba él sentado con un cuaderno entre las manos.

Subí hasta el peldaño en donde se encontraba, sonrió de medio lado al percatarse de mi presencia.

—Así que sí viniste.

—No encontré la excusa perfecta —me encogí de hombros.

—Cómo sea, ven. —Me acerqué a su lado, en donde tomé asiento, intrigada por lo que traía en las manos—. Cuando saliste hecha una furia del aula de detención y, admito, me reí por un rato, vi que dejaste caer el dibujo. Y sí, sé que me comporté como un idiota contigo, pero no podía simplemente no hacerlo, me gustó hacerte enojar.

—Qué lindo —dije irónica—. Bien, ve al punto.

Matt abrió la libreta y enseguida se mostraron fascinantes dibujos, hechos con lápiz, colores bien difuminados.

Solté un jadeo por la impresión y tomé la libreta de sus manos para comenzar a hojear cada uno de los dibujos.

—Esto es impresionante —susurré. Entre más miraba los dibujos, más los amaba—. ¿Los hiciste tú, Matt?

Con una sonrisa de medio lado, asintió.

—Es impresionante.

Había un dibujo de una bella gaviota en donde se ve claramente como extiende sus alas al volar. Me llamó demasiado la atención por los trazos bien definidos, era a blanco y negro, con una difuminación perfecta, preciosa.

—¿Te gusta? —preguntó.

—Me encanta —admití.

—Puedes quedártelo.

—¿Hablas en serio?

—Por supuesto, puedo dibujar más de esos.

Rodé los ojos, pero aun así le agradecí por el gesto.

Sueños secretos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora