24.

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TENGO MIEDO

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Tres días.

Eso es lo que había transcurrido para que Daniel tuviera algún cambio. Un cambio que nadie quería.

También dieron resultados de investigaciones que yo no tenía ni idea, supongo que para mantener la prudencia en el asunto. Un agente hizo estudios en las últimas acciones que Daniel realizó. También interrogó a los miembros del equipo y al final llegaron que Daniel fue envenenado intencionalmente.

Maldita basura.

Siento la necesidad de golpear algo. Si no fuera por Brenda que ya está haciendo un escándalo yo también lo haría, pero alguien aquí tiene que ser la prudente.

Un doctor sale de la habitación de Daniel y me sonríe.

—¿Eres su novia? —pregunta.

Le doy una sonrisa de medio lado y trato de asentir..., pero eso no es verdad. No soy su novia, y si no despierta jamás lo seré.

—No —musito.

Me dio un apretón en el brazo.

—Todo estará bien, si él no ha muerto porque no ha querido.

¡Oh!, pero que doctor tan sutil resultó ser.

—Es Daniel y sé que es fuerte.

Asintió y se marchó. Me dejó de nuevo sola con él, bueno, no estaba precisamente con él, pero me gustaba verlo y saber que las maquinas no dejaban de decirme que seguía vivo.

Simplemente me conformaba que por ahora su corazón siguiera latiendo.

Cuando salí de la clínica me fui a casa a intentar dormir, las noches no las podía pasar ahí porque papá me lo impedía, él y Selene se quedaban juntos y por las mañanas yo asistía a la escuela. Era algo a lo que me estaba acostumbrando.

A sentirme mal y sola.

Me acomodé en mi cama después de haberme dado una larga ducha, no sé quién decía que eso relajaba y que te hacía sentir mejor, porque está malditamente equivocado, yo me sigo sintiendo como la mierda.

Tomé mi portátil e hice algunas tareas para distraerme.

Logré avanzar algo desde que llegué pero mi mente rondaba siempre en cómo estaría Daniel en este momento. Me daba miedo que mi celular sonara, pues pensaba que una llamada en la noche y con la situación, no traería nada bueno.

La mañana siguiente era la más larga de mi vida. Creo que jamás pensé que viviría en una situación así. Pero me coloqué de pie y asistí a la escuela, traté de ser paciente y esperé.

Llegué al hospital junto a Nolan y esperé a papá que también debía ir al trabajo.

—Ellison —saludó Danna.

Me brindó un asiento a su lado, lo tomé.

—¿No sabes si ha pasado algo?

—No lo sé, pero creo que sí —susurró.

—¡Ellie! —el grito de Ethan me sobresaltó, y al parecer a Danna también.

—No grites, Ethan —lo regañó ella—. Estamos en un hospital. Prudencia, hombre.

Me reí de mi primo y lo incité a que hablara.

—Hay un posible donador.

Mi corazón latió con fuerza.

Sueños secretos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora