Sueños secretos [COMPLETA]

22.

NADA

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Estaba cocinando tranquilamente para papá, aún me daba miedo ser victima de su comida, así que simplemente me ofrecí a cocinar mientras él ordenaba la mesa. Al parecer era una tarde muy tranquila.

—Ellie, ya está la mesa lista. —Papá entró a la cocina y cerró los ojos olfateando lo que yo cocinaba—. Eres la genio en la fotografía y la cocina, hija, ya la hiciste.

Reí por su comentario y me centré en la comida que ya estaba a punto de hervir.

—Ellie, se me hace un poco extraño que no hayas querido ir a ver a los chicos jugar —dijo mientras sacaba las servilletas de un cajón.

Tragué en seco y bajé la vista.

—No me siento del todo bien, papá. —Sonreí a medias para que dejara el tema. Pero Robert Wise no era tonto, él era astuto y sabía que algo más pasaba en mi cabeza en estos momentos. Y una de las cosas que agradecía era que fuera prudente y dejara el tema.

—Bien, creo que iré a casa de tus tíos a ver en qué quedó el partido. Espero que Nolan y Daniel hayan conseguido alguna beca, por lo menos.

—¿Beca?

—Sí, ambos estaban emocionados por ello desde hace meses, cuando se enteraron que venían entrenadores del estado de Filadelfia a verlos jugar para entrar a regionales. Estoy orgulloso de mis chicos, aunque sean unos putos.

Apagué el fuego y no pude evitar sentir un poco de remordimientos. No cabía duda de que los planes que yo tenía iban en dirección sumamente contraria a los que tenía Daniel.

Papá me ayudo a servir la cena y me concentré en mi plato. Después de cenar en un ambiente relajado al lado de papá nos sentamos a ver una película. Sólo a papá se le ocurría poner una película en donde el romance es trágico y la tipa termina quedándose sola, por las malas decisiones que tomó con el protagonista. Terminé llorando y él riendo por mi reacción.

—No te burles, pá —dije limpiando una lágrima que se me escapó.

—Lo siento, pequeña. —Besó mi frente y se levantó para revisar su celular—. Es raro que Selene no me haya hablado para decirme cómo acabó el partido.

—Seguramente debe estar ocupada festejando que ganaron —sugerí.

—La llamaré más tarde.

Me levanté del sofá y subí a mi habitación. Necesitaba otra película.

—Papá —grité—. ¿Alguna otra película que quieras ver?

—Busca esas de princesas bailarinas que tienes, me gustan mucho.

—¿En serio, papá?

—Totalmente.

Rodé los ojos y saqué todas esas películas que estaban guardadas en el fondo de mi armario. Cuando bajé a la sala él ya tenía integrado todo de nuevo, hasta había más palomitas.

Reímos mucho por la estrategia que él tenía. Pues era que con ello recuperáramos el tiempo perdido. Porque ocho años separados no son fáciles.

Nos quedamos dormidos en el sofá. Mirando esas películas para niñas.

Su celular sonó a las doce con catorce minutos, lo cual era raro. Nadie llamaba a esa hora. Así que me incorporé y lo llamé.

—Pá, tu celular...