14.

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MADURA, ELLIE

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—¡No es posible, Robert! —grité, una vez que un alterado Daniel y una Selene enfadada salieran de casa.

Mantuve las manos apretadas en un puño, sintiendo mis mejillas arder de coraje, no quería aceptarlo, no me gustaba esa idea. ¿En qué cabeza cabía esa descabellada posibilidad? No era algo que quisiera hacer o incluso pensar, papá y Selene estaban locos al querer hacer semejante estupidez.

—Ellie, cálmate —habló, dando pasos lentos hacia mí, como si fuese un monstruo o algo parecido.

—¡Cómo pretendes que me calme si lo único que haces es esto! —Nos señalé a ambos— No me digas que quieres jugar a la casita feliz conmigo y tu novia. No te queda ya, papá.

Frunció el ceño, pensando en lo que dije. Los gritos en esta conversación no nos llevarán a nada, simplemente mi cerebro no quería procesar el hecho de que viviré con Daniel, un tiempo, según Selene.

Robert se mantuvo a raya, pareciendo confundido.

No era momento de confesiones, no quería gritar lo que hace años se quedó guardado dentro del cajón de cosas malas en mi vida. No parecía justo para nadie, porque hablaría mi lado irracional en estos momentos. Así que tomé una gran bocanada de aire alejando los malos recuerdos y esa necesidad de gritar a papá las cosas que en realidad sentía.

Pasaron varios minutos para que al fin llegara su respuesta.

—Esto no es un juego Ellie, es real. No me importa si quieres o no vivir conmigo, no es tu decisión, después de todo desde que llegaste te he dejado hacer lo que quieres, ya no —negó con la cabeza— se acabó toda tu libertad. ¿Quieres que sea un padre? Pues lo seré.

Entreabrí los labios, lo que pareció más un jadeo. Sorprendida. Totalmente sorprendida.

Pude ver como la vena del cuello de papá resaltaba, dando a conocer su enojo hacia mí.

—Crees ser la niña listilla —continuó—, te lastimamos cuando eras niña, pero eso no significa que debas interferir en nuestras decisiones hacia ti. Alondra te envió aquí con un propósito, yo cumplo con ello. Así que no te comportes como la niña mimada que no eres, creo que tu madre te consintió mucho los últimos años, así que haz algo por ambos, Alondra y yo necesitamos tu apoyo ahora. Madura, Ellie.

Cuando terminó de hablar sentí como mi labio inferior tembló y mis ojos comenzaban a cristalizarse a causa de las lágrimas que se avecinaban. Reprimí las ganas de llorar en ese instante, no quise que papá me viera en ese estado tan vulnerable.

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—¿Crees que eso es malo, Ellie? Vaya, chica, hay cosas peores —Mel, que sostenía una taza de cereal en su mano, me regañó. Parece que era la semana de "Todos contra Ellison".

Miré hacia afuera a través de la ventana, ver como las hojas de los árboles caían me relajaba algo de toda la frustración que sentía hacia papá. Los últimos días habían sido una total mierda a decir verdad, no le hablaba y no tenía intención de hacerlo. Solo verlo tan campante por la casa, como si nada sucediera entre nosotros me provocaba tortícolis y quería lanzarme contra él, bueno, no exactamente. Pero tampoco tenía otra alternativa, papá era quien estaba a cargo de mí, así como Selene de Daniel, y los dos no teníamos derecho a rechistar a las decisiones de ninguno de los adultos. Cómo odiaba eso.

Sueños secretos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora