Capítulo Once.

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Abby.

Entré a Skype y marqué rápidamente el contacto que me había dado.

Estaba asustada, probablemente por eso estaba haciéndolo.

Nunca había hablado de voz a voz con él, me daba espanto.

Pero ahora con el corazón en la garganta y el celular en mano estoy haciéndolo.

- ¿Abby? - respondió extrañado, era su voz. La voz del auténtico Shay Robertson.

El miedo me ganó.
- Oye, sinceramente estás siendo un poco espeluznante. ¿Cómo es que tienes esa foto?

- Abby... - susurró.

- Es en serio, por más que me encantes y me parezcas guapo, está siendo algo escalofriante. Necesito que, que, que, ¡pares! ¿Cómo es que de repente me conoces hasta las pecas de la espalda? - parloteé sin sentido.

- Abby - musitó y de cierto modo jadeó.

Salí de quicio.
- ¡Basta ya de decir mi nombre! ¿Por qué estás diciéndolo? - protesté.

Shay suspiró.
- Bueno, es que es la primera vez que me llamas y me siento... extasiado.

Mi corazón se detuvo.
- ¿Qué? - susurré perdida.

- Abby, ¿estás consciente que es la primera vez que hablamos voz a voz?

Mi cuerpo se congeló.
- Eh... sí.

- Tu voz es muy sexy - aseguró.

No supe qué decir.
Sentía que ninguna parte de mi anatomía era funcional ahora.

- La tuya... también - maldición, ¿no podía responder algo mejor?

- ¿Mi voz también te excita? - susurró seductor y a modo de broma.

Mis mejillas tomaron un intenso color escarlata.

- ¡N-No! - exclamé con la lengua y la mente atoradas - ¿Qué dices? ¿P-Por qué me lo dices?

- Pensé que a estas alturas podríamos ser sinceros con nosotros mismos - murmuró del mismo modo.

- Shay... - gemí.

- Repítelo, por favor. Justo como lo acabas de decir. Por favor - pidió.

Abrí la boca para responder, pero no quise porque sentí que de algún modo estaba hablándome sucio.

De repente se me olvidó porqué le había llamado.

- ¿P-Para qué? ¿Para que tengas algo qué recordar las noches en tu baño? - me indigné - ¡Olvida eso y responde!

Shay se echó a reír.
- Tranquila, pajarito. Vamos por partes.

Me enfurecí.
- ¡Al diablo las "partes"! Responde y ya.

Volvió a reír.
- ¿Sabes? Me encanta cuando estás enojada... me dan ganas de arrodillarme con las manos en la espalda a obedecer tus órdenes...

El comentario le prendió fuego a mis mejillas. Afortunadamente él no me podía ver.

- C-Cierra la boca -mi voz tembló - Dime ya.

Él soltó un suspiro a través de la línea.

- Mira, no es tan espeluznante como lo describes, ¿si? Resulta que me he estado comunicando con tu mejor amiga y eso...

Mis ojos se abrieron como platos.

- ¿Quién? - pregunté confundida.

- No te diré su nombre. Eh oye, ¿estás celosa? - aseguró con una sonrisa al otro lado del móvil.

Abrí mi boca en una "o".
- ¿Disculpa? ¡Claro que no!

- Si, si quieres obtenerlo, debes aceptar una videollamada por Skype conmigo, en tu laptop.

Sentí como si el corazón se saliera de mi pecho.

- ¿Qué diablos? - musité.

- Abby, necesito esa videollamada - frunció la boca - Anda, y te daré su nombre.

Mordí mi labio superior pensativa.
- No sé si alabarte por tu inteligencia u odiarte por la misma.

Rio.
- Tú decides, amor mío. Y de preferencia, hazlo cuando te vayas a dormir. Así podré verte en pijama.

Fruncí mi ceño con indignación.
- Maldito pervertido. Eres un... "alíen pervertido del planeta feromonas"

- ¿Kaicho Wa Maid Sama (1)? No sabía que te gustara, tenemos ahora algo más en común.

- Ugh adiós.

Colgué y arroje el celular a mi cama.

¿Una videollamada? ¿Con él? No, entonces sí era él.

¡Justo era su voz! ¡Tiene que ser él!

- No haré una maldita videollamada con Shay Levine Robertson - murmuré para mí.

><

1. Anime creado por Hiro Fujiwara.

Si fuera verdad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora