Capítulo Uno.

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– No puedo ocultarlo más... —dijo observándome con esos preciosos ojos verde esmeralda — ¡Te amo!

Mis ojos se llenaron de lágrimas.
– Daemon... yo... —me limpié la nariz con el dorso de la mano — ¿Qué hay de Katy?

Él respiró hondo.
– Kat no existe en esta historia, sólo somos tú y yo...

– Oh, Daemon —dije enamorada.

Me tomó de la cintura y atrajo mi cuerpo al suyo. Subió sus manos, las puso en mis mejillas y acercó su rostro al mío hasta que estuvimos a punto de empezar juntos un apasionado amor alienígena...

Y luego desperté.

• The nights go on. Waiting for a light that never comes. I chase the sun. Waiting for a light that never comes.

Ohhh Ohhh Ohhh

– Hijo de... mi mamá —murmuré contra mi almohada.

Alejé mi rostro del cojín y levanté mis pesados párpados.

Dios, cómo odio despertar, es lo peor de la vida.

Quizá sea porque amo dormir.

Pero, ¿hay algo peor que despertar?
Sí, que te despierten.

¿Habrá algo peor que eso?
Sí, cómo no.

Que te despierte tu torpe hermano con su música a todo volumen.

No me quejo por la música, a mi también me gusta Linkin Park, pero ¡no para que me despierten!

Me levanté de cama y me dirigí hacia mi armario. Comencé a rebuscar prendas para ponerme. Finalmente después de unos 10 minutos descartando ropa, me decidí por unos vaqueros ajustados, una blusa blanca sin mangas y una camiseta roja a cuadros.

Tomé mi bolso y salí de mi habitación.
– ¡Bájale a la maldita música, Billie!—grité cuando llegué al piso de abajo.

Pero mi molesto hermano no estaba ahí. En realidad no estaba por ninguna parte.

Revisé en la cocina, en el patio trasero, en el baño y nada.

Le resté importancia y me encaminé a la cocina por un desayuno.

Terminé comiéndome un pedazo de pastel de mi hermano y un vaso con leche.

Leche...

¡Me recordaba a Daemon!

Caminé hacia la puerta principal cuando sentí algo en mi bolsillo.

Busqué y me di cuenta de que había sido el celular que había vibrado.

Revisé las notificaciones, cayendo en la cuenta de que mi esposo imaginario había publicado en Twitter.

La nueva publicación decía:

"Hey, bueno, sólo quería confesarles que este sitio de Twitter lo dirigían mis agentes.

Por lo tanto, si ustedes me han estado escribiendo, la verdad lamento haberlos ilusionado"

JA, ¡lo sabía!
¡Abby gana esta vez!

Tuiteó algo más.
"Para compensarlo, he recuperado la cuenta personal en la que, les juro, que soy yo el que la dirigirá"

Ya, como si te fuera yo a creer.

Vaya, ¿por qué no me sorprende?
Lo siento Shay, pero yo ya lo sabía de antemano.

Lo que sí me sorprendió es que estuviera dispuesto a contestar verdaderamente todos los mensajes que su público le enviara a su cuenta.

Espera.
Abby, ¡reacciona! ¿es que no lo entiendes? Él sólo quiere hacerle creer a la gente que responderá sus mensajes.

Es un juego mental seguidor - ídolo. No caigas en estupideces.

Salí de casa topándome con una desagradable sorpresa.

– ¿¡Qué diablos estás haciendo!?—exclamé asqueada cuando vi a mi hermano Billie lavando el auto sin camisa y con unos shorts negros ajustados.

Estaba segura...
Estaba segura de que iba a vomitar.
— Lavando el auto —dijo — ¿no se nota?

La mueca de asco que tenía en mi rostro se acentuó.
– Creo que se nota demasiado.

Billie rompió en risas y continuó lavando el auto.

– ¿Cómo se supone que iré al centro comercial? —pregunté frustrada, sintiéndome como una estirada.

Billie me miró y se encogió de hombros.
– Puedes caminar —me sonrió con malicia.

Me puse los dedos en las sienes y lo fulminé con la mirada.
< Muere, muere, muere >

– Abby no seas geek —me reprendió mientras limpiaba el parabrisas.

Dios, ¿por qué si Sheldon Cooper puede hacerlo, yo no?

Una idea perversa me asaltó y entonces me volví a ver a Billie.

– ¿Y si hacemos un trato? —pregunté, rogando porque cayera.

Billie rodó sus ojos.
– ¿Cuál?

Me puse a pensar.

– Te conseguiré una cita con Georgia Huber si me prestas el auto —sonreí triunfante.

Billie me miró.
– ¿Georgia Huber no es la que besó a una chica en octavo grado?

Me puse nerviosa.
Jesús, ¿en serio se enteró?

– No, creo que la estás confundiendo...

Él enarcó una ceja y volvió a pulir los vidrios del automóvil.
– Te toca a patita, Abby —dijo con una sonrisa —a patita.

Rodé los ojos y bufé.

Entonces comencé a caminar hacia el centro comercial, no sin antes dar click al botón de "retwit" de la publicación de Shay.

No planeaba hacerlo pero...
Shay es Shay.

Ahora su perfil se llamaba ShadowsofShay21.

Entonces una curiosa idea me asaltó.
Di click al botón de mandar mensaje y le escribí:
"Hey :) "

Veamos si es este el verdadero Shay Robertson.

Comencé a caminar lejos de casa, perdiendo así, mi señal de Internet.

Me asusté cuando, después de unos minutos cuando mi señal estuvo a punto de desaparecer, recibí un mensaje de vuelta.
"ShadowsofShay21
Hola ;) "

Mi corazón se detuvo y mi mandíbula cayó al suelo.

¿Acaso él había..?

De acuerdo, esto si que comenzaba a dar miedo.

Guardé el celular en la bolsa y apresuré el paso para llegar más rápido a mi destino.

Necesitaba urgentemente hablar con Alejandra.

Si fuera verdad. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora