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-¿dónde estás?- solo dijo esas palabras y perdí el control de mis rodillas cayendo de golpe en el baño, el aún estaba dispuesto ayudarme después de la manera en como lo dejé, mi corazón latía a mil por hora y una parte de mi me decía que el aún me quería.

-Anyi ¿Dónde estás?- sonaba un poco desesperado

-alguien va a matarme hoy por orden de Frank- a la mierda, seamos honestos

-joder, ¿Dónde estás? Saldremos de esta, tienes que confiar en mí, tranquila no llores-

No sé en qué momento lo había empezado hacer, pero las lágrimas fluían y el dolor en mi pecho también, aun lo amo.

-estoy en el restaurant de siempre, encerrada en el baño-

-quédate ahí-

Ok esto está pasando, respira Mía respira, la verdad es que estoy más nerviosa por ver a Silvano que por el hecho de que puedo morir hoy, necesito avisar a Andy, esto cambia todo el plan,

-aloha-

-tenemos problemas Andy-

-¿estás en tu periodo?-

-no estoy de coña, Frank va a matarme esta noche y luego va por ti, tengo como esconderme, aunque ese es el problema-

-¿estás en un lugar a salvo?-

-vienen a buscarme-

-¿Quién?-

-Silvano-

-lo sabía-

-¿Qué?-

-sabía que en cualquier momento correrías a él, es un buen tipo, digo es un cabron de mierda que le roba a su padre y está metido en el fondo de la perdición, pero no dejará que nada te pase, ¿estás llorando? Te has vuelto una nena Mia-

-joder te quiero idiota-

-todas me quieren, lo sé-

-¿Hola hay alguien?-

-debo colgar Andy-

-avísame cuando estés a salvo-

Cerré el teléfono y me preparé para ver quien interrumpe mi momento en el baño.

-está ocupado- gruñí

- vine a llevarte con él,-

- ¿con quién?- entre abrí la puerta y vi a una señora de mediana edad, parecía cocinera o algo así.

-tenemos que movernos, saldrás por la cocina-

Sin añadir más la seguí, cuando estuvimos en la enorme cocina, me condujo a un pequeño almacén de comida y me dio un uniforme como el de ella, me quede como una boba sin entender,

-póntelo rápido niña- respiré y obedecí, cuando estuve lista me guiaron hasta una salida de empleados, la mujer me dijo que subiera a un auto negro, y antes de cerrar la puerta susurro buena suerte.

Afuera hacia frio y agradecí que el uniforme fuera mangas largas, con mi corto vestido estuviera tiritando, el auto negro estaba un poco apartado y a cada paso mi corazón latía más fuerte, cuando estuve frente a él, me quedé de pie sin saber qué hacer, entonces la puerta del copiloto se abrió, y lo vi, el brillo en sus ojos a pesar de la oscuridad y con una sonrisa cálida mis nervios se calmaron, subí al auto, nos miramos unos minutos sin saber que decir, el tomo mi mano y la besó, una lagrima se me escapó, y la beso también, sentir su aliento en mi rostro y volver a sentir pequeños gatitos en mi estómago, me hiso soltar una risita nerviosa, estábamos ahora más cerca mirándonos los labios, los ojos y respirando pesadamente, cuando creí que nada iba a pasar el junto nuestros labrios y me dio un casto beso, y sentí con ese detalle que iba a darme tiempo, con nuestras manos entrelazadas encendió el auto y con la voz más dulce que alguien pudiera dedicarme dijo:

-vamos a casa, ya estas a salvo mi amor-



AnyiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora