26.

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Álvaro sabía cómo hacerme reír, estaba comprobado. Durante todo el camino hacia el lugar en el que habíamos quedado con el resto, no paró de contarme chistes, a cada cuál más malo, y alguna que otra anécdota.
Para cuando llegamos donde estaba el resto eran cerca de las doce del mediodía. Carlos estaba corriendo por el campo, persiguiendo a una mariposa azul; lo cual me causó bastante gracia. Blas estaba sentado de espaldas a nosotros, y en frente suya, estaba Dani, junto a una chica castaña que no reconocí.
-Mira, aquí llegan los perdidos.-dijo Dani, poniéndose en pie, y ayudando a la chica a hacer lo mismo, para luego ayudar entre ambos a Blas.-Pensé que no llegaríais nunca.
-Fuimos a buscar a una invitada de última hora.-dijo David, señalando a Ana, que sonrió.
-¡Hola!-saludó enérgicamente.-Soy Ana, encantada.-dijo, y se acercó a darles dos besos a cada uno.
-Ven, Mara.-me llamó Dani, y obedecí.-Quiero presentaros a Cris, mi novia. Cris, ella es Mara y, bueno, Ana.-dijo y rió levemente al presentar a Ana, ya que no la conocía.
-¡Vaya, no te había reconocido!-dije con una sonrisa, y le di dos besos.-Y eso que te sigo en Instagram.
-Encantada de conocerte por fin, Blas habla mucho de ti.-me dijo ella, tras reír un poco.
-¡Bueno! Que yo también existo.-dijo Carlos acercándose a nosotros.-¿Qué tal, Mara?
-Muy bien, Carlitos, ¿y tú?-sonreí, y le di un abrazo a modo de saludo.
-Bien también.-dijo sonriendo.-¿Y quién es tu amiga?
-Ana, un placer.-se presentó ella misma.
-El placer es mío, querida.-dijo, haciéndola reír, y supe que era momento de retirarme elegantemente. Aún me quedaba alguien por saludar.
-Ya pensaba que te habías olvidado de mí.-dijo Blas con una media sonrisa cuando me acerqué.
-Anda tonto, ¿cómo iba a olvidarme de ti?-dije, y le abracé con cuidado de no hacerle daño. Le había visto el día anterior y casi parecía que hacía una eternidad que no estaba a su lado.
-No sé, como te vas con Dani y Carlos y me ignoras.-dijo haciendo un puchero que me hizo reír.
-¿Cómo te encuentras? ¿Qué te ha dicho el médico?-le pregunté, ayudándole a sentarse de nuevo, y poniéndome a su lado.
-Me encuentro mucho mejor, ya respiro por mí mismo.-dijo riendo.-Pero el costado sigue doliendo un poco, y me han dicho que deberé guardar reposo un tiempo.
-Pues ya sabes, sin hacer el cabra loca unos días.
-Lo malo es que la semana que viene tenemos el concierto de Cadena 100.-dijo haciendo una mueca.-Espero estar a punto para entonces.
-Tómatelo con calma estos días y ya verás como todo sale bien. Aún queda una semana, tienes tiempo para recuperarte.-dije y él sonrió. Me encantaba su sonrisa.
-Vaya con tu amiga, no se separa un rato de Carlos y David.-dijo, señalando a Ana, que estaba sentada entre ambos chicos, hablando animadamente y riendo a carcajadas.
-Es muy extrovertida ella.-reí.-Voy a ver si puedo ayudar a Dani con algo, parece que Fanny y él van a tirarse de los pelos en breve.
Y era verdad, ambos discutían sobre si debían sacar ya la comida y empezar a prepararlo todo, o esperar un rato más. Me acerqué a ellos y logré poner paz, aún era temprano para sacar la comida, pero si que podíamos sacar algo de bebida.
Fanny le llevó un vaso de Coca-Cola a Blas y se quedó allí hablando con él, mientras yo les llevaba algo de beber a Carlos, Ana y David. Vi a un lado a Álvaro, sentado sólo, mirando el móvil; por lo que, tras llenar dos vasos de Coca-Cola, fui directa hacia él.
-¿Por qué tan solito, Álv?-llamé su atención con una sonrisa, y le tendí uno de los vasos, que cogió tras guardar su móvil.-¿Te pasa algo?
-Nada, tranquila, estoy bien.-dijo, aunque no sonaba muy convincente; así que me senté a su lado.
-Puedes contarme lo que sea, sé que hace poco que nos conocemos, pero si puedo ayudarte en algo...-dije, en un intento de generar confianza entre ambos, aunque los nervios me podían, y él debió notarlo, porque le escuché reír.
-Eres adorable.-dijo con su preciosa sonrisa dibujada en su cara.
-Arg, vete a la porra.-dije y volvió a reír.
-Me pregunto si no te echarán de menos tus padres por casa, últimamente pasas mucho tiempo fuera.
-Uy, no te preocupes por eso. Si me parase a pensar en ello no saldría nunca, mi padre se ha vuelto dependiente de mi estos últimos meses.
-¿Y tu madre?
-¿Mi madre?-repetí y solté un bufido.-Esa no me echa de menos, tranquilo.
-¿Por qué no?-preguntó confundido.
-¿No te lo ha contado Blas?
-No...
-Mi madre nos abandonó a mi padre, mi hermana y a mí hace seis meses. Desde entonces todo lo que sé de ella son cosas malas. Parece empeñada en hacernos la vida imposible, pero lo lleva claro.
-Ven aquí, anda.-dijo, dejando el vaso en el suelo, y rodeándome con su brazo para atraerme hacia él.-Lo siento mucho.-susurró.-Si lo hubiera sabido no habría sacado el tema.
-No te preocupes.-suspiré, pero no me moví de donde estaba, siendo abrazada por él.-A veces es duro, pero no pasa nada.
-Claro que es duro, es tu madre. Si necesitas cualquier cosa, lo que sea, avísame. Si yo no estoy en Madrid estará Fanny, y si no está ella seguro que mi madre, mi padre o quien sea puede ir a ayudarte.
-No hace falta, están mis abuelos y mis tíos.
-Lo digo completamente en serio.-dijo, y se separó un poco de mí para sacar su móvil del pantalón.-Dime tu número y te hago una perdida, así se te graba mi teléfono; y cualquier cosa que necesites me llamas. Aunque sólo sea para hablar del tiempo porque te sientes sola.
-Álvaro...-titubeé, ¿de verdad iba a darme su número de teléfono?
-Vamos, tu número.-insistió.
-608563788.-cedí finalmente, y él sonrió. Al momento mi teléfono comenzó a sonar en el bolsillo del pantalón con la canción Make my day.
-Me gusta tu tono de llamada.-dijo riendo.
-Arg, calla.-dije dándole un leve golpe en el costado y él rió otra vez.-Me haces bullying.
-Pero es bullying con amor.
-Ya, ya. Eso dicen todos.-dije sin poder evitar sonreír, mientras guardaba su número en mis contactos.
-¿Cómo me has guardado?-preguntó.
-¿Y tú a mí?-contraataqué.
-¿Si te lo digo me lo dices?
-Trato hecho.
-Te he guardado como Maruchi.
-¿What?-dije riendo.
-Es broma, te tengo como Mara y una carita sonriente. Venga, te toca.
-Alvarito y carita sonriente.-dije y él sonrió.
-Ala, ala, qué copiota.-dijo riendo.
-Copiota tú.-dije sacándole la lengua, y volvió a abrazarme.
-No logro entender como una madre puede abandonar a sus hijas.-murmuró.
-Según ella necesita vivir su vida, dice que ya ha mirado suficiente por nosotras... Elegimos irnos con mi padre cuando se divorciaron, supongo que aquel fue nuestro error. Y lo peor es que cada vez que hablo con ella me dice más cosas malas sobre mi padre, siempre saca algo nuevo... No sé qué necesidad tiene de hacer lo que hace.
-Eso no es una madre, Mara. Siento decírtelo así.
-No hace falta siquiera que me lo digas, soy muy consciente.-suspiré.-Lo malo de todo esto es que ahora tengo que cuidar de mi hermana mientras mi padre trabaja. Tengo que hacer de madre y de hermana mayor al mismo tiempo, y ella no colabora demasiado...
-No te preocupes, verás cómo todo mejora.-dejó un tierno beso en mi frente, y me abrazó con más fuerza.-No estás sola, Mara, no lo estarás nunca más; te lo prometo.
No dije nada más, no me salían las palabras; tan sólo me acurruqué en su pecho, disfrutando de su compañía. Él se limitó a sosternerme por la cintura con su brazo bueno, y apoyó su barbilla sobre mi cabeza. Estaba realmente a gusto en aquel momento, no me hubiera cambiado por nadie en el mundo.

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