25.

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Estuvimos hasta bien entrada la noche hablando, sentados en el suelo junto a la cristalera, observando la luna y las estrellas. Los ojos se me cerraban, tenía la cabeza apoyada en su hombro, y nuestras manos estaban entrelazadas; por eso, cuando cabeceé la primera vez, David se dio cuenta.
-¿Tienes sueño, pequeña?-susurró en mi oído.
-Un poco.-dije, y bostecé, haciendo que él riera.
-Vamos, anda; que te llevo a la cama.-dijo, poniéndose en pie, y con una facilidad impresionante, me cogió en volandas, echando a andar hacia el pasillo.
-Bájame, puedo andar.-dije riendo.-Y necesito mi bolso.
-Eres una princesa, y te trato como tal.-dijo, volviendo sobre sus pasos, y echandose al hombro mi bolso.
-No soy ninguna princesa.
-Para mí lo eres.-me dio un beso en la mejilla que hizo que me sonrojara; y abrió una puerta, dejando ver una habitación de paredes moradas con una cama de matrimonio.-Tu habitación.-dijo, bajándome al suelo y pasándome mi bolso.
-Gracias.-sonreí.
-No tienes que darlas.-dijo sonriendo también, y me dio un cariñoso beso en la frente.-Buenas noches, bichito.
-Buenas noches, pastelito.

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Me desperté con la luz del sol golpeando en mi cara, y me revolví entre las sábanas, que olían a limpio; y sonreí entre bostezos, había soñado que me quedaba a dormir en casa de David y que me había llevado hasta mi habitación en volandas como a una princesa...
Abrí los ojos como platos, dándome cuenta de que no había sido un sueño. Estaba en casa de David, en la habitación de invitados, con la camiseta grande que había guardado en mi bolso para usar como pijama.
Había dormido realmente de maravilla, la cama era muy cómoda, y no se escuchaba un sólo ruido. Me levanté y salí de la habitación procurando no hacer ruido, era posible que David siguiera dormido y no quería despertarle; por lo que fui en silencio hacia el cuarto de baño.
Abrí el grifo para lavarme la cara y quitarme los restos de maquillaje que quedaban del día anterior. Busqué por los cajones un cepillo o un peine para peinarme un poco, y me recogí el pelo en un moño con la goma del pelo que llevaba en la muñeca.
Salía del baño para volver a la habitación cuando se abrió la puerta de en frente, dejando ver a David, ya vestido y peinado, con Boo justo detrás de él.
-Buenos días.-dijo con una sonrisa.-¿Qué tal has dormido?
-Muy bien.-dije, respondiendo a su sonrisa, algo sonrojada.-Voy... voy a cambiarme.
-Yo voy a preparar el desayuno, no tardes.-dijo, caminando hacia la cocina.
Entré a la habitación y cerré la puerta, para ir directa a la silla que había en la esquina, en la que estaba mi bolso con mi ropa. Saqué los vaqueros y la camiseta y me cambié con rapidez, poniéndome las votas del día anterior y cubriéndolas con el pantalón. Guardé el vestido, las medias y la camiseta de dormir nuevamente en el bolso, y con este colgado del hombro, salí del dormitorio camino del salón.
El olor a café que provenía de la cocina me embriagó por completo, y fui con más prisa hacia allí, ansiando una taza cargada de cafeína.
-¡Qué bien huele!-dije entrando a la cocina, y David sonrió al verme.
-¿Con leche?-me preguntó.
-¡Si, por favor!-dije acercándome.
-¿Azúcar?
-Tres cucharadas.-tras echar el azúcar me tendió la taza, que empecé a remover lentamente, mientras él se servía su propio café.-Gracias por dejar que me quedara.-dije, tras dar un sorbo al café.
-No tienes que darme las gracias, bichito.-dijo con una amplia sonrisa.-¿Quieres algo de comer? Tostadas, galletas, fruta,... Lo que quieras.
-No suelo comer nada para desayunar, me suelo conformar con el café.
-Venga, anda, cómete aunque sea una manzana, ¿o prefieres un plátano? Creo que también tengo naranjas.-dijo, abriendo la nevera.
-Una manzana estará bien.-cedí, y cogí la manzana que sacó de la nevera.
Desayunamos sentados a la mesa, mientras veíamos a Boo peleándose con uno de sus muñecos y moviendo la cola feliz.
-¿A qué hora pasa tu padre a buscarte a casa de tu amiga?-me preguntó David, sacándome de mi ensimismamiento.
-A eso de las tres de la tarde, le dije que iba a comer con Ana.-respondí.-¿Por?
-¿Crees que podrías deshacerte de tu padre unas horas más? Me acaba de escribir Dani, le han dado el alta a Blas y han quedado todos para pasar el día, y cuando le he dicho que estaba contigo me ha dicho que te llevara.
-Bueno... podría intentarlo. ¿Donde vamos a ir?
-Al campo, por lo que tengo entendido.
-Vaya... pero yo estoy en tacones.-dije haciendo una mueca.
-Espera un segundo.-dijo, tecleando en su movil, y minutos despues sonrio y me miro.-Viene Fanny, dice que si quieres te deja algo de ropa. ¿Que talla usas?
-Una mediana.
-¿Y de zapatos?
-Cuarenta.-dije, apoyando la taza en la mesa.
-Vale, solucionado. Fanny dice que vayamos a su casa y te deja la ropa que quieras.
-Bien, yo voy a llamar a mi padre... y a decirle a Ana que tendremos que quedar otro día.
-Oye, ¿por qué no la invitas a venir?
-¿Seguro?
-¿Por qué no?-dijo encogiéndose de hombros.-Si es amiga tuya seguro que es buena chica.
-Puedo asegurarte que sí.-dije poniendome en pie, móvil en mano.-Voy a llamar a mi padre.
Fui al pasillo al tiempo que marcaba el número de mi padre en el teléfono. Dos timbrazos después, escuché su voz al otro lado de la línea.
-¿Mara? ¿Ocurre algo?
-No, tranquilo, papá.-dije calmándole.-Te llamaba para preguntarte si puedo quedarme toda la tarde con Ana, es que la ha llamado un amigo y nos ha invitado al cine.
-¿A qué hora vas a volver? Es que he quedado con tu tía para cenar, vienen a casa.
-Pues no lo sé, a decir verdad. Intentaré estar allí como muy tarde a las nueve.
-Bueno, tú verás. Yo solo te digo que a las diez están aquí tus tíos. Pásatelo bien.
-Gracias, papi. Nos vemos luego.-dije y colgué el teléfono.
Había sido fácil, demasiado tal vez. Seguramente algo me esperaba en casa. Marqué el número de Ana, que contestó en seguida.
-Mi ligona hermosa, ¿vienes a verme ya? Por ir haciendo la comida y eso.
-Pues eso te iba a comentar, ¿te hace un día en el campo? David y sus amigos nos invitan.
-Hay mucho misterio alrededor de ese tal David, tengo ganas de conocerle, ¡me apunto!
-Perfecto, espera un segundo.-volvi al salón, donde David reía mirando la pantalla del móvil.-David, dice Ana que vale; ¿qué la digo?
-Dile que en media hora esté preparada, vamos primero donde Fanny y Álvaro y luego por ella.-respondió, levantándose de la silla.
-Vale.-sonreí, y volví a salir al pasillo.-En media hora pasamos a buscarte, prepárate. Irán con nosotros en el coche dos amigos más.
-Voy a cambiarme pero ya. Nos vemos ahora.
Me colgó el teléfono y volví al salón con David, que me estaba esperando con mi bolso en la mano, y tras darme mi chaqueta y él coger la suya y las llaves, salimos del ático en dirección al garaje.
La casa de Álvaro no estaba muy lejos de la de David, y nada más recogerle, fuimos a la de Fanny. Subí con ella rápidamente y me prestó unos vaqueros oscuros y unas deportivas, además de una blusa de flores más adecuada que la camiseta de tirantes que llevaba. Le di las gracias mil veces y bajamos corriendo para salir de allí e ir a buscar a Ana.
Le indiqué a David por donde ir en cuanto entramos a mi pueblo, y en cinco minutos nos encontrábamos en frente de la casa de Ana, donde ella nos espera justo en la puerta, mirando su móvil.
-Álvaro, ponte tú delante y que las chicas se sienten atrás, para que no te hagas daño en el brazo.-dijo David, al tiempo que se quitaba el cinturón.
Bajamos todos del coche, y Ana nos miró ojiplática desde donde estaba. Corrí literalmente a abrazarla, pero ella seguía e shock y me devolvió el abrazo torpemente.
-¿Por qué no me habías dicho que tu ligue era David el de Auryn, puta?-me susurró, y yo reí levemente.
-No lo creí importante.-dije quitándole hierro al asunto.
-Y supongo que, el resto de sus amigos serán los demás de Auryn, aunque ya veo que os habéis traído a Álvaro.
-Supones bien.-sonreí.-Ven, que te les presento.-tiré de su mano y la llevé hacia el coche, donde estaban los tres de pie, hablando tranquilamente.-Chicos, os presento a...
-Encantada, soy Ana.-me interrumpió Ana que, para mi sorpresa, se acercó a cada uno y les plantó un beso en las mejillas a David y Álvaro, y a Fanny le dio un abrazo.-A vosotros dos os conozco por la loca de Mara, pero a ti no...-dijo mirando a Fanny.
-Soy Fanny, la hermana de Álvaro.-dijo sonriendo divertida.
-¡Oh! Pues no os parecéis nada, tú eres muy guapa.
-¡Oye!-se quejó Álvaro, y no pude evitar reírme.
-Déjala, ella es así.-le dije con una sonrisa y él negó levemente con la cabeza, riendo.-¿Qué tal está tu brazo?
-Pegado al cuerpo gracias a mi hombro.-dijo moviéndolo hacia adelante todo lo que podía con el cabestrillo.
-Y luego la loca soy yo.-me reí.
Nos subimos todos al coche y emprendimos la marcha hacia el lugar en el que David había quedado con Dani, que ya había recogido a Carlos y Blas del hospital. El viaje fue bastante divertido, Ana y Álvaro no paraban de picarse el uno al otro, y David de vez en cuando intervenía, siempre a favor de su amigo, haciendo que Ana la tomara con él por un rato; mientras que Fanny y yo nos limitábamos a reír y negar con la cabeza por tanta tontería como decían.
Como lugar para pasar el día, Dani había elegido un parque natural que había en la sierra de Guadarrama. Tuvimos que dejar el coche en el aparcamiento de un bar que había allí e ir andando hasta el lugar en el que estaban los tres, y que, al parecer, ya habían visitado con anterioridad; puesto que David iba muy seguro de si mismo por el camino, hablando tranquilamente con Ana y Fanny.
-Bueno, cuéntame, ¿qué tal la cena anoche?-me dijo Álvaro, que me esperaba en medio del camino, puesto que me había rezagado.
-Serás cotilla.-dije, y él rió.
-Tan sólo quiero saber que tan bien lo ha hecho David en vuestra cita para poder superarle.-dijo como quien no quiere la cosa, y contuve las ganas de pegarle un codazo porque estaba lesionado, que sino...
-No era una cita. Cenamos y hablamos, nada más.-dije, mirándome los pies.-No pasó nada.
-Algo me dice que querías que pasara.
-No he dicho eso.
-Y yo no he dicho que tú lo hayas dicho, tan sólo que se nota que querías que hubiese pasado algo.
-No.-dije seca, y suspiré.-Lo siento, es que... no tengo ganas de hablar de eso.
-Tal vez me precipitara el otro día con lo que te dije de David, pero no mentía cuando dije que no es el único al que le gustas.-le miré con una ceja alzada y él sonrió.-Sólo tuve que verte para saber por qué Blas hablaba tanto de ti, no sé, eres especial. Tienes algo.
-Álvaro Gango, gran cantante, mejor poeta.-dije rodando los ojos y ambos reímos a carcajadas.
-Sigues debiéndome un café.
-Debo demasiados cafés en esta vida, voy a tener que conseguirme una agenda para planificarlos todos.
-Pues me pido el primero, si se puede.
-Llegas tarde, esta mañana me tomé el café con David.
-Mala pécora.-dijo riendo.-En cuanto tenga el brazo curado y el coche arreglado no te me escapas.
-¿Pretendes secuestrarme, Gango?
-No me des ideas...-dijo con una media sonrisa que dio paso a sonoras carcajadas, que llamaron la atención del resto del grupo, haciendo que nos miraran como si fuéramos perros verdes.-No escuches, los raros son ellos.
Y al oírle decir aquello, mi sonrisa se hizo diez veces más grande.

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LO SIENTO MUCHÍSIMO.
Así en mayúsculas.
Siento mucho no haber subido estos días, pero los exámenes me tienen hasta arriba, odio a Platón, a Aristóteles y a quien los trajo al mundo, que bien a gustito debió quedarse.
Y ahora a lo importante, ¿por qué David no se lanzó y besó a Mara, pero la trata como a una princesa? Y Álvaro un día de estos escalabra a Mara de tanto tirarle fichas xD
¡Un beso enorme! ♥

Twitter {Auryn}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora