59.

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Una semana después de la gran reconciliación, nos hallábamos todos en Warner, trabajando muy duro para terminar con todo y que ese fin de semana antes del lanzamiento del CD, los chicos pudieran descansar.
Estaba sentada en una mesa grande, revisando con Alba unos papeles de la academia que me había traído; mientras los chicos grababan una entrevista en la habitación de al lado. Sonia y Rocío estaban medio tumbadas en los sillones que había en la parte baja de la sala (que era a doble altura), junto con Edgar y Albert de Amelie, que aunque ya habían terminado con sus compromisos allí, no tenían nada mejor que hacer y se quedaron allí, haciendo compañía a los que estaban libres de tareas.
-Le llevaré a Agustín esto cuando lo tenga terminado, no te preocupes por nada.-dije quitándome las gafas y guardando los papeles en la carpeta.-¿Vas a estar estos días por la academia?
-Probablemente mañana me pase un rato, y el martes he quedado con Agustín para ayudar a una de las alumnas con una cosa.-dijo haciendo memoria.
-Mañana no te lo aseguro, pero para el lunes o el martes lo tendré y lo llevaré a la academia.
-¿Quedamos el martes allí? Podemos ir luego a dar una vuelta juntas.-dijo con una sonrisa.
-Me parece una buena idea, el martes los chicos tienen un partido de tenis y no tenía nada que hacer, así me distraigo.-guardé las gafas y la carpeta en mi bandolera y me levanté de la mesa.-¿Quieres algo de beber? Voy a coger una botella de agua.
-Cógeme a mí otra, te espero abajo con las chicas, voy a sacar unas galletas que he traído y merendamos.
Fue un rato bastante entretenido, las galletas que Alba trajo estaban riquísimas; e hice muy buenas migas con Sonia y Edgar, tanto así que terminamos intercambiando números. Con Rocío las cosas eran extrañas, ya la conocía del cumpleaños, igual que a Sonia y Alba; pero estaba claro que no nos llevábamos del todo bien, ni siquiera me había dirigido la palabra en lo que llevábamos de tarde salvo para decirme hola cuando llegué.
-¡Mara, sube, corre!-escuché decir a Álvaro desde la sala en la que les estaban entrevistando, y tras disculparme con las chicas, salí corriendo hacia la sala.
-¿Qué pasa? ¿Qué necesitáis, chicos? ¿Estáis todos bien?-pregunté, asomándome por la puerta abierta.
-Lo que te decíamos, Vera; aún siendo más joven que nosotros, nos cuida tanto como Magí o Franchejo.-dijo David con una amplia sonrisa.
-No entiendo nada.-dije confusa, y Blas rió, indicándome con un gesto que me acercara a él.
-Nos ha preguntado por ti, y queríamos enseñarle lo atenta y maravillosa que eres.-me dijo, sentado en el sillón, cogiendo mi mano con la suya.
-¡Me habéis asustado!-dije cabreada, y le di una colleja a Blas, que se quejó.-Son mala gente, les gusta gastar bromas pesadas.-añadí, en dirección a la entrevistadora, que rió divertida.
-¿Te importa que te haga unas preguntas?-me dijo amable.-Nada personal, sólo lo estrictamente profesional.-miré a los chicos en busca de su opinión, y todos asintieron con la cabeza, así que accedí de buen grado.-Vale, siéntate donde puedas y empezamos.-dijo sonriente, y Álvaro inmediatamente me hizo hueco a su lado, entre él y David.-¿Cómo es trabajar con ellos?
-Mas que con ellos, para ellos.-bromeé.-Es fácil, son buenos chicos; y añádele a ello que cuatro son mis amigos y el otro es mi novio, siempre hay buen ambiente.
-¿Qué dirías que es lo peor de tu trabajo?
-Las constantes idas y venidas a la tienda de alimentación.-dije riendo, contagiando al resto con mi risa.-Más que comer, devoran; y no lo digo sólo por Carlos.
-¿Qué te pide cada uno? ¿Mucha bolsa de comida basura?
-Los que menos piden son Dani y David; suelen apañarse con un bocadillo del bar de en frente. Álvaro es más de golosinas, Blas de patatas fritas; y, como ya es sabido, a Carlos, le traigas lo que le traigas, si lleva chocolate, le encanta.
-O sea que no mientes cuando dices que eres adicto al chocolate.-comentó divertida en dirección a Carlos.
-Nunca mentiría con algo así.-dijo, fingiendo seriedad, pero luego se echó a reír.
-¿Y tú? ¿Eres más de dulce o de salado?-preguntó, devolviendo su atención a mí.
-Eso puedo respondértelo hasta yo.-intervino David.
-Mis patatas siempre acaban en sus manos.-dijo Blas riendo.
-Y no es raro que me desaparezca alguna que otra gominola.-añadió Álvaro.
-¡Me estáis dejando como una glotona!-dije fingiendo molestia, y todos rieron.
-¿Y para vosotros, chicos? ¿Cómo es tener a Mara trabajando a vuestro lado?
-Un alivio.-rió Carlos.-Recuerdo que para el videoclip de Electric, que se estrenó la semana pasada; se me rompió la camisa justo antes de grabar mis tomas, y ella la arregló en un abrir y cerrar de ojos. Hace magia con hilo y aguja.
-Tampoco es para tanto.-dije quitándole importancia.
-Créenos que sí lo es.-dijo Dani.-Nunca nos deja salir a una entrevista o actuación si la ropa no está perfectamente planchada, de hecho, yo pongo la plancha portátil.
-Nos ahorra mucho tiempo tenerla a nuestro lado, ya es una más del equipo Auryn.-habló David, abrazándome por los hombros.
-Y como ya te hemos dicho, es casi como una madre con nosotros, a pesar de la diferencia de edad.-dijo Blas.
-Bueno, como una madre contigo no creo que sea.-bromeó ella, y todos reímos.
-Obviamente no.-respondí entre risas.
-Es un poco sobreprotectora con nosotros, pero en el buen sentido.-dijo Álvaro.
-¿Y ellos también lo son contigo?-me preguntó.
-Puedes creer que sí, sobre todo Blas. A veces creo que si pudiera me llevaba pegada a él las veinticuatro horas del día.-contesté.
-Eso tenlo por seguro.-dijo él, arrancándonos otra risa.
-El buen rollo entre vosotros es palpable, chicos; he de admitir que cualquier persona te envidiaría, Mara. No siempre se puede trabajar rodeada de tus amigos.-dijo con una sonrisa.-Ha sido un placer conocerte, bueno, a todos. Se nota de lejos que sois como una familia.
-La clave está en ser siempre sinceros con el resto, sin malos rollos, que podamos confiar los unos en los otros.-dijo David.
-Por ejemplo, yo sé que si llamo a cualquiera de los chicos, Franchejo, Magí, Mara... a cualquier hora, la que sea; ellos van a responder y van a estar ahí para lo que necesite, y eso aporta una seguridad muy valiosa.-dijo Álvaro con una sonrisa.
-Como tú has dicho, somos una gran familia; un uno para todos y todos para uno. Si hacen daño a uno de nosotros, nos lo hacen a todos.-intervino Blas.
-Bueno, ahora sí, chicos, tengo que irme. Ha sido un placer hablar con todos vosotros, contigo también Mara. Os deseo de verdad que todo os vaya muy bien.-dijo levantándose del sillón, y automáticamente me puse en pie.
-Te acompaño a la salida, esto es como un laberinto. Las primeras veces que vine acabé perdida.-dije, andando a su lado.
-Te lo agradezco, no quisiera quedarme aquí encerrada para siempre.-rió levemente.
-¿Se han portado bien durante la entrevista? A veces pueden ser muy pesados.-le pregunté, mientras bajábamos las escaleras hacia la salida.
-Han sido encantadores y profesionales todo el tiempo, dile a Magí cuando le veas que tiene unos chicos estupendos.-sonrió.-La entrevista saldrá en la revista de la semana que viene, por si quieres leerla.
-La compraré sin falta.
-Gracias por acompañarme, espero que volvamos a vernos.-se despidió con un apretón de manos y salió de allí a paso ligero.
Regresé donde estaba el resto, se habían reunido todos en la sala, y estaban esparcidos por los sofás, sillones y puffs. Busqué a Blas con la mirada, encontrándole hablando con Rocío un tanto apartados del resto, así que preferí no acercarme; y fui rápidamente al lado de Álvaro, que estaba de pie mirando el calendario colgado en la pared.
-¿Qué haces, barbitas?-le pregunté curiosa, y él giró a mirarme con una sonrisa.
-Comprobar satisfactoriamente que hasta el martes no tenemos trabajo.-suspiró.-Se avecinan unas semamas muy duras.
-Pues a coger fuerzas estos días, porque vais a estar medio mes en la carretera.
-¿Vendrás con nosotros?
-No lo sé todavía, tengo que ver cuándo me ponen el examen de griego; y el de filosofía es el martes... para unos días libres que tiene Blas y me los voy a pasar estudiando a Aristóteles.
-Es verdad, los exámenes... bueno, intenta saberlo la semana que viene como muy tarde, y trazamos un plan.
-Probablemente el martes tenga la respuesta.-me giré para mirar a Blas, que seguía absorto hablando con Rocío, y suspiré, devolviéndole la atención a Álvaro, que me miraba sonriendo ladino.
-Estás celosa.-afirmó.
-¿Y cómo no estarlo?-bufé.-Ella es... pff, ella es ella, es guapísima, y le conoce de hace tantísimo tiempo... No podría competir contra ella.
-No tienes que hacerlo, Blas te ha elegido a ti.-dijo, pasando in brazo por mis hombros; mientras empezábamos a caminar hacia la otra punta de la sala, donde había un sofá libre, lejos del barullo.-Piensa que si él hubiese sentido algo por ella, no estaría saliendo contigo; ¿me entiendes? Es un poco tontería.
-Yo qué sé, Álv... últimamente estoy muy rallada. El viernes pasado estuvo cenando con ella y con Dangelo, y bueno... yo que se, es que cuando el jueves quedó contigo, por ejemplo, me llamó para preguntarme si quería ir, pero el viernes no... ni siquiera me lo contó, me enteré por el snapchat de Rocío.
-No te comas la cabeza, pelirroja; créeme si te digo que no es lo que piensas.-su sonrisa sincera terminó por tranquilizarme, y le abracé con ganas. Siempre sabía qué decir para hacerme sentir mejor.
-Gracias por aguantar mis tonterías, no sé qué haría sin ti.-le dije y él rió.
-Darle más por saco a David.-bromeó.
-Anda idiota.-dije riendo.
-¡Mara! Me voy ya, ¿quieres que te lleve a casa?-me llamó Alba desde el otro lado de la sala.
-No te preocupes, Alba, que ya la llevo yo luego.-intervino David.
-No, ya la llevo yo.-dijo Carlos.-Ayer la llevaste tú.
-O puedo llevarla yo, que no me importa.-dijo Álvaro.
-¿Es así siempre?-me preguntó Sonia divertida.
-Siempre, hija, siempre.-reí.
-Bueno, pues yo me voy. Nos vemos el martes, guapísima. Al resto ya nos iremos viendo.-dijo, y tras ponerse la chaqueta, se fue por el pasillo.
-Veo que con Alba y Sonia te llevas muy bien.-comentó Álvaro.
-A Alba la conozco más por el trabajo, y desde el primer momento encajamos muy bien; igual que con Carlos. Y Sonia es muy simpática y resulta fácil tratar con ella.
-Me alegra oír eso, y estoy seguro de que, con el tiempo, tú y Rocío os llevaréis igual de bien.
-Mara, ven un momento, cariño.-me llamó Blas, que se había puesto en pie.
-Ahora vengo.-dije, dedicándole una sonrisa a Álvaro y yendo hacia el lugar en el que estaba Blas.-Dime, chiqui.
-¿Te apetece ir mañana a ver una película a casa de Rocío?-me preguntó, y miré a Rocío, que me observaba con media sonrisa.
-Vamos a ver El Señor de los Anillos, el sábado Dangelo se va y queremos aprovechar el tiempo que nos queda; pero estás invitada, por supuesto.-dijo con una suficiencia que me provocaba arcadas.
-Tengo que estudiar filosofía, Blas... el examen es el martes.-fingí entristecerme por no poder ir, aunque, la verdad, nada me hacía más feliz que escabullirme de un plan que no me apetecía nada.
-Qué pena, otro día será entonces.-dijo ella con una sonrisa más falsa que un billete de tres euros, poniendo una mano sobre el hombro de Blas.-Por cierto, ¿a qué hora pasas a buscarnos el sábado para llevar a Dangelo al aeropuerto?
-Yo... mejor os dejo hablar tranquilamente.-murmuré, alejándome de ellos, yendo de vuelta junto a Álvaro, que me miraba con curiosidad, y al ver mi cara de estupefacción, se levantó en seguida, viniendo hacia mí.
-Hey, ¿estás bien, peque?-me preguntó preocupado.
-El sábado... Blas y yo hacemos un mes y... él va a estar con Rocío en el aeropuerto...-balbuceé, pero no me hizo falta decir más para verme envuelta por sus brazos.
-¿Te llevo a casa?-me susurró, y yo asentí con la cabeza, limpiando los restos de lágrimas que quedaban en mis ojos.-Voy por las chaquetas, espérame aquí, en seguida vengo.
Me senté en el sofá tratando de calmarme. Blas seguía a lo suyo, mirando algo en el portátil de Rocío, ambos muy entretenidos, riendo y bromeando entre sí. Solté un largo suspiro. ¿Se habría olvidado de qué día era el sábado? ¿Después de todo lo que habíamos hablado sobre pasar todo el tiempo juntos posible antes de que empezaran las firmas?
-Toma, póntelo y vámonos ya.-dijo, volviendo con los abrigos de ambos; y luego me rodeó por el hombro con un brazo.-Mara se encuentra mal, voy a llevarla a su casa. Nos vemos, chicos.-dijo en voz alta, llamando la atención de todos.
-¿Qué te pasa? ¿Te duele algo? ¿Por qué no me has dicho nada?-me preguntó Blas, alarmado, acercándose a mí a la velocidad del rayo.-Yo la llevo a casa, no te preocupes, Álvaro.
-No... no quiero molestarte... tú quédate con Rocío y haced lo que tengáis que hacer.-dije en voz baja, y Blas alzó una ceja extrañado.
-Definitivamente, yo la llevo, Álvaro.-sentenció.-Voy a por mi chaqueta y nos vamos.
No me habría servido de nada intentar negarme, se habría salido con la suya de igual modo; así que cuando volvió con la chaqueta puesta, me despedí de Álvaro con un abrazo y le susurré un agradecimiento al oído antes de seguir a Blas fuera del edificio.
-¿Me vas a decir qué te pasa?-preguntó, después de un buen rato en silencio, sin apartar la vista de la carretera.
-No me pasa nada.
-No me engañas, Mara. Sé que algo te pasa, nunca vas tan callada, ni siquiera has puesto la radio, como haces siempre que vamos en el coche.
-Déjalo estar, Blas, por favor. Ahora no tengo ganas de hablar.
Giré la cabeza para mirar por la ventanilla y le escuché suspirar. Las lágrimas volvían a agolparse en mis ojos... seguía sin acordarse, tal vez no lo hicier; o tal vez sí, pero le diera igual. Para ser sincera, no sabía cuál de las dos opciones me parecía peor.
-¿Es por Rocío?-me preguntó de pronto, tomándome por sorpresa.-¿Es por eso? Dímelo, Mara... si no me dices qué te molesta no puedo saberlo, sigo sin ser adivino... por favor, no llores... lo que me faltaba...-Salió de la carretera, dejando el coche aparcado en el arcén, y se bajó de este rápidamente, viniendo en seguida hacia el lado del copiloto y abriendo la puerta.-Escúchame, ¿quieres? Te quiero, a ti y sólo a ti. Grábatelo a fuego porque es verdad, pequeña. No puedo imaginar un mundo sin tu presencia, así que, por favor, no dudes ni un segundo de lo mucho que me importas, y mucho menos dudes de lo mucho que vales, mi niña.
Sus palabras sólo me hicieron llorar aún más, y él me sacó del coche para abrazarme con fuerza, dejándome llorar refugiada entre sus brazos.
-Te quiero.-susurré, y él me besó en la frente antes de separarnos.
-Te quiero.-me respondió con una pequeña sonrisa.

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Abrí la puerta del piso y entré al interior con prisa. Venía agotada, y como Blas no había querido subir por no molestar, tenía planeado darme una ducha calentita y llamar a Álvaro para contarle lo sucedido en el coche momentos antes.
-Oh, Mara, por fin estás de vuelta.-dijo mi padre, abriendo la puerta del salón, que dejó entreabierta.
-Sí, los chicos se alargaron un poco con la entrevista... y bueno, me quedé un rato por allí terminando cosas.-dije, quitándome la chaqueta y la bufanda, dejándolas colgadas en el perchero de la entrada.
-Verás... tenemos visita. Bueno, no es exactamente visita. Tu hermana ya lo sabe, pero como tú has estado todo el día fuera...
-¿Qué pasa, papá?-le pregunté, desconcertada por tanto rodeo como estaba dando.
-Tu madre está aquí.-dijo, dándose por vencido en la búsqueda de una buena forma de decirlo.
Sin dejarle decir nada más, le aparté de mi camino y entré al salón, encontrándome con ella sentada en el sofá, y mi hermana sentada a su lado. Ambas se levantaron al verme entrar, yo estaba flipando por lo qe estaba viendo; y todo lo que tuve fueron ganas de salir de allí corriendo.
-Hola.-dijo mi madre, rompiendo con el silencio que se había instaurado en la habitación.
Me fijé mejor en ella y pude apreciar su aspecto demacrado... era verdad, ese hijo de puta la estaba haciendo mucho daño... y mis sentimientos entraron en conflicto. ¿¡Ella me había abandonado, y ahora acudía en busca de ayuda!? Era una situación subrealista... pero por otro lado, ella, la mujer que tenía ahí delante, era mi madre; y a pesar de todo lo malo, ella había estado ahí durante muchos años....
-Hola, mamá.-respondí, e hice lo que nunca me habría imaginado que habría hecho en aquella situación. La abracé.

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Un poquito más corto que los demás, sí, lo sé; pero digamos que este es más un preludio del siguiente capítulo, que subiré probablemente mañana.
Y eso nos lleva a darnos cuenta de que ¡es el último capítulo del año!
Quiero aprovechar la ocasión para daros las gracias por estar aquí durante todo este tiempo, sois poquit@s, pero para mí sois l@s mejores ♥
Cuando empecé con esto de hecho pensaba que nadie la leería, pero aquí estamos... ¡¡200 votos!! ¡¡1,7 k leídas!! Que no es mucho, y menos llevando 59 capítulos ya, pero para mí lo es todo... ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!
Un beso y un abrazo muy fuerte para ti, que estás leyendo esto; y para ti son también mis mejores deseos para el próximo año.
Así que nada, chic@s, feliz salida y entrada de año... ¡nos leemos el año que viene! ;)

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