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Amanecí por segundo día consecutivo al lado de Blas, sólo que esa vez fue Álvaro aporreando la puerta lo que nos despertó a ambos. Eran las siete de la mañana y teníamos que salir para Madrid cuanto antes para que pudieran estar en el plató de Qué tiempo tan feliz a punto para la entrevista.

A regañadientes, ambos nos levantamos de la cama y tras coger ropa limpia de la maleta, me metí al baño a darme una ducha rápida en lo que Blas se levantaba y se cambiaba, pues aún seguía haciéndose el remolón en la cama. La ducha me dejó relajada y me ayudó a terminar de despertarme, pero estaba cansada, estuve despierta hasta que terminó la película, al contrario de Blas, que se durmió a la mitad.

Me sequé el pelo con el secador que había en el baño del hotel, se me quedó el pelo bastante rizado, pero como llevaba espuma en mi neceser pude domarlo un poco y que quedara bastante decente. Me puse mis vaqueros marrones favoritos y una blusa color crema con un cinturón a juego con el pantalón.

-Vaya, qué guapa te has puesto.-dijo Blas cuando salí del baño.

-Anda idiota.-dije riendo.-Termina de vestirte, que tenemos prisa.

-Sí, señora.-se levantó de la cama, donde estaba sentado poniéndose los zapatos, y fue al baño a peinarse.

-¿Me pongo los tacones marrones o los negros, que son más bajitos?-le pregunté, mientras sostenía un ejemplar de cada par de zapatos en mis manos.

-Los que quieras, te sientan bien los dos.-dijo desde el baño.

-Pues los marrones, que pegan con el pantalón.-dije alegremente, y tras guardar los zapatos negros en la maleta junto con la ropa del día anterior y el pijama; la cerré y cogí la chaqueta que había sacado antes de la maleta.-Date prisa, Blas, que nos están esperando.

-¿Has cogido el móvil y el cargador?-dijo volviendo a la habitación para terminar de guardarlo todo en la maleta.

-¡Ay! Si no me lo recuerdas...-dije riendo, y fui a desenchufar mi teléfono y lo guardé todo en el bolso.

-Pues esto ya está.-dijo cerrando la cremallera.

-Entonces vamos, que nos están esperando.-me colgué el bolso y cogí la maleta para salir de allí, y al pasar por su lado tiró suavemente de mi brazo para luego besarme con cariño.

-No te había dado los buenos días en condiciones.-me sonrió ladino, y cogió mi maleta para llevarla él; cargando yo con los maletines y las chaquetas de ambos.

-Al fin salís, parejita; debe haberos dado tiempo a echar un polvete mañanero con lo que habéis tardado.-dijo Dani moviendo las cejas, arriba y abajo; y noté cómo la sangre se agolpaba en mis mejillas.

-Deja de decir burradas, Daniel.-le recriminó Blas.- ¿Nos vamos o qué?

-Pues va a ser que no, ¿has visto de qué humor está?-continuó David, y agachando la cabeza, enfilé el pasillo para ir hacia el ascensor.

-Eh, Mara, espera.-me llamó Blas.-No les hagas ni caso, son idiotas.

-¡Te han implantado la ley seca, Cantó, no te arrastres!-volvió a decir David.

-¡David, muérete un rato!-vociferé, y entré al ascensor furibunda.

-Te has pasado tres pueblos, David, ya te vale.-escuché decir a Álvaro, que apareció frente al ascensor y entró junto con Blas al interior de este.-Ni les escuches, son gilipollas.-me dijo dedicándome un pequeña sonrisa.

-No podían haber tocado peor tema, parecen críos de quince años.-bufó Blas, visiblemente cabreado.-Podían haberse metido la lengua en el culo.

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