Al contrario del año anterior, este me lo tomé con seriedad, acatándome a las clases que debía dar y no a hacer payasadas para alegrar a mis alumnos, lo cual no fue como era de esperarse del agrado de todos. Los primero en quejarse en mi clase fueron los gemelos, los cuales se llevaron un castigo por ello.
Había un auror en el colegio y no podía bajar la guardia, aunque esa explicación nunca se la dije a mis alumnos. Sin embargo a pesar de limitarme a las pociones asignadas, no dejaba de ayudarlos con ellas con cualquier duda que tuvieran, lo cual animó un poco a mis estudiantes.
Sin darme cuenta el mes de septiembre se fue por completo al igual que octubre, aunque fue un mes interesante. Incluso el primer día de clases el hijo de Lu, fue convertido en Huron, aunque para mi mala suerte no pude ser espectadora de ello, hubiera sido divertido verlo. Lo que si no lo era, era que la marca en mi brazo comenzaba a ponerse más notoria con cada día que pasaba, y las molestia que había comenzado a sentir al final de verano, se convirtió en un pequeño dolor intermitente. Podía dejar de doler por días, y otras veces dolía por un día completo, poniéndome de un humor de perros. No era un dolor insoportable pero si molesto...
El día 30 de octubre, el castillo estaba reluciente más que nunca, incluso las vajillas del comedor serían de oro según tenía entendido, seguro para impresionar a nuestros invitados. Ya que hoy a las seis de la tarde llegarían los estudiantes de Beauxbatons y Durmstrang, para dar comienzo a la selección de los jugadores que participaran en el torneo de los tres magos.
Al acercarse la hora, todos los estudiantes salieron con su respectivo jefe de casa hasta llegar al frente del castillo en donde esperaríamos a que llegaran los invitados. Por mi parte, gracias a que no tenía mucho que ver allí, me quedé en el fondo esperando que esta tontería acabe.
Después de bastante rato, y un fuerte frío que hizo a más de uno, incluyéndome, pensar en sino sería mejor esperar adentro, llegaron los representantes de Beauxbatons en un carruaje llevado por enormes caballos alados. Como era de esperarse al llegar conversó con Dumbledore algo que no llegué a escuchar al estar tan lejos de ellos, para luego entrar al castillo.
Cuando terminó el espectáculo, llegaron los que faltaban por el lago, en un enorme barco. Tal y como había leído alguna vez que viajaban ellos. Al igual que los anteriores no presté mucha atención cuando los estudiantes salieron, y menos cuando lo hizo su director que no llegué a ver quién era, sin embargo al escuchar su nombre salir de la boca de Dumbledore me quedé casi en shock.
- ¡Estupendamente, gracias, profesor Karkarov! -escuché que dijo Dumbledore, haciéndome intentar querer ver a este, ya era casi imposible que fuera verdad. Pero lo era.
Allí estaba dándole la mano a Dumbledore, un ex-mortífago que traté en varias ocasiones lo que significaba que otro más ex-compañero sabría de mi existencia.
Al terminar al parecer de ellos hablar, me puse en marcha en entrar al castillo para no chocarme con Karkarov, aunque sabía que era inevitable que me viera en algún momento. Minutos después, ya estaba sentada en la mesa de los profesores, en mi asiento habitual, mientras los estudiantes aun ocupaban sus lugares, y los profesores se sentaban en nuestra mesa. Karkarov y la directora del otro colegio se sentaron al lado de Dumbledore, sin el primero aun fijarse en mi presencia, lo cual era perfecto.
Sin perder más tiempo, Dumbledore dijo algunas palabras antes de comenzar el banquete. El cual comí en silencio y sin levantar mi mirada, con la esperanza de seguir siendo pasada por alto....
Minutos después, como era de esperarse en tal tipo de actividad como el torneo de los tres magos, entraron dos personas del ministerio de magia. Lugo Barman, y el señor Crouch, los cuales serían jueces en el torneo.
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Su "leal" Mortífaga. (Tom Riddle/Voldemort)
FanfictionSolo quería ser su seguidora, su leal mortífaga, servirle hasta la muerte. Pero aquella promesa llegó más lejos de lo que creía que llegaría, no por no poder cumplirlo, sino por llegar más allá de lo que quería. Me convertí en su leal mortífaga, la...