Capítulo 51: La última batalla parte 2

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Hizo varias veces mímicas de intentar decir algo, pero de inmediato se detenía.

— Di algo— le pedí mientras me miraba al parecer sin poder creerlo aun sorprendido.

— Lo haces como todos los mortífagos...—intentó decir pero negué.

— No. Hubo algo que jamás te dije, y solo sabía Dumbledore— comencé diciendo—, lo amé entonces, y lo sigo amando. No solo soy su mortífaga...

— Por eso te buscaba con tanto esmero— soltó como si todo encajara—. Le importas...—dijo riendo incrédulamente—. Esto es mucho peor de lo que pensé, te enamoraste del asesino de mis amigos...—me acusó con rabia—. Él mismo que quiere matar a Harry, el hijo de mi mejor amigo...

— Lo siento— solo dije haciéndolo reír.

— ¿Lo siento?, ¿es en serio? —preguntó sarcásticamente—. Están muriendo personas aquí, y tu solo dices "lo siento"...

— ¿Qué más quieres que diga? —le pregunté con rabia—. ¿Qué me arrepiento acaso?, porque no lo diré, no lo hago, eres mi hermano, pero siempre lo elegiré a él— solté con orgullo mientras él me miraba con desprecio—. Desmaius— exclamé aprovechando que estaba desarmado, dejándolo inconsciente en el suelo, para luego acercarme a él—. Obliviate...—le lancé quitándole los recuerdos de esta conversación, estaba mejor sin saber la verdad, y a salvo en este desierto piso.

Había cumplido mi cometido, aunque aun me faltaba ver a Remus, pero esperaba que los mortífagos obedecieran mi orden, ya que no sería capaz de hablar con él también. Y como si hubiera obra de magia, la marca comenzó a arderme, lo que significaba que él me estaba llamando, por lo que no tardé en desaparecer.

Al reaparecer dejándome llevar por la marca, aparecí en la casa de los gritos, en donde Voldemort me esperaba, con Severus muriéndose en el suelo, dejándome fuera de mí.

— ¿Qué pasó? —pregunté confundida.

— Así la varita me será fiel, él mató a Dumbledore tenía que matarlo— respondió como si nada—. Además tenía una deuda conmigo...

— ¿Disculpa? —pregunté confundida antes de él acercarse a mí y acariciar mi rostro.

— Se atrevió a tocarte— respondió haciéndome palidecer—. Tenía que pagar...

— Pero ni siquiera estaba contigo cuando ocurrió, creí que iba a morir...—intenté explicarme.

— No tienes nada que decir, fue en tu mente que lo vi cuando estuviste más vulnerable que nunca— soltó él seguro refiriéndose al parto, ya que fue la única vez que no pude mantener mis muros arriba—. Tienes razón, tú no me debías nada, pero él sí, como cualquiera que se atreviera a tocarte...—añadió asustándome un poco.

— Tom, por favor, sé razonable...—le pedí pero sonrió con malicia.

— Él supo desde el principio en que se metía al tocarte, no tiene excusas para ello...— me dijo apartando su mano lentamente—. Además aunque lo perdone, necesito que la varita me pertenezca...—soltó haciéndome rendirme ya que tenía razón, sin su muerte no podría ganarle a Harry—. Vámonos...—ordenó antes de tocar mi brazo y aparecernos en medio del bosque prohibido, sin nadie alrededor.

— Tom, realmente lo siento...—intenté disculparme pero negó.

— Hace cuatro meses que vi esos recuerdos, no tienes porque disculparte...—me dijo acariciando mi pelo con delicadeza y cariño, antes de mirar a la nada—. Habéis luchado con valor —soltó de repente dando por terminada la conversación, en las mente de cada individuo cerca—. Lord Voldemort sabe apreciar la valentía. Sin embargo, habéis sufrido numerosas bajas. Si seguís ofreciéndome resistencia, moriréis todos, uno a uno. Pero yo no quiero que eso ocurra; cada gota de sangre mágica derramada es una pérdida y un derroche—añadió mirándome.

Su "leal" Mortífaga. (Tom Riddle/Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora