Capítulo 48: Te confió mi vida, literalmente.

11.5K 747 145
                                    

La molestia tan solo duró unos minutos más luego de que comenzara a patear, por lo que al hacerlo, me levanté de la cama y saqué los tres Horrocruxes que había conseguido. En total con Nagini tenía cinco de seis, ya que el último era el anillo perdido, pero aun así era una victoria, la pregunta ahora era, ¿en dónde esconder los Horrocruxes?

Pensé en miles de lugares diferentes, otros países, otro continente, bóvedas en diferentes lugares, o sitios tan sencillo que a nadie se le ocurriría buscar. Sin embargo aun era una gran incógnita, ya que alejarme de ellos significaría arriesgarnos demasiado. Y tenerlos juntos también era mucho riesgo, por lo que está realmente atrapada con respecto a qué hacer con ellos...

Pero de repente la idea me llegó a la cabeza, una algo loca, pero segura y factible, aunque arriesgada. Potter sabía exactamente como luce cada Horrocrux, por lo que al tenerlos intacto correríamos el peligro de que los vuelva a encontrar. Por lo que tomé los cuatro horrocruxes que tenía en mi poder y los coloqué en la cama, para luego buscar mi varita para apuntarles con ella.

— ¡Reducto!— exclamé antes de encogerlos los cuatro al tamaño de un dije, para luego tomarlos en mi mano—. Tonki— llamé antes del elfo aparecer—. Necesito que me busques una pulsera, algo nada llamativo— le pedí antes de él asentir y desaparecer.

Con este tamaño nadie sospecharía, y al ponerlas en una pulsera, podría hacerlos pasar por dijes de esta. Solo esperaba que Tom estuviera de acuerdo con la idea.... Minutos después apareció el elfo con una pulsera plateada en sus manos para luego dármela.

— Gracias Tonki— le dije sonriendo antes de él asentir y desaparecer.

Con un solo movimiento de mi varita até con magia como si fuera dije, los cuatro horrocruxes a la pulsera para luego ponérmela. Ya que hasta que Tom no volviera, no estaría segura en ningún otro lado...

Los días siguientes la seguí llevando sin soltarla en ningún momento, ni siquiera salía mucho de la habitación, por si Tom se enojaba por haberlos sacado conmigo. Sin embargo algo extraño comenzó a suceder al segundo día de llevarla, era como si se hubiera aferrado a mi muñeca por arte de magia, aunque sin hacerme ningún daño, por lo que no preocupé. Pero si comencé a sospechar de esta, cuando comencé a sentir como si Tom estuviera a mi lado, tal vez tener cuatro pedazos de su alma conmigo era casi como tenerlo a él, por lo menos su presencia...

Cada mañana que me levantaba lo hacía creyendo que él estaba durmiendo a mi lado, por lo que cuando el dos de septiembre abrí mis ojos y lo vi mirándome como si estuviera algo valioso, realmente me asusté.

— Estás hermosa— dijo sonriéndome antes de yo notar que no solo me miraba a mí, sino también a mi panza de ya cinco meses—. Ha crecido desde la última vez que los vi...— soltó sentándose en la cama conmigo.

— Casi ni lo he notado— solté sonriéndole—. ¿Encontraste la varita? —pregunté cambiando tema, haciendo que su sonrisa se desvaneciera.

— No— respondió acostándose a mi lado.

— ¿Es decir que Ollivander me mintió? —pregunté molestándome.

— No, Gregorovitch si la tenía— respondió calmándome—. Tardé un mes en encontrarlo, al parecer sabía que iba por él, pero fue en vano, se la robaron hace mucho tiempo...—explicó antes de yo asentir.

— ¿Sabes quien fue? —pregunté con curiosidad.

— No, ni él tampoco, solo recuerda como lucía, y por ello también lo vi, pero no lo reconocí— respondió haciéndome sentir que estábamos igual que al principio, solo que si sabíamos que existía la varita.

Su "leal" Mortífaga. (Tom Riddle/Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora