Capítulo 42: Escape de Azkaban.

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Era lo que más quería, lo que anhelaba, sin embargo tenía un lado malo, si Tom se enteraba me encerraría aquí hasta que el niño naciera, por lo que decidí sin dudar ocultárselo por un tiempo, aunque se fuera a enfadar en cuando sepa que se lo oculté...

Me había encerrado en mi habitación sin Nagini para poder hacer hechizo, ya que ella era la única testigo de que algo malo me estaba sucediendo, por lo que con rapidez busqué entre mis pociones que Tom había traído, todo lo necesario para que los síntomas pararan sin hacerle daño al bebe. Luego de varios minutos, tomé tres de un tiro, cuyo efecto sabía que dudarían poco más de una semana, por lo que tendría que beberlas antes de que se pase. Al terminar guardé todo, y tomé mi varita para hacer un hechizo para ocultar mi pequeñísima panza, el mismo que una vez usé la última vez para que los demás mortífagos no lo supieran. Cuando ya todo estuvo resuelto salí de la habitación encontrándome con mi pitón en la puerta seguro preocupada.

— Falsa alarma— le dije a pitón con confianza antes de ella trepar por mis piernas y subir a mis hombros, para luego acariciar mi rostro con un cabeza, seguro en modo de consolación—. Creo que solo era estrés y producto de mi cerebro por tanto desearlo...—solté fingiendo tristeza antes de llegar a la sala a seguir viendo Tv.

El resto de los días de mayo fueron mejores que los de abril, ya que los síntomas habían desaparecido, tanto que ya no necesitaba tomar todas las pociones, solo la revitalizante para no perder energías. Aunque por otro lado comenzaba a aburrirme de estar encerrada sin hacer nada, incluso creo que hasta Nagini estaba algo harta. Pero luego de tanto esperar, la segunda semana de junio mis suplicas fueron escuchadas cuando Tom apareció en la casa sumamente feliz.

— Ha muerto— soltó al verme sonriendo sin yo entender a que se refería—. Dumbledore, lo matado Severus...

— ¿Draco está bien? —fue lo primero que pregunté levantándome del sofá algo preocupada.

— Sí, no pudo con su misión, pero está bien, y en su casa— respondió antes de yo sonreírle y asentir—. ¿Sabes lo que queda ahora por hacer?

— Terminar de hacerte del mundo mágico, supongo— respondí encogiéndome de hombros antes de sonreírle.

— Harry Potter, es lo que sigue— me corrigió asustándome un poco, aquel chico seguía siendo el ahijado de mi hermano, y la idea de verlo muerto por más necesario que sea para él, se me hacía algo difícil de aceptar—. ¿Te encariñaste con el chico? —me preguntó borrando su sonrisa.

— ¿No hay otra forma?, sé lo que decía la profecía pero...—intenté decir antes de él caminar hacia mí, y tomar mi barbilla para que lo viera a los ojos.

— Solo uno de los dos puede vivir— me dijo lo mismo que escuché en la profecía hace tantos años—. Es él o yo, ¿acaso tu decisión cambió? —preguntó preocupado antes de sentirme culpable y negar.

Sabía que era un niño, ahijado de mi hermano, hijo de sus mejores amigos, pero en esta guerra hay dos bandos y yo, yo ya elegí el mío hace mucho tiempo.

— Solo no lo hagas sufrir— solo dije antes de él sonreírme a gusto con mi respuesta—. ¿Te irás de nuevo? —no pude evitar preguntar cambiando de tema.

— Y vendrás conmigo, ya no hay nadie que pueda contra mí en el mundo mágico, así que no tienes ya porque ocultarte— me respondió sorprendiéndome—. Pero primero quiero que sepas en lo que he estado trabajando...— soltó al fin al parecer iba a confiar en mí por completo.

— ¿Ya dejaste la desconfianza? —pregunté sonriendo mientras negaba.

— Necesitaba estar seguro de tu lealtad...— me respondió justo lo que sabía que diría—. Que seguías siendo mía...— añadió antes de yo asentir.

Su "leal" Mortífaga. (Tom Riddle/Voldemort)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora