Aquella misma noche Severus vino como me había prometido, solo que algo lastimado. Al parecer estaba furioso porque nadie tenía la menor idea de donde yo estaba, por lo que esa noche me dediqué a curarle las heridas producidas por tantos crucios, hasta que se quedó dormido a mi lado. Lo que hace este hombre por mí...
Para mi sorpresa al otro día se negó a irse por la puerta. Dijo que había cambiado de opinión, no veía conveniente que los de la orden supieran de nuestra relación, porque podía filtrarse y llegar a oídos de Voldemort.
Aunque esto no fue lo peor sino que antes de irse, me advirtió que no podía volver a mandarle alguna lechuza, y que debíamos mantenernos alejados por el momento, ya que también era peligroso. Era increíble que justo cuando podemos estar juntos, es peligroso.
El resto del día me mantuve alejada de todos, y de mal humor. No quería hablar con nadie. Alguien a quien quería, estaba en peligro por mi culpa, y no podía hacer nada para cambiarlo, sin empeorarlo al mismo tiempo. Por lo que al otro día aun con mal humor decidí salir de la casa.
Sabía que era peligroso, por no decir imposible si lo hacía por la puerta principal, pero aun así, no desistí. Necesitaba aire, salir de aquí aunque sea por un momento, por lo que me vestí realmente Muggle, hasta me puse una chaqueta con capucha para que nadie me reconociera si llegara a verme.
- Kreacher- le llamé antes de él aparecer.
- Diga ama.
- Necesito que me saques de aquí- le dije sorprendiéndole-. A unos veinte kilómetros, y no le digas nadie que lo has hecho- le ordené antes de él asentir y tomar mi mano.
En menos de un parpadeo, ya me había sacado, en medio de lo que parecía ser un parque, antes de él desaparecer. Al fin aire puro, o dentro de lo que cabe. Sin un rumbo fijo comencé a caminar pensando en lo infernal que serían los próximos días estando encerrada con una familia completa, hasta que volviera a Hogwarts, y como debería estar pasándola Severus lejos bajo la ordenes de Tom.
Entre pensamiento y pensamiento, comencé a plantearme lo que me haría cuando al fin me capturara. Con esto en la cabeza, llegué a alejarme demasiado, sin saber en donde rayos estaba, por lo que decidí volver. Y justo cuando estaba a punto de hacerlo, se me ocurrió algo mejor.
Había alguien que estaba igual o peor que yo. Ya que estaba lejos desde que terminó el colegio lejos de todos, aunque estuvieran vigilándolo, por lo que sin dudar, pensé en su dirección antes de sonreír y desaparecer.
Privet Drive, decía la calle en donde me aparecí en medio de un callejón oscuro para que nadie me viera. Sin dudarlo mucho comencé a caminar, hasta la casa número 4 en donde si mal no recordaba me había dicho una vez Sirius que vivía.
Al llegar, toqué la puerta antes escuchar a alguien quejarse y abrir. Quien lo había hecho era un hombre robusto y algo mayor, cercano a la edad que yo debería tener.
- ¿Se ha perdido? -preguntó de mal humor, recordándome que aun llevaba la capucha, y debería seguro verme como un delincuente, por lo que la bajé, sorprendiéndolo un poco.
- ¿Son la familia Dursley? -pregunté con suma gentileza fingida, hace mucho que no trataba con muggles.
- Sí- respondió alguien detrás de él, resultándose ser una señora no muy bien agraciada-. Petunia y Vernon Dursley, ¿Quién es usted?
- Oh lamento la descortesía, soy Hydra Black- me presenté con mi expresión de niña buena-. Quería saber si podría hablar con Harry Potter- solté sorprendiendo a ambos.
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Su "leal" Mortífaga. (Tom Riddle/Voldemort)
FanfictionSolo quería ser su seguidora, su leal mortífaga, servirle hasta la muerte. Pero aquella promesa llegó más lejos de lo que creía que llegaría, no por no poder cumplirlo, sino por llegar más allá de lo que quería. Me convertí en su leal mortífaga, la...