Michi
Después de estar un rato en la habitación de Lu, fue llamado por el presidente, de forma inesperada, hasta extraña, no solía llamar a nadie a su oficina de manera sorpresiva.
Yo me quede recostada en la cama, habíamos descansado muy poco en en el entrenamiento, y las planificaciones de tácticas eran sumamente pesadas, pues después de que secuestraran a la hija del presidente en la última colonia, los refuerzos se habían incrementado considerablemente, por lo que teníamos más consideraciones que tener.
Una hora después, Lu volvió a la habitación, pero el plan de quedarnos juntos esa noche se esfumo, pues solo venía para llevarme a ver al Señor Gudher.
-¿Qué sucede?-mire de reojo a Lu, caminábamos a prisa por el largo pasillo que llevaba a la oficina del presidente. .
-El presidente quiere verte-su mirada estaba puesta en el frente, pero por su tono de voz, supe que estaba un poco tenso.
-¿Paso algo?... Pensé que planeaba atacar en unos días -fruncí ligeramente el ceño.
-Es...-sacudió ligeramente la cabeza-. No menciono sobre que se trataba, simplemente que te llevara con urgencia.
Seguimos caminando, al pasar por una ventana mire hacia el exterior, estaba por oscurecer, mientras el cielo mostraba unas tonalidades anaranjadas y rosadas, muy cálidas, eso me hizo surgir un sentimiento de preocupación y... nostalgia. El cielo del día de hoy, se parecía al de hacía 7 años...
Era mi cumpleaños, y esperaba con ansia que todos mis amigos vinieran a casa, pero la mañana era lluviosa, además en esos días había muchas revueltas por todas las calles, se daba inicio a la guerra entre liberales y conservadores. Por lo que pase la mayor parte del tiempo encerrada en mi habitación.
Al atardecer la lluvia había parado, pero seguían sin llegar mis amigos; eso me hizo sentir realmente triste...
-¡Michi!-Enrique, mi hermano mayor, entro en mi habitación con una enorme sonrisa en el rostro, lo mire. Y sin esperar algún permiso, se sentó en la cama-. Vamos, quita esa cara...-me tomo de la mano levantandome de la cama.
A pesar de mis protestas, bajamos y salimos al patio trasero... en cuanto puse el primer pie fuera y eche un vistazo, me quede con la boca abierta, no podía apartar la vista del cielo; el atardecer era realmente espectacular. Una gran sonrisa apareció en mi rostro, y yo me olvide de porqué estaba triste...-Este es mi regalo-parpadee un poco antes de mirar a mi hermano, que se encontraba mirandome con una sonrisa en sus labios, pero que no parecía alcanzar sus ojos; pero no le tome mucha importancia, quizá solo era cansancio.
Meses después huyo de casa, fue cuando decidí atesorar aquel recuerdo, y aferrarme a eso, en lugar de sentirme culpable por no haber dado importancia aquel gesto, no era un regalo de cumpleaños era una despedida.
-...Llegamos-la voz de Lu me saco de mis pensamientos, iba tan absorta en aquel recuerdo que no me di cuenta que tan rápido llegamos a la puerta presidencial.
Asentí despacio, abriendo la puerta, era una gran habitación con un ventanal de pared al fondo, y libreros de piso a techo alrededor, en el centro se encontraba una larga mesa de caoba, y 20 sillas dispuestas alrededor de ella, así mismo había un pequeño carrito de metal que tenía algunos bocadillos y bebidas.
Dentro se encontraban Luna, Eli, Sam y Sara sentada junto a Marco. En la cabecera de la mesa de frente a la puerta, estaba el hombre de mirada fría y calculadora, el Presidente.
-Michi-su voz era neutra- Has mejorado mucho desde que llegaste.-mire a Lu, el solo asintió.
-Si-mi voz apenas era un susurro.
Me miro, con aquellos penetrantes ojos azules, eran tan azules que recordaban a lo profundo del océano y eso era aterrador. -Y estoy muy complacido-asintió levemente-, pero falta algo...-hizo un gesto a Lu. Él soltó mi mano y se dirigió a una puerta del fondo.
En cuanto se aparto de mí, comencé a sentirme nerviosa, ¿en verdad estaba satisfecho con mi trabajo? Quería pedirle a Lu que regresara a mi lado, pero no podía desobedecer una de sus ordenes, y tampoco me permití apartar la mirada.
Al tiempo Lu se acerco a mí mientras arrastraba a un joven, con la ropa hecha jirones, por lo que podía ver algunas heridas que tenía en todo el cuerpo, y sangre seca de diferentes días. Entonces mire su rostro, y sentí como algo se me atoraba en la garganta, a pesar lo magullada que se encontraba y la hinchazón de su cara, pude reconocerlo, se trataba de Enrique.
-Él...-dijo el presidente- es un traidor. ¡Yo confíe en él!-se levanto de la silla dirigiéndose a todos los presentes. Yo no veía a nadie más que a mi hermano, quería correr hacía él y huir, pero mis piernas no me respondían-. Quiero saber si puedo confiar plenamente en ti... -me tendio una daga. Lo mire horrorizada-. Si no quieres hacerlo tú, puede hacerlo alguien más-señalo a Lu.
No podía articular palabra alguna, seguía aturdida por ver a mi hermano... En ese momento, vi como Enrique hacía una cara de dolor y caía al piso, ¿qué había sucedido? Eche una rápida mirada a todos los presentes, hasta reparar en Lu, traía una daga en la mano, llena de sangre.
-Ahora encárgate de ella-dictamino el presidente poníendose de pie mientras se dirigía al gran ventanal, como si lo que estaba pasando fuera cualquier cosa.
Sentí un pinchazo en el costado, y rápidamente mi playera se sentía húmeda... La daga se encontraba ahí clavada aun empuñada por Lu...
Desperté de golpe sentándome en la cama, estaba empapada en sudor. Mi respiración era acelerada, instintivamente lleve mis manos al costado, nada... Todo había sido un sueño, pero se sintió tan real, él me pareció tan real...
-...Michi...-una voz susurro al lado de mi-¿Estas bien?-Lu me miraba preocupado.
Negué con la cabeza mientras lágrimas escapaban de mis ojos...
-Fue solo un sueño-me abrazo, apoye mi cabeza en su pecho-, tranquila...-dijo mientras acariciaba mi cabello.
Pero no podía estar tranquila. No ahora... Ahora solo quería encontrarlo...
¡Hola!
Espero que les haya gustado este pequeño capítulo. Gracias por su apoyo.

ESTÁS LEYENDO
HALCYON
Pertualangan-¡¡No, aléjate!!-mi voz sonaba extraña, rota, diablos estaba llorando- ¡Aléjate! -Por favor déjame explicarte...- trato de tocarme, acercando lentamente su mano, pero la aleje con un manotazo - P-perdóname... -¡No! ¡Me mentiste, y en mi propia cara...