EL ARCO DE LA ROSA

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Michi

Después de terminar la sesión, y de tomarme una larga ducha, me recosté en la cama. Los últimos días había dormido muy poco y trabajado demasiado, estaba exhausta, además, si salía en este momento de la habitación tenía una gran probabilidad de encontrarme con Lu, y en realidad no quería verlo.

Sabía que Lu no sería capaz de hacer las cosas que el sueño me había mostrado, sin embargo, el verlo me hacia reccordar las horribles sensaciones sobre todo la visión deteriorada de mi hermano. Y la culpa había vuelto a mí, quizá si le hubiese puesto más atención, aún estaría conmigo...

Yo tenía 11 años cuando él escapo, algunas semanas después de mi cumpleaños Enrique comenzó a ausentarse de casa, justificando proyectos de la escuela, a nadie le parecía extraño ese comportamiento, pues era un buen estudiante. Claro, que se iba a casa de alguno de sus amigos a hacer tareas y proyectos, pero ninguno era para la escuela.

Algunos días antes de terminar el ciclo escolar, se fue. Solo basto una hora después del toque de queda, para que mis padres dieran aviso a las autoridades. Al poco tiempo algunas patrullas llegaron a casa y comenzaron con los interrogatorios, durante una semana entera nos quedamos encerrados en casa. Después de eso... mis padres dejaron de hablar de Enrique, sacaron todas sus cosas, de un momento a otro había dejado de existír.

Entonces todo tuvo sentido, ¿por qué otra razón borrarian su esencia? Enrique había escapado a una de las ciudades; yo no quería olvidarlo, no quería dejar de querer a mi hermano, por ello me proetí algun día encontrarlo.

Mis padres comenzaron a ser más estrictos, solo tenía permitido ir a la escuela, durante un buen tiempo me perdí las fiesta de cumpleaños y reuniones con mis amigas, tampoco me dejaban ir a los eventos de la escuela, y mucho menos podía alguien ir a casa.

Pero eso no evito que el interés por encontrar a mi hermano aumentara, en la escuela escuchaba demasiados rumores, y entre mis amigas podía conocer cosas más especificas; se rumoraba que las colonias eran cada vez más atacadas, y con mejores tácticas, eso solo significaba una cosa, quien trataba de entrar era alguien que conocía perfectamente el funcionamiento de la seguridad.

Mi hermano no se había esfumado, el estaba en algún lugar ahí afuera, solo tenía que encontrar la manera de verlo de nuevo. Mientras tanto, seguía recolectando información.

Tiempo después, durante uno de los ataques, varios pobladores fuimos secuestrados, en ese momento estaba totalmente aterrada, no sabría lo que nos harían, ¿se trataba de un plan de rescate? Al momento de arribar a la residencia, nos mantuvieron a todos juntos, mientras nos llevaban por un largo pasillo, aferrando fuertemente la mano de Sara.

En cuanto llegamos a lo que parecía ser una gran sala llena de estanterías con carpetas, comenzaron a separarnos en diferentes filas, para hacernos algunas preguntas y revisiones, con la información obtenida nos dieron una labor y lugar, a mí me mandaron a la guardia, y uno de los generales, el chico de los ojos verdes, me llamo de inmediato eligiéndome como parte de su escuadrón. Imagine que nos llevarían a dormitorios comunes, en cambio nos dieron una habitación especial a cada quién, y ropa nueva, además de tener la opción de elegirla.

Durante los primeras noches, en lugar de dormir, me quedaba observando el techo de mi habitación, ideando un plan para escapar de este lugar, alguna manera de volver a casa, pero ... comencé a pensar que quizá no sería tan mala idea estar aquí, de esa manera tendría una gran posibilidad de reencontrarme con Enrique. Por eso me quede, es cierto que después surgieron otros motivos para quedarme, pero eso era otra historia.

Suspire, tome una de las almohadas para abrazarla fuertemente, no vendría nada mal unas horas de sueño, después hablaria con Lu y las cosas podrían estar bien de nuevo. Si, eso era lo más adecuado...

Alguien toco a la puerta, guarde silencio apretando un poco más la almohada, sabía de quien se trataba, si me quedaba quieta podría imaginar que estaba dormida y se iría, trate de respirar más despacio, entonces, la perilla comenzó a girar lentamente, cerré los ojos, la puerta se abrió despacio, inhale profundamente...

Escuche el arrastre lento de sus pies, estaba decidido a hablar conmigo, pero... no me sentía lista, contarle el sueño implicaba contarle todo lo que estaba detrás, y los planes que tenía. Se sentó en la orilla de la cama, me mantuve en la misma posición dándole la espalda, trague saliva.

Espere a que hablara, pero se mantuvo en silencio, sentirlo detrás de mí y tener la certeza de que estaba mirándome, me hizo girar a verlo de manera inmediata. Así era, estaba mirándome, pero había algo en su mirada, una mezcla de compasión y duda, ¿compasión?

-... Deja de verme así-mi voz sonó un poco áspera.

Parpadeo como si no entendiera-: Lo siento, no creí estar viéndote de manera que te incomodara.

Inhale profundo, quizá no había actuado de la mejor manera, y esta erala forma que él había encontrado para acercarse. Debía de dejar de atormentarme en solitario.

-Esta bien. -Me acomode boca arriba en la cama, sin dejar de mirarlo-. Siento haberte evitado, es solo que no sabía como contarte todo lo que estaba sucediendo. Me...-hice una leve mueca-, aun me cuesta un poco poder compartir con alguien lo que me esta pasando. Y no me siento lista para contártelo, lo siento.

Aparte mi ojos de él.

-No te pido que me cuentes todo, se que hay cosas difíciles para contar. Pero, no quiero que me alejes, no importa que evites hablarme o siquiera darme los buenos días, pero no me apartes, no me dejes con la duda de saber si estas bien, de sentirme inútil por no poder ayudarte.

Sonreí de lado-: Lo intentare. -volví a mirarlo-, ¿te quedaras conmigo esta noche?

-No.

Hice una leve mueca-: Entiendo...

-Tendremos una cita primero.

Sara

No sabía a dónde tenía planeado llevarme, después de salir de mi habitación, dimos vueltas por toda la residencia, parecía un recorrido, probablemente no estaba preparado nada para nuestra cita, al terminar de recorrer todos los espacios, pasamos a los jardines, que en este momento estaba todo iluminado.

El camino hacia el kiosko era largo, y lo adornaban muchos árboles grandes y frondosos, adornados todos por pequeñas y blancas luces led, conforme íbamos caminando, poco a poco se iba haciendo más profundo el silencio, solamente se lograban escuchar los grillos, y las hojas moviéndose al compás de las corrientes de aire; era increíble, era una temperatura y ambiente perfecto para una noche especial.

-Creí que para una boda debías pedirme matrimonio primero-sonreí ampliamente, apretando ligeramente su mano.

-Soy el hijo del presidente, supongo que se pueden hacer esepciones-se encogió ligeramente de hombros. De pronto paro quedando bajo el ARCO DE LA ROSA, en la entrada del kiosko.

Era un arco de dos metros y medio, en un angulo perfecto, con pequeños brotes a todo su alrededor, era realmente hermoso, cuidado a pedido de la esposa del presidente.

Dentro del kiosko, se encontraba una mesa circular cubierta con un mantel azul, sobre ella, en el centro unas pequeñas velas dentro de peceras con agua con algunos petalos de rosa flotando en ella, también se encontraba una botella e vino, cuatro copas... ¿cuatro?

No eramos los únicos aquella noche, sentados frente a frente se encontraba mi mejor amiga con su prometido.

-Ya entiendo porque continuaban trabajando en las cocinas-era la voz de Lu.

Michi

Sería perfecto decir que terminamos compartiendo la cena entre amigos, risas y choques de copas, pero no fue así, porque hubiese sido incomodo, además nosotros habíamos cenado antes, por lo que cada quien pudo disfrutar de su momento.

Tras unas risas incomodas y disculpas, nos retiramos a mi habitación.


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