Epílogo.

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El horroroso sonido del despertador empezó a sonar. Gruñí desperezándome, estirándome hacia mi lado derecho, pero topando en seguida con algo.

-Mm... ¿Shin-Chan aún estas aquí?- Fregué mis ojos.- Tenías que haber ido a comprar antes...

-Lo sé pero...- Miré hacia Shin, dándome cuenta de que ya estaba vestido como para salir, pero estirado en la cama.

-¿Querías pasar un rato más conmigo eh?- Sonreí pícaramente, acercándome a besar sus labios en señal de buenos días.

-Sabes que si no te beso por la mañana tengo un mal día...- Se sonrojó levemente, haciendo que riera.

¿Tantos años juntos y aún te sonrojas por eso?

-Solo por eso te libras.- Volví a besarlo.- Pero... Ve ya o llegaran los demás y aún no tendremos nada de comer.

-Ya voy, ya voy.- Se levantó de la cama y besó mi frente.- En seguida vuelvo.

- Dile a Akira que se levante, necesitaré su ayuda.

-Lleva rato ya despierta.- Con esas últimas palabras, salió del cuarto.

Yo también me levanté de la cama, volviéndome a estirar al hacerlo. Sin perder tiempo, me vestí y me arregle, ya que dentro de poco tendríamos visita, y sin contar a Akira, aún me faltaban otros tres niños para levantar.

Salí al pasillo, aún medio dormido, pero me crucé con una alta figura que venía hacia mí.

-Hola Takao-San.

-Buenos días Daichi.- Dije sin prestar atención. Hasta que unos segundos después caí.- ¡¿Daichi?! ¡¿Se puede saber qué haces aquí?!

El alto rubio se giró hacia mí, con una sonrisa nervios y la mano tras la cabeza.

-Sora me invitó a noche y...

-¡¿Qué hora era?!

-Como las... Once de la noche.- Di un suspiro.

-Desde luego... Realmente ha salido a mi.- Sonreí mirando de nuevo a Daichi.- ¿Hay algún invitado más que deba saber?- No contestó.- ¿Daichi?

-V-Vine con Kano...

-Me lo imaginé.- Otro suspiro.- ¿Quién me manda a mí a tener gemelos?- Fingí llorar, haciendo que Daichi riera.

-No es tanto Takao-San.- Otra risa.- Entre Akira y yo podemos preparar el desayuno, ¿Le apetece algo con piña?

-Sacaste eso de tu padre.- Esta vez reí yo.- Con que levantes a tu novio me vale.- Daichi en seguida se sonrojo. Era divertido verle sonrojado, pues era exactamente igual a Otsubo cuando estudiábamos en preparatoria, tan solo que tomo el color de ojos y pelo de Miyaji.

-E-Está bien...

-¡¿PAPA QUIERES SOLTARLE?!- Daichi y yo dimos un salto en el sitio al oír ese grito, que no podía ser otra que Akira.

-V-Voy a arreglar eso.- Empecé a correr hacia la entrada de donde venía el grito, encontrándome a Shin agarrando a Kazuo, el prometido de Akira, de la camisa.- ¡Shin-Chan! ¡¿Se puede saber qué haces?!

-Encontré una rata fuera.- Gruñó.

-¡Por décima vez! ¡Kazuo no le hará nada malo a Akira! ¡Déjale ya en el suelo!- Con un bufido molesto, soltó al pobre chico quien fue corriendo hacia Akira.

-M-Midorima-Sama si no hice nada...- Lloriqueó Kazuo.

-Me quitaste a mi pequeña ¿Te parece poco?- Akira y yo suspiramos a la vez.

¡Por Oha asa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora