Capítulo 9

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N/A: Sé que lo digo siempre, pero en serio, muchas gracias por todas las reviews, animan bastante a continuar. Espero que os guste el capítulo :)

Me froto los ojos con los puños de las manos, todavía no sé si alguien me estaba llamando realmente o si lo que he escuchado ha sido solo fruto del sueño en el que estaba inmerso y ni siquiera recuerdo. Intento estirar mis músculos en aquel incómodo sofá en el que he pasado la noche, cuando noto aquella incómoda presión en la entrepierna. Miro hacia abajo y, efectivamente, un bulto presiona mis bóxers. Esbozo una media sonrisa que desaparece instantáneamente de mi rostro en cuanto escucho la voz de Kate llamarme desde el dormitorio.

-¡Castle! ¿Estás despierto?

Vuelvo a mirar, alarmado, el bulto de mi entrepierna y me levanto del sofá. Intento pensar en algo que haga desaparecer mi erección.

-¡Castle! Allan está despierto.

Mierda. Me pongo mis pantalones de pijama, una mala elección de la que luego me arrepiento, debería haber escogido unos vaqueros que hagan más presión ahí abajo y me ayuden con mi pequeño problema matutino. Me dirijo hacia la habitación de Kate, por la que tengo que pasar para llegar hasta la habitación de Allan. Entro, tratando de hacer que ella no note nada extraño.

-Llevo un rato llamándote - me dice, sonando algo molesta.

Está sentada en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero y su pierna escayolada estirada mientras que tiene la otra encogida. Tiene el intercomunicador de bebés en la mano. Verla allí, con una camiseta de tirantes y el pelo recogido en un moño, no me ayuda en absoluto.

-Allan se ha despertado y está intentando saltar los barrotes de la cuna. Gracias a que tengo esto he logrado calmarle un poco.

-Sí, ya... ya voy - digo yo, entrando rápidamente en el dormitorio de mi hijo, donde suspiro, aliviado de haber pasado el primer obstáculo, aunque la presión bajo mis pantalones no parece disminuir.

-¡Papá!

Giro mi cabeza, al escuchar la dulce voz de mi hijo llamarme desde la cuna. Kate tenía razón, está de pie en la cuna, agarrado a los barrotes y en cualquier momento podría haberlos intentado saltar, cayendo al suelo y golpeándose. Es hora de que Allan deje la cuna y comience a dormir en una cama, sin embargo, en aquel pequeño dormitorio no sé si cabría una...

Allan me saca de mis pensamientos cuando alza sus manitas hacia a mí y empieza a quejarse, sin llegar a llorar, para que lo coja.

-Ven aquí pequeño.

Lo cojo dándole un beso y lo arrimo contra mí. Es increíble poder hacer eso todas las mañanas.

Antes de volver a salir por el dormitorio de Kate, vuelvo a mirar a mi amiguito de ahí abajo. ¿Por qué me tiene que pasar estoy hoy? De pronto soy consciente de que Kate tiene el intercomunicador de bebés y me puede ver por la cámara que hay en el dormitorio de Allan. Abro los ojos como platos y trago saliva sonoramente, esperando que no se haya fijado en nada. Salgo a su dormitorio, tratando de aparentar normalidad y ella sonríe, viendo a Allan y comenzando a decirle palabras cariñosas. Reparo en que el intercomunicador descansa, apagado, sobre su mesita de noche, así que probablemente no haya visto nada.

Nuestro hijo estira sus bracitos hacia ella, mientras yo intento huir con él del dormitorio.

-Castle, déjamelo aquí mientras tú preparas el desayuno.

-Pero... - chasco mi lengua casi inconscientemente.

-¿Qué te pasa? - pregunta, mirándome con el ceño fruncido.

Papa por sorpresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora