Capítulo 12

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N/A: En este nuevo capítulo han pasado ya 10 días de lo que ocurrió en el anterior.

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Al despertar veo ante mí a Allan y Kate. Nuestro hijo está en medio de los dos, mientras nosotros entrelazamos las manos por encima de él, abrazándolo. Ella también está despierta, me mira y esboza una pequeña sonrisa al ver que me he despertado. Llevamos haciendo esto durante diez días. Diez días despertándome y encontrándome a su lado. Todo comenzó con la pequeña excusa de que Allan estaba con fiebre y el sillón es demasiado incómodo para dormir en él, pero se ha convertido en algo natural que por las noches nos vayamos a dormir los tres juntos.

Sé que estamos mal acostumbrando a nuestro hijo, que algún día tendrá que volver a dormir en su dormitorio y va a ser un problema. Kate también lo sabe, pero a ninguno de los dos parece preocuparnos eso ahora mismo.

Hace unos días que acompañé a Kate en la sesión con la psicóloga. Alison nos explicó que la falta de confianza de Kate se debía, como yo había deducido, a que conocía al agresor. Confiaba en él y ese mal nacido le traicionó, haciendo que perdiese la confianza en las personas de su entorno. Kate también explicó parte de lo que había sufrido. Cuando por fin asumió lo que había ocurrido, después de mi huida, estuvo un tiempo sin confiar en nadie. Le costó recuperar la confianza en Esposito y Ryan, sus compañeros, su familia, y aunque asegura que a día de hoy está mejor, Alison explicó que el tiempo terminaría por arreglarlo. También volvió a decir que conmigo tiene plena confianza y se siente como si tuviera la certeza de que jamás voy a herirla de manera intencionada. En ese momento no pude más que cogerle las manos y asegurarle, prometerle, que no le haré daño.

Alison dijo que sería bueno que me mantuviese cerca de Kate. Explicó, aunque a Kate le costó reconocerlo al principio, que todavía tenía cierta falta de confianza en sí misma y yo podía ayudar en eso. Cuando le pregunté cómo podía hacerlo, Alison dijo que el acercamiento se trataba también de un acercamiento físico, Kate debía volver a recuperar la confianza en todos los sentidos. Ninguno de los dos nos opusimos a ello, y desde ese día trato de abrazarle, cogerle la mano a menudo e incluso besarla en la mejilla. No hemos hablado abiertamente de ello, pero para mí, Kate y yo somos algo más que amigos, algo más que los padres de Allan.

Cuando mi mente vuelve al presente, observo que Kate sigue perdida en sus pensamientos. Acaricio la palma de su mano con mi pulgar y eso hace que pose su mirada en mí.

-¿En qué piensas? - le pregunto, sin dejar de acariciar su mano.

-Hoy me quitan la escayola - dice, como si fuese eso en lo único que estuviese pensando.

Sin embargo sé que detrás de esa frase hay mucho más. Se supone que me estoy quedando en casa de Kate, que llevo prácticamente un mes viviendo con ellos, porque ella tiene la pierna escayolada y no puede ocuparse al 100% de Allan y necesita ayuda para otras cosas. Sin embargo, si hoy le quitan la escayola... ¿debería irme? Yo no quiero irme y creo que Kate tampoco quiere que me vaya, pero no me lo ha dicho, simplemente ambos hemos evitado el tema. Suspiro, pero cuando voy a hablar, Allan se remueve entre los dos.

Se lleva las manos a los ojos y comienza a frotárselos, despertando.

-Buenos días peque - le digo cariñosamente.

-¿Has dormido bien monito? - le pregunta Kate. A veces le llama 'monito', de una manera cariñosa.

Este es uno de los momentos más felices del día. Allan se retira las manos de la cara y nos da los buenos días con una gran sonrisa mientras se estira entre los dos. Tras unos segundos se gira y se sube encima de Kate, abrazándola.

Papa por sorpresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora