Capítulo 8

1K 59 3
                                        

Gracias por las reviews y por seguir el fic :)

Esto comienza a avanzar un poco ;) espero que os guste.

Llegamos al edificio de Kate y subimos en el ascensor en silencio, tal y como hemos estado desde que el médico le dio el alta. La relación entre nosotros todavía es algo fría y distante, al menos por su parte, sin embargo lo que ha pasado hoy hará que eso cambie. Voy a convivir con Kate y Allan durante unas semanas y, sobretodo, voy a ayudarle, así que, quiera o no, tendrá que acortar esas distancias conmigo y confiar un poco más en mí.

A pesar de sus constantes quejas, insistiendo en que ya puede hacerlo sola, paso mi mano por su costado, haciendo que cargue su peso sobre mi cuerpo, y juntos caminamos hasta la puerta de su apartamento, donde recuerda que olvidó coger las llaves y toca el timbre. Esperamos hasta que Lanie nos abre la puerta.

-¿Qué tal estás? - pregunta la forense, observando a su amiga de arriba abajo con el ceño fruncido y un deje de preocupación en su voz.

-Mal - contesta Kate, resoplando - Al parecer no puedo hacer nada sola - dice, refiriéndose a mí - Y voy a tener una niñera hasta que me recupere.

Lanie me mira, torciendo el gesto y alzando las cejas, interrogándome.

-Le han dicho que debe guardar absoluto reposo y no forzar la pierna - le explico, mientras ayudo a Kate a caminar hasta el sofá y recostarse en él, poniendo dos cojines bajo su espalda - Así que alguien deberá estar con ella hasta que se recupere.

-Y ha decidido que será él - termina Kate por mí.

Mientras ella sigue quejándose, me agacho junto a Allan, que está sentado en la alfombra mordisqueando una galleta y jugando con un muñeco de goma, y lo cojo en brazos, llenándolo de besos, él me responde entre risas. De pronto reparo en que Kate ha dejado de quejarse y mira a Allan con una pequeña sonrisa melancólica. Decido sentarlo en el sillón, junto a ella, que rápidamente se inclina como puede y lo llena de besos también.

-Richard Castle, ¿podemos hablar un momento? - me dice Lanie, con los brazos cruzados y dirigiéndose hacia la cocina.

Le sigo hasta allí, mientras observo a Kate, que está distraída con nuestro hijo y parece no prestarnos atención.

-¿Se puede saber qué intenciones tienes quedándote aquí hasta que se recupere?

-Solo intento ayudar - contesto yo, serio. Quiero que vea que voy en serio, que no quiero jugar con Kate - Ella necesita ayuda y yo puedo ayudarle, y puedo cuidar de nuestro hijo si estoy aquí.

Me mira, algo desconfiada al principio pero relajando el gesto después.

-Recuerda que dispongo de un montón de instrumentos afilados - dice, presionando su dedo índice sobre mi pecho - Como me entere de que has hecho algo indebido no dudaré en utilizarlos contigo.

Yo le miro, tragando saliva, y asiento. Ella sonríe y se dirige de nuevo al salón. Voy tras ella y veo cómo Allan se ha apoyado perezosamente en Kate y observa la pantalla del televisor, donde hay puesto un canal de dibujos animados.

-Me tengo que ir a trabajar - dice Lanie mirando a Kate - ¿Estás bien?

Ella asiente y Lanie se inclina en el sofá, dándole un beso, para después hacer lo mismo con Allan, después se dirige a la puerta y antes de irse me lanza una mirada de advertencia.

Me acerco hasta el sofá, sentándome al otro extremo de Kate.

-¿Necesitas algo?

-¿Puedes acercarme mi móvil? - dice ella, señalando su teléfono que está sobre la mesita baja del salón. Lo cojo y se lo entrego y ella comienza a marcar algunos números mientras acaricia la cabecita de Allan que sigue entretenido con la pantalla.

Papa por sorpresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora