Capítulo 11

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N/A:No es un capítulo muy largo, ni tampoco uno muy relevante, pero supongo que mejor que estar unos días más sin actualizar...

Así que aquí os dejo un nuevo capítulo. No me cansaré de daros las gracias por las reviews!

Los llantos de Allan me despiertan en mitad de la noche. Me levanto como puedo, creo que ese incómodo sofá está comenzando a causarme dolor de espalda, y me dirijo hasta la habitación de Kate, por la que tengo que pasar para llegar a la de nuestro hijo. La puerta está entreabierta, así que la abro con cuidado, por si Kate sigue durmiendo. Sin embargo el llanto de Allan también la ha despertado a ella, que ya está cogiendo las muletas.

-Tranquila, me ocupo yo - le digo, entrando en el dormitorio, evitando que ella tenga que hacer el esfuerzo de levantarse con las muletas.

Cuando entro en la habitación de Allan lo encuentro sentado en la cuna, frotándose los ojos con ambas manos. Sus mejillas están empapadas por las lágrimas. Cojo un pañuelo y le limpio los mocos, a pesar de que no resulta muy útil ya que sigue llorando. Lo cojo en brazos e intento calmarle. Tal vez haya tenido una pesadilla, no es que de repente me haya vuelto un experto en conocer todos sus llantos, pero esta vez es diferente. De pronto reparo en que tiene varios mechones de pelo pegados a la frente debido al sudor y al ir a retirárselos noto que su frente está ardiendo.

-¿Qué le pasa? - pregunta Kate, preocupada, apareciendo en el dormitorio de Allan. Supongo que finalmente no ha podido evitar acercarse preocupada por los incesantes llantos de nuestro hijo.

-Tiene fiebre - le digo, también con una evidente preocupación.

Juntos le miramos la fiebre con el termómetro, comprobando que tiene 38 º C.

-Deberíamos darle un baño - sugiere Kate - le ayudará a bajar unas décimas.

-Bien, prepararé el baño, ¿te quedas con él mientras?

Kate no me responde y cuando me giro hacia ella veo que se muerde el labio, indecisa. La conozco demasiado bien para saber que algo se esconde tras ese gesto.

-¿Qué ocurre?

-Es... - comienza, indecisa - Cuando tiene fiebre o está enfermo, nos bañamos juntos. Le ayuda a relajarse. Si está así y solo en la bañera... - dice, señalando a nuestro hijo que sigue llorando en mis brazos - no dejará de llorar.

La miro a ella y después a su pierna escayolada. Está claro que ella no puede meterse en la bañera con Allan.

-Lo haré yo - afirmo con seguridad.

-¿Estás seguro?

-Claro. Voy a preparar el baño, vuelvo ahora a por él.

Dejo a Allan sobre la cama y ella se sienta a su lado, cogiéndolo en brazos y acariciándole la espalda.

Mientras tanto me dirijo al baño y abro el grifo, esperando que la bañera se llene con una temperatura media, que ayude a Allan a bajar la fiebre. Cuando se llena con una cantidad de agua suficiente, vuelvo al dormitorio a por él. Kate ya le ha quitado el pijama y el pañal, así que simplemente lo cojo en brazos, después de que ella le bese la frente, y vuelvo al baño con él.

Lo dejo sobre la alfombra mientras yo me desvisto rápidamente y cuando estoy desnudo lo cojo en brazos y entro con él a la bañera. Se agarra a mis hombros, sin embargo en cuanto me siento con él y siente el contacto con el agua parece que se relaja un poco y, aunque sigue sollozando, su llanto disminuye.

Le masajeo la espalda suavemente, echándole agua por encima, hasta que finalmente él también se sienta y comienza a relajarse. Al cabo de unos minutos ha dejado de llorar completamente y parece que se encuentra mejor, ya que comienza a chapotear y tirarme agua encima. Creo que le encanta picarme y que yo le pique a él y eso me encanta. Le salpico un poco de agua con la mano y consigo que se ría por unos instantes.

Papa por sorpresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora