CAPÍTULO 4 || Leah.

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"La vida es como un viaje sin meta. Lo que cuenta es el camino".

-El plan infinito.

-¿Papá? -Mi voz suena rota, ronca y ahogada por las lágrimas.

Me sonríe como solía hacerlo antes de desaparecer. Antes de supuestamente morir. ¿Acaso Christian me había engañado o él también creía que estaba muerto?... Sea cual sea la respuesta mi rencor va en aumento, mi odio se incrementa y mi rabia me consume. Ver a mi padre allí de pie, plantado frente a mí. Lo peor, mi madre estaba al corriente. Por eso se esmeraba en convencerme de que no era buena idea y me cambiaba de tema cada vez que le decía que quería hablar con quien dirigía el cotarro.

-Lee. -Dice, como si no hubiera pasado nada.

Realmente, ahora, ni siquiera me interesan sus explicaciones ni nada de lo que diga. Ni siquiera me interesa saber como es posible que él esté aquí. Me seco las lágrimas violentamente, alzo la cabeza y doy media vuelta para marcharme de allí.

Salgo de la cueva con mi padre pisándome los talones y suplicándome que me detenga. Hago caso omiso y sigo caminando.

-Leah. Detente ¿Quieres?

-Desaparece. -Me limito a decir-. Ya lo hiciste una vez.

No me molesto en mirarlo a la cara. No me molesto en detenerme para lanzarle aquel dardo lleno de veneno de mi propia cosecha. Esta visto que para que no te hagan daño hay que ser implacable.

-¡Leah! -Coge mi brazo con fuerza y me detiene-. Hay cosas que no entiendes y que debes saber.

-Solo una cosa. ¿Mamá sabía que has estado aquí desde que desapareciste?

Asiente sin mirarme directamente a los ojos.

-Pues ya sé todo lo que tenía que saber.

Me zafo de su agarre y sigo caminando. No tengo claro lo que voy a hacer, pero quedarme en ese lugar lleno de mentirosos, no. Me iré. Y buscaré la forma de acabar con el presidente y recuperar el orgullo que me había robado. Si tengo que contar con alguien, será con Henry Monroe.

Le habían dado una estancia algo más pequeña que la mía donde se quedaba con su hermano mayor. Tardo bastante en encontrar dicha estancia, pero cuando la encuentro me doy de bruces con el hijo mayor de Canna Monroe. Me impresiono, ¿Por qué mentir?, es guapo, alto y muy de mi estilo... Y era amigo de Christian.

-¡Al fin te veo! -Me abraza inesperadamente-. Tenía muchas ganas de conocerte. Soy Tommy.

-Hola. ¿Cómo está Henry?

-Mejor -sonríe-, pero puedo servirte yo.

-Tal vez. Necesito que me lleves a los lugares donde los agentes de la C.R.E se encuentran.

Abre los ojos sorprendido y luego ríe.

-¡Guau! Christian no mentía cuando me dijo que eras... -Se rasca la cabeza, pensativo, buscando un adjetivo que no me ofendiera -, ¿Cortante?

-¿Sabes que ha muerto? -Por mi forma de decirlo parece que no me afecta su muerte. Ojalá fuera así porque la verdad es que no puedo estar más destrozada de lo que ya estoy.

Frunce los labios consternados al tiempo que entorna los ojos. No tenía ni idea de que su amigo de la infancia y su compañero en las fuerzas armadas había muerto. Protegiéndome.

Se tambalea hacia atrás y se apoya contra la pared de piedra con los labios entreabiertos.

-Tu madre también. -Adjunto.

Exilium © [SPECTRUM 2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora