Exilium © [SPECTRUM 2].

CAPÍTULO 17. ||Leah||

"No quiero tener un mejor amigo, eso sería mesquinarme, sino muchos buenos y verdaderos amigos".

-Carlos Espín.

Siento envidia cada vez que Axx y Liana se encuentran, envidia de la sana claro, porque ocurre algo mágico cuando se miran, algo que no pasa cuando Aer y yo nos miramos. La relación de Axx y
Liana surgió de mis errores, por eso creo que es tan puro. Mis errores, mi carácter, todo lo oscuro que hay en mí está matando lentamente lo que hay entre Aer y yo. Pero no lo que hay entre mis dos amigos. Mientras que yo deseo no encontrarme con Aer, Liana desea desesperadamente vislumbrar a Axx aunque sea en un sueño fugaz. Ambos son el uno para el otro, eso se ve, hay una conexión.

-Lee. -La voz de Aer, pesarosa, me saca de mis ensimismamiento mientras observo a mis amigos.

Lo miro tras varios segundos de debate interior.

-¿Sí?

-Siento lo que te dije. Lo que pasa conmigo es que no sé que es lo que pasa contigo. Estás fría y distante y... Es como si ya no te importase nada.

-Vale. No pasa nada, tranquilo. -Vuelvo la vista y sigo observando la amplia sonrisa de Liana mientras Axx la abraza.

Se acerca por mi espalda y posa la suave palma de su mano sobre mi nuca.

-Prefieres a Christian, a Axx y a Lucas antes que a mí.

-No. Te equivocas, pero sigue creyéndote el centro de los dos mundos.

Suspira y su aliento mentolado y cálido impacta en mi nuca y en mi hombro derecho produciéndome escalofríos que no son para nada desagradables.

-Mira Aer -lo encaro y él echa un paso atrás intimidado -, lo que pasa es que llevas desde que llegué machacándome con lo mismo. Para mí, lo más importante son mi madre, mi padre y mis amigos (tú entre ellos) y déjame recordarte que perdí a uno de mis amigos de una forma horrible, murió para salvarme la vida. Odio a la C.R.E y odio a todo aquel que le es fiel a Arthur. Y tú, cariño -digo con ironía e inquina-, me miras como si fuera un monstruo. Puede que lo sea, pero que precisamente tú me mires así es lo que realmente me mata.

Sus ojos están humedecidos y enrojecidos, pero los míos no. Creo que a estas alturas ya no haya absolutamente nada que me haga daño, que me haga llorar.

-Lee...

-Te enamoraste de una chica que era incapaz de hacerle daño a una mosca, que dio la cara por un capullo como Christian cuando tú y Lucas lo torturasteis... Pero debes meterte en la cabeza de que no soy esa chica, he pasado por muchas cosas, los monstruos no nacen o se hacen, es la sociedad quien los crea y media humanidad ve mi cara en una foto y echa a correr del miedo. Todo por culpa de ese hombre al que pienso matar y, a estas alturas, me da igual lo que pienses de mí.

Paso por su lado y me alejo todo lo que puedo de él, no quería proseguir con aquella conversación que no iba a cambiar absolutamente nada entre los dos. Los ouránios de la costa me miran al pasar y me saludan con una sonrisa, les devuelvo una sonrisa forzada.

Entro en la tienda donde mi padre se encuentra hablando con mi madre, ellos no se dan cuenta de que estoy ahí, presente, viendo como discuten.

-Entiende una cosa, Alistair -dice mi madre haciendo acopio de paciencia-, Leah no está en un buen momento, está enfadada y explota con cualquier cosa, no está preparada para enfrentarse a todo lo que tienes pensado.

-En unos días cumplirá la mayoría de edad. Dejará de ser una niña.

-¡A la mierda con la mayoría de edad! ¡Es una niña, mi niña!