"Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza."
-Laurence Sterne.
No puedo mirarlos a la cara. Solo puedo mirar a aquel que comparte mi mismo sentimiento. El odio. Mi padre y yo sentimos exactamente lo mismo por una sola persona.
Él es un Ouránio, nació y creció sin la capacidad de odiar. La adquirió en La tierra. Pero no es el odio lo que está acabando conmigo, es la culpabilidad. Me siento culpable por la muerte de Christian, ahora mucho más al saber que no era el hermano pequeño de Arthur, sino su hijo.
Eloise Carter, su madre. Está encogida en la esquina de su estancia bien vigilada. Un hombre alto y atractivo. De cabello negro y tez morena ( como Christian), está frente a ella. Intentando calmarla. Entro en la cueva con el consentimiento del Ouránio que vigila la estancia.
-Hola-. Digo.
El hombre me mira con sus ojos oscuro y me sonríe. Tiene la misma edad que mi Arthur, tal vez uno o dos años menos. Puede que tenga la edad de mi madre.
El hombre se acerca y veo cierto parecido con Christian. Debe ser su tío. Kane Carter.
-Leah. Hola.
Me abraza, tomándome por sorpresa. Eloise se pone en pie y me mira con los ojos azules entornados. Como si me conociera de algo y no se acordara exactamente de qué.
-Me gustaría hablar sobre...
-Lo sé. Sé lo de mi sobrino, tu padre ya me... Ya me informó -mira a su hermana -, me gustaría decírselo yo. Sé como tranquilizarla.
Asiento. Él me sonríe y acaricia mi cabello con ambas manos. No sé que manía tiene todo el mundo de tocar mi pelo, es como si no pudiesen evitarlo y, a veces, me hace sentir incómoda.
Salgo de la cueva con el corazón encogido en un puño.
Me dirijo al comedor. Lo que pretendo es que Niko me tatúe el dibujo que me deje tocar a los demás Ouránios sin hacerles daño. No es él quien está allí. Axx se me queda mirando a la espera de que le dedicara algunas palabras.
-Hola.
Me sonríe.
-¿Vienes a ponerme de vuelta y media como has echo con todos o a marcarte? -En su voz no hay resentimiento, solo un toque de ironía y humor.
-A marcarme.
Su sonrisa se ensancha, sintiéndose satisfecho me indica que me siente en la silla de madera de pino que tiene justo delante de él. Aparta mi pelo cuidadosamente. Siento un objeto puntiagudo sobre mi nuca, tras un suave zumbido, comienzo a sentir un leve escozor en todo el cuello.
-¿Te duele? -Pregunta con voz suave.
-No. Tranquilo.
-Por cierto. Aer está... Mal. Creo que deberías hablar con él.
-¿Te usa de mensajero? -Pregunto con voz queda.
Ríe.
-No-. Me da un suave toque en el hombro. Ha terminado de marcarme-. Es mi mejor amigo, Leah. Parece que ya no lo quieres y él... Bueno.
-Yo ya no sé lo que quiero, Axx.
Nos miramos durante un largo rato a los ojos. Axx me cayó bien desde que lo conocí y me parece un Ouránio realmente valiente, dispuesto a todo. Es como una especie de... ¿Hermano mayor? No sé porqué pero así lo siento. Es sincero y directo, como yo. Axx y yo tenemos mucho en común.
-Adoro a Aer.
-Pues échale un polvete. -Ríe.
Se me escapa una carcajada involuntaria.
-¿A qué viene eso?
-No sé. Lo dice Lucas todo el tiempo. Dice que sube el ánimo, aunque realmente no tengo ni idea de a qué se refiere.
Lo abrazo, presa del buen humor que había conseguido invadirme. La inocencia Ouránia resulta realmente adorable de mano de cualquiera de ellos.
-Ya... Creo que deberías preguntarle su significado.
•
Niko me había dicho que Aer había salido al exterior. Así que hice lo mismo. Justo antes de salir de la cueva enciendo la linterna para poder ver en la oscuridad del bosque de noche pero... Mi boca se abre automáticamente al ver que puedo ver perfectamente sin la linterna. Es de noche, sí. Pero ahora entiendo por qué lo llaman el bosque de luz. Luces de todos los colores bañaban el bosque: los árboles, las planteas, las flores, los animales... Todo me resultaba extraño y precioso. Perfecto. La emoción me invade y cuando quiero darme cuenta, las lágrimas recorren mis mejillas. Dejo caer la linterna al suelo y salgo al exterior. Hace frío y está chispeando. Las finas gotas de lluvia son levemente fluorescentes, parecen diamantes. Jamás había visto algo tan bello y emocionantes como lo que estoy presenciando.
-Que bonito... -murmuro casi atragantada.
-¿Qué haces aquí fuera?
Aer aparece de detrás de un grueso árbol. Las luces iluminan su rostro dándole una imagen angelical. No creo que pueda existir algo tan bello como Aer.
-Estaba buscándote.
Camina lentamente hacia mí, sin apartar sus ojos de mi cuerpo. Soy consciente del deseo que siente hacia mí, me ve como si fuera una diosa.
-Bajo esta luz estás preciosa.
-Tú también.
Asiente. Está cerca, pero guardando las distancias.
-Aer... Yo... No estoy bien. -Confieso-. Pasó algo en La tierra y yo me siento culpable. No dejo de tener pesadillas y... - Seco las lágrimas, que salen a borbotones de mis ojos.
-¿Qué buscas? -Su tono es seco e indiferente. Como si no le interesara lo que le estoy contando. Y... No me sorprende después de como lo he tratado.
-Busco que alguien me perdone. Lo maté... -Me derrumbo antes de proseguir con mi confesión.
Él me abraza con dulzura, acariciando mi pelo. La marca funciona porque no sufre por mi contacto. Le devuelvo el abrazo. Mis lágrimas mojan su camiseta blanca y deja la huella sobre ella. Planta sus labios sobre los míos: intenso, acelerante, sensual... Cada beso de Aer es como una tortura de placer llena de amor y cariño. Lo quiero muchísimo.
-Yo te perdono, Lee. -Vuelve a besarme-. Jamás te dejaré sola, nunca voy a alejarme de ti. Te quiero tanto que sería capaz de hacer cualquier cosa por ti.
-No quise hacerte daño, Aer. Ni a ti, ni a ninguno. Ni a Christian... Y sin embargo murió por mi culpa.
Se aparta y me mira sorprendido.
-¿Lo mataste?
-Yo no fui la mano ejecutora pero... No hubiera muerto si no hubiese sido por mí. El presidente quería matarme y él se atravesó.
Me sonríe levemente, llenándome de calor y consuelo. Me vuelve a envolver entre sus brazos y besa mi frente. Deja sus labios ahí posados durante largo rato.
-Si tengo que agradecerle algo a ese tío es el haberte salvado. Te salvó la vida, no eres culpable... El único perdón que necesitas es el tuyo, mi vida. Y ni siquiera eso.
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Exilium © [SPECTRUM 2].
Fiksi IlmiahNo leer si no has leído Spectrum. Tras el Exilio, ya nada es lo mismo. Ahora el objetivo de Arthur M. Green es la creación de una nueva especie, una especie que acabaría con la otra. Cada vez hay más humanos que apoyan a los desafortunados y que es...