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El grito de Lena rompió el silencio que dominaba la habitación de hotel. Su padre despertó de golpe y corrió al baño.
-Lena, abrime.-dijo al escuchar su llanto.-Hija...
La puerta se abrió. Lena estaba recién bañada y llevaba su rodete perfectamente armado junto con sus lentes.
-Papá, estoy sangrando.-lloró asustada.-¿Qué pasa? Papá, nunca sangré ahí.
-¿Por dónde sangras?-preguntó asustado, revisándola.
-Por ahí. -dijo ella, señalando sus partes íntimas. Él suspiró aliviado y la rodeó con sus brazos.
-Eso es normal. Vení. Ya estás grande, pero no creí que la hora hubiera llegado.
Mientras Shawn le explicaba a su hija sobre su primer período, caía en la cuenta de que ella ya tenía trece años y que necesitaba una mujer con quien hablar. Sus ropas anchas y su baja estatura, le habían impedido notar su desarrollo.
-¿Qué le pasa?-preguntó Landon al verla acurrucada junto a su padre antes del ensayo.
-Se asustó. ¿A nadie se le ocurrió que ella necesitaba su charla sobre el primer período?
-¿Nuestra nena ya es señorita? -preguntó Antony. Ella bajó su mirada.- No quiero que siga creciendo. No quiero que me cuentes que llegas con un novio.
-¿Cómo voy a tener novio si ni siquiera tengo amigos?-preguntó ella.
Su padre la miró con lástima y ella se dejó abrazar por él.
-Hoy tenemos una cena...
-No quiero ir.-susurró.-Yo me quedo en el hotel.
-¿Otra vez con eso? Lena, ya te dije que sos hermosa y no tenes que sentirte mal por absolutamente nada.-dijo su padre.
-Yo sé que vamos a hacer.-dijo Michael y le tomó la mano.- Vas a venir y solo hay una forma de convencerte. Salgamos de compras.
Sin embargo, ella no contribuyó y esa noche terminó quedándose en el hotel mientras su padre y sus tíos iban a esa fiesta.
Al cumplir los quince años, la hora llegó. Su padre estaba furioso y la obligaba a asistir a esa fiesta. Temprano, la dejó con su estilista y dijo que no regresaría hasta que ella estuviera lista.
Tras una completa depilación, que no la dejó de buen humor, Lu dio por iniciado su trabajo. La larga cabellera morena, iba semirecogida con diminutas trenzas cruzando de un lado al otro. Vestía un vestido tubo negro de encaje que dejaba a la vista su excelente estado físico y buena figura. Le puso unos zapatos de plataforma y delicadas pulseras, collares y anillos. El maquillaje fue sencillo: delineador, rimel, labial, una suave sombra y nada más.
-Tu papá me dio estos.-dijo, mostrándole los lentes de contacto. Ella hizo una mueca.-Dale, linda. Creeme que nunca más vas a volver a decir que no sos hermosa. Lo que si, vamos a encontrarnos allá con tu papá y tus tíos. Van a quedar maravillados.
-Para eso tendrías que hacer magia.
-No, linda. Solo hacía falta que dejaras de esconderte.
Lena caminó hacia el espejo y se quedó paralizada. Esa no podía ser ella. Ese no era su cuerpo, su rostro, su cabello. Lu rió y le pasó el brazo sobre los hombros, apartándola.
-¿Esa era yo?-preguntó sorprendida.
-Si-rió.- Vamos. Quiero ver si todos ponen la misma cara.
Lena la siguió con la vista gacha hasta la limusina.
-¿Vos me ayudarías a verme así todos los días? -preguntó Lena en un susurro.
-Si. Con una condición. Sonreí. Es lo único que te falta.
Lena miró por la ventana y sonrió. Estaba feliz. Era extraño pero se sentía linda. Por primera vez, se sentía hermosa.

Je t'aime.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora