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Cuando la primera bomba cayó, todos la buscaron con la mirada de inmediato. Lena estaba entre los brazos de Dimitri, cubriendo sus oídos con fuerza.
-¡Lena!-gritó Shawn.
Los guardaespaldas tomaron al grupo de nueve chicos y los apartó del lugar. Shawn volvió a gritar y los metieron en una camioneta.
-Mi hija está ahí. -dijo tratando de salir.
-Tu hija y sus amigos están siendo trasladados al mismo hotel al que estamos yendo ahora.-lo tranquilizó uno de los hombres.- Ellos ya no están ahí.
Al llegar al hotel, los cinco hombres bajaron corriendo. Lena los esperaba ahí en la puerta, con sus amigos. Se arrojó llorando a los brazos de su padre y él la aferró con fuerza mientras los otros cuatro hombres se sumaban al abrazo.
-¿Estás bien?
-Papi, ¿Qué pasó ahí? -preguntó ella, aterrada.
-La guerra pasó, mi vida. Pero vamos a irnos. Lo prometo. Nada va a pasar.
Otra bomba resonó a lo lejos. Guiaron a todos a un subsuelo y Simón se acercó a los integrantes de la banda.
-No podemos irnos hasta que paren. Estamos en campo de batalla.-dijo
-¿Y mi papá? -preguntó Magda mirando hacia todos lados.
-Ya están todos siendo trasladados acá. -dijo un guardaespaldas.
-Viejo, ¿Qué vamos a hacer ahora?-preguntó Noah al hombre.
-Tranquilo, hijo. Algo se nos va a ocurrir.
Lena se hundió en el pecho de su padre cuando otra bomba resonó. Él la aferró con fuerza mientras las lágrimas caían de sus ojos y le besaba el cabello una y otra vez. Había tenido tanto miedo de perderla.
-Tranquila, Lena.-murmuró Michael.- Estamos todos juntos y bien. Nada va a pasar. No llores.
La puerta se abrió y cinco hombres armados los hicieron salir a todos. Separaron a Lena de su padre y sus tíos al instante.
-¡Papá! -gritó.-¡Papá!
El hombre le gritaba en un idioma que ella desconocía mientras la subía a uno de los camiones junto a sus amigos.
-¡Lena!-comenzó a gritar su familia.
Un militar se le acercó con un arma y Jack la tomó con fuerza, sentándola en sus piernas y haciéndola callar.
-Todo va a solucionarse.
Lena se ahogaba entre sus brazos. Jackson saltó del camión y corrió hacia ella con el inhalador.
-Cuidate.-dijo y le besó la frente con fuerza mientras las lágrimas resbalaban por su rostro.- Siempre al sur. ¿Si? Si escapan, vayan al sur. Por favor. Lena, vamos a vernos ahí, nena. Te amo.
-No te vayas.-suplicó ella.
-Al sur.-repitió él y lo apartaron.
Ella sintió como los alejaban y quiso correr nuevamente a brazos de su padre, pero ya ni siquiera sabía dónde estaba su padre.

-Papá, ¿Puedo dormir con vos?-preguntó la pequeña desde la puerta con un oso entre los brazos.
-Vení acá, fille.-dijo él, dejándole un lugar en la cama.-¿Tuviste un sueño feo?-ella asintió.
-No te encontraba.
-Ahora estoy acá.  Siempre voy a estar acá.

Lena miró a Beth, la chica lloraba. La abrazó con fuerza y entonces miró al resto de sus amigos.
-Tenemos que ir al sur.-dijo ella.
-¿Cómo queres que vayamos al sur?-estalló Dallas.
-Mi familia va a ir al sur.-sollozó Lena.- Mi papá va a estar ahí.
-Dejala, Dallas.-dijo Magda y la miró a la chica de los ojos color esmeralda.- Vamos a escapar y vamos a ir al sur.
-La enfermería es el punto más al sur del campo.-dijo la chica y todos la miraron.- Noah está sangrando.
Entonces miraron al moreno. Tenía herido el brazo aunque no sangraba mucho.
Lena buscó en su bolsillo una pequeña navaja y se hizo un gran corte en la mano, entonces presionó el puño con fuera y dejó las gotas de sangre sobre la herida de él.
-Lena.-se escandalizó Dimitri.
-Tenes que fingir que te duele.-dijo ella.-Buscá abajo de las camas. Cuando no haya nadie, buscá y corré. Marcá el camino con X.
-Lena...-dijo Noah con suavidad.
-Tenes que salir de acá, Noah.-murmuró.
-Todos vamos a salir.-dijo acariciando su mejilla.-Ahora pasá tu mano por mi brazo. Todos vamos a salir.
Ella lo hizo y Noah caminó fuera, tomándose el brazo y caminando como mareado.
Todos se acercaron a la ventana y lo vieron caer. Entonces un militar se acercó y lo tomó con fuerza, llevándolo hacia la enfermería.
-Dejame verte.-pidió Dimitri a la chica y ella lo siguió hacia una de las camas. Sacó un pañuelo de su bolsillo y lo presionó contra la mano de ella.- La próxima vez, consultame tus ideas antes.
Ella lo miró pero no había arrepentimiento alguno.
Pasaron unos pocos minutos antes de que vinieran a buscarlos. Había llegado la hora de hacer tareas como esclavos.
Magda le sonrió feliz y la rodeó con sus brazos.
-Todos vamos a lograr salir.

Je t'aime.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora