Je t'aime.

33

Lena dormía intranquila en el asiento trasero. Dimitri la mantenía entre sus brazos. Landon conducía.
-¿Va a estar bien?-preguntó.
-No lo sabemos.-confesó el hombre.- Sólo espero que ella este bien.
-Si a Shawn le pasa algo, va a ser muy difícil.-confesó.- Incluso aunque Michael fuera su...
-¿Cómo sabes eso?-casi gritó.
-Ella me lo dijo.
Él la miró por el espejo retrovisor. Lena nunca debería haber pensado siquiera en ello.
-¿Cómo lo sabe ella? Dios mío, esto no está bien. Nada de esto está bien. Por eso tomaba. Por eso Michael y Shawn venían acá.  No puede ser. Esto es una mierda. Lena nunca tendría que haber escuchado nada de eso.
Dimitri la presionó entre sus brazos y ella despertó.
-¿Ya llegamos?-preguntó, adormecida.
-Faltan veinte minutos.-dijo Landon.- Más el tráfico.
-Todo va a estar bien.
- La última vez que lo llamé, estaba borracha. No puedo permitir que esa sea la última vez que hablemos.-dijo ella, y su voz se quebró.
-Mirame.-pidió Dimitri.- Te prometo que vas a hablar con él.
Ella guardó silencio durante varios minutos. Entonces lo miró y sintió las lágrimas quemando en sus ojos.
-¿Ustedes...?
-Ni siquiera nos besamos.-dijo Dimitri.- Nunca amé a Beth. Nunca amé a nadie más que a vos. Estoy diciéndote la verdad, Lena. Te amo. No quiero estar con nadie más.
Ella lo abrazó con fuerza y liberó el aire contenido antes de sentir los labios de él. Lo besó con suavidad y cuidado, queriendo obtener un momento perfecto entre tanto desastre.
-¿No la besaste?-él negó.- Está bien. Todo está bien.
Landon la miró por el espejo retrovisor y aparcó en el estacionamiento del hospital. Miró a ambos chicos y les indicó que bajaran. Lena permaneció tomada de la mano de su novio mientras avanzaban por los pasillos. Tras cada pasó, sentía que sus pulmones se cerraban un poco más, pero no tenía tiempo de tranquilizarse. Necesitaba estar con el hombre de los rizos, aquel que le cantaba antes de dormir y la miraba como a nadie. Necesitaba sumergirse en brazos de quien peleaba en francés con ella y luego aparecía con una enorme manzana para pedir perdón. Necesitaba a su papá sin importar si lo era o no.