CAPITULO 16

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SABADO, ENERO 16

Jace

Me subo al auto desganado, colocando los libros en el asiento del copiloto y tirando la botella vacia de Powerade a la alfombra.  Cierro la puerta de golpe y enciendo el motor, coloco las cosas que llevo en los bolsillos  en los portavasos. Reviso la fecha en mi celular, suspiro.

- Dia siete, April sigue en el hospital - digo para mi mismo - Y, por supuesto, aun no llama.

Suspiro, salgo del estacionamiento y acelero en la carretera. No le subo a la musica, quiza por puro masoquismo, el querer escuchar solo mis pensamientos chocando entre si. Aprieto mis puños en el volante.

No se qué estoy haciendo, no se a dónde voy, ni mi razón para despertar cada mañana. Ella, casi muere y no pude salvarla. Igual que no pude salvar a mi padre. Y eso es lo unico que puedo pensar, me atormenta, simplemente no me deja en paz. No puedo más.

Pienso en la apuesta y me digo que, aunque suene infantil, ahora es mas fuerte que nunca. No puedo permitir que se aleje de mi, la necesito. Ya no es cuestion de que me guste, es cuestion de que no tenerla cerca me hace enloquecer. Probablemente por eso acelero más.

Universidad, trabajo, gastos, café.

Intento por todos los medios mantenerme ocupado siempre. Intento no dejarme pensar, porque cada vez que tengo un momento para hacerlo, simplemente pierdo el juicio. Acelero mas.

Un auto imprudentemente se acerca a toda velocidad en sentido contrario, mi corazon se desboca, no me da tiempo de frenar. Giro el volante con fuerza, la parte izquierda del auto se estrella con un poste, y me lastimo bastante en el momento de la colisión. A penas el auto deja de moverse, retiro las manos del volante, temblando.

Respiro profundo, intentando tranquilizar los latidos de mi corazon.

Miro mi brazo ensangrentado y noto que, debido al vidrio roto, tengo un corte en el hombro. No me da tiempo de saber que otra herida tengo, empiezo a sentir dolor. Intento no entrar en panico.

El hombre de el auto de al lado se baja enojado, como si yo fuera el principal culpable de lo sucedido. No tardo en notar que esta ebrio, pero no digo o hago nada, me mantengo en un estado de shock. No me muevo, porque temo estar mas herido de lo que creo y hacerme daño.

- ¡Imbecil! ¡Arruinaste mi auto! - grita desde la ventana del copiloto, dandole golpes.

Me mantengo inmovil, la gente en la calle se queda mirando la escena. Pero nadie hace nada.  Todos salen de sus casas para averiguar que sucede, y varios de ellos llaman a emergencias. Dunster no es muy grande, y todos suelen conocerse, por lo que otra mayoria llama a mi madre o a mi hermano, en busca de ayuda.

Los paramedicos no tardan en llegar, abren la puerta del copiloto y colaboro un poco para que me ayuden a salir. Coloco mi brazo alrededor de los hombros del hombre y, con una mueca de dolor, tomo fuerzas para llegar al interior de la ambulancia. Me sientan al borde.

- ¿Como te llamas? - pregunta, con ese tono con el que se lo preguntas a un niño de tres años que probablemente le cueste decirlo.

- Jace - murmuro.

Ella me hace levantar los brazos para quitarme la camiseta. La deja a un lado.

- Tenemos que ir al hospital, no tienes heridas graves pero necesitas atencion medica.

No presto mucha atencion a lo que dice. Me suben a la ambulancia, me examinan mejor. Cuando llego al hospital, me sientan en una camilla, me hacen un par de preguntas: cómo sucedio el accidente, si iba a alta velocidad. Me piden que supere unas pruebas para saber si estoy bajo los efectos del alcohol (aunque solo me tomé una bebida energizante) y finalmente examinan qué tan grave son las heridas.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora