CAPITULO 22

186 13 0
                                    

DOMINGO, ENERO 24

Kim

- Linda, tengo que dejar de darte ideas - le aseguro a April mientras saco una pequeña camiseta de un perchero.

Ella niega un poco con la cabeza, dibujando una sonrisa en su rostro.

Miro sus mejillas, que no parecen disminuir la intensidad del sonrojado desde que se subió al auto. Y el hecho de que Jace salía de su casa cuando fui a buscarla es un buen punto para reprocharle y evitar muchos temas de conversación.

- ¿A que te refieres? - pregunta, aunque estoy completamente segura de que lo sabe muy bien.

La miro de arriba a abajo, notando que en ella no hay ni una pizca de emoción. No tiene esa energía que suelen tener casi todas las mujeres con amigos con derecho: ese aire enamoradizo que indica que no es solo sexo. Ella parece genuinamente indiferente, lo cual es sencillamente impresionante.

Ruedo los ojos.

- ¿Sexo sin amor? No creo que el plagio sea legal - digo, evadiendo su mirada acusadora. Cambio de estante y esta vez suelto un jadeo de emoción al ver motones de pequeños zapatos perfectamente alineados en una repisa.

Me concentro en ellos por un segundo, y para cuando regreso a la realidad, ella ya parece decidida a fingir que nunca comenté nada.

- No creo que Jace haya salido de tu casa tan acalorado solo porque estuvieron horneando pasteles. - digo, completamente indispuesta a evadir el tema.

Bufa, con falso enojo.

- No es lo mismo - asegura - Al menos yo uso anticonceptivos.

Me rio. Luego de unas horas de habérselo contado y haber hablado del tema con ella, perdimos completamente la seriedad, como suele suceder en cualquier ocasión cercana a la angustia que compartamos.

No es el simple hecho de no tomárselo en serio, es el evitar arruinarse cada mañana pensando en ello.  En realidad, ella solía ser muchísimo más preocupada por este tipo de temas, aunque intentaba disimularlo, porque desde que sucedió la tragedia con Noah a mi no me cuesta para nada quitarle importancia al resto de las cosas. Sin embargo, a penas pasó lo del disparo, noté que adoptó exactamente la misma actitud que yo: incluso en un nivel un poco más alto.

- Me alegra que uses anticonceptivos. - digo - Ya estaba planeando regalarte una caja de condones para San Valentin.

Suelta una carcajada que resuena en todo el local, vacío por ser domingo. La mujer de la caja  aparta su atención de la pantalla de su laptop y a la fija en nosotras. Le sonrio inocentemente.

- Harás que nos echen - murmuro divertida.

Nunca había entrado a tiendas de maternidad, ya que nunca habia tenido una verdadera razon para hacerlo, pero ahora que hay un pequeño e insoportablemente hambriento individuo en mi vientre: todos los artefactos tamaño bebe que se atraviesan en mi campo de vista, hacen que mis hormonas se alboroten.

Y supongo que eso se contagia, porque April tambien parece muy concentrada mirando qué comprar.

- Que nos echen, mi abuela ciega hace mejores camisetas que éstas. - susurra demasiado alto, probablemente a propósito.

Niego con la cabeza riendo.

- ¿Por qué soy tu amiga? - bromeo y ella se encoje de hombros.

Una pijama enteriza con patitos llama mi atención y hago hasta lo imposible por sacarla del perchero, enamorándome de ella a primera vista. La miro de arriba a abajo, sonriente.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora