CAPITULO 20

203 11 0
                                    

SABADO, ENERO 23

Kim

- Embarazada.

Cuando mi madre pronuncia esa palabra, sé que los siguientes minutos serán fatales. Bajo la mirada, intentando esquivar sus ojos frívolos, y me concentro en el frío de mis manos. El corazón me va a mil por minuto, y estoy segura de que todo esto hubiera sido más facil si mi madre no se hubiera empeñado en venir aqui. Intento mantener la calma, debido a que mi cerebro rebasa preguntas. Mi subconsciente me ataca, y mi memoria se activa, recordandome fugazmente los cinco meses en los que he estado acostándome con Alex.

Llevo mi mano a mi frente. Tego veintitrés años, no se supone esto deba sera tan estresante. Ya no soy una niña, tengo un titulo universitario y un trabajo. Estoy segura de que si mi vida no fuera la copia barata de una telenovela romántica, podria afrontar esto lo mejor posible.

Sin embargo, tengo una madre insoportablemente desquiciada, una situación sentimental patética y un detesto mutuo con el padre de mi bebe. Asi que si, estoy bastante jodida.

Enterarme de mi embarazo, probablemente pudo haber sido un evento más dramático. Es decir, tengo cinco semanas de gestación, un hambre descomunal, naúseas desagradables y una ignorancia completa acerca de temas maternales. Si, estudié para ser profesora de niños: pero hasta que mi bebe no tenga minimo cuatro años, probablemente yo sea un desastre como mamá.

No suficiente con eso, si mi estado emocional ya estaba bastante jodido: estoy segura de que su nivel va a decaer muchisimo más. Suelo ser una persona muy propensa al estrés, asi que, mientras tenga tantas cosas en la mente, probablemente no la pase bien.

- Lo vas a abortar. - asegura mi madre. Levanto la mirada hacia el doctor, apenada. No es de muy buena educación decir eso frente a un hombre que trae niños al mundo.

Mi madre es, definitivamente, el principal problema en toda esta locura.

- ¿Qué te hace pensar eso? - contesto. Ella abre sus ojos como platos. - Tengo veintitrés años, y puedo decidir que hacer o dejar de hacer con mi vida y la de mi bebé.

Sinceramente, no tengo idea de por qué me arriesgo a decirle esto a mi madre. Quizá porque tengo la idea de que ella no es tan demente como para hacerme algo frente a un médico, ya que a lo largo de los años me ha quedado claro su obsesión con la opinion que tengan las demas personas sobre su vida.

Sin embargo, cuando levanta su mano, comprendo dos cosas:

a) Ella aún me considera una niña.

b) Es capaz de cualquier cosa, sin importar quién la esté mirando.

Me toma desprevenida, y me da una bofetada de esas que requieren atención odontológica. Suelto un jadeo, percibiendo mi piel arder, y sintiendome como la misma idiota de siempre. No digo nada, se que no debo hacerlo, porque normalmente este tipo de eventos van seguidos de una cascada de insultos.

- ¡Crié a una zorra en mi casa! - me grita.

Tira de mi cabello furiosa, y yo por instinto le doy un empujón, que logra hacerla alejar. El doctor se endereza alarmado ante la escena y, probablemente, duda antes de hablar.

- Salga de aquí - dice, con falsa determinación.

Mamá  lo mira un momento, casi con un toque de gracia. Regresa sus ojos hacia mi, logrando hacerme apartar la mirada. No quiero más de esto, asi que me quedo cobardemente callada. Llevo mi mano a mi vientre por puro insitinto, quiza para hacerle saber que nada de lo haga me hará cambiar de opinión.

- Te quiero fuera de mi casa en dos días. No quiero ver nada que pruebe que alguna vez exististe o viviste bajo mi techo.- suelta, alejandose hacia la puerta - Prostituta.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora