CAPITULO 31

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SABADO, ENERO 30.

Jace

Me besa, y no siento nada.

Sus manos me tocan, su cuerpo se aferra al mio sin compasión, pero no siento nada. Y no tengo idea si se trata de lo pérdida que ha estado desde que llegó, o de las tantas veces que hemos hecho esto en las ultimas horas.

April separa sus labios de los mios en busca de oxigeno cada cierto tiempo, y no me mira. Sinceramente, siento que empeoramos cada dia. Y aunque no sé qué la tiene tan alejada del presente, porque por primera vez no se ha tomado el tiempo de contarmelo, sé que ambos estamos enfermos del otro. Ella, que intenta convencerse de que el sexo lo cura todo, y yo, que la necesito en mi vida, sin importar las motivos por los que ella se acerca a mi.

Mis piernas se enredan con las suyas, mientras sus dedos se deslizan por el tatuaje de los numeros romanos en mi hombro. Enredo mi mano en la sábana color ladrillo que la cubre hasta el pecho, y respiro entrecortadamente, sintiendome como si acabara de correr tres maratones.

Su cabello cae por su hombro, y cuando estoy a punto de quitarselo de la cara, alguien abre la puerta de par en par.

April se endereza de golpe, cubriendose lo mejor que puede.

- Oh Dios - exclama Luke - Lo siento, deberian ponerle cerrojo a la puerta. - se excusa, bajando la mirada, avergonzado.

Bufo.

- ¿Qué pasa? - le interrogo.

Mi hermano sonrie, casi con diversión.

- Kate quiere saber si puedes cuidar a Madison el miércoles. - musita - Necesita llegar temprano a casa y tendré que llevarla después del almuerzo.

Suspiro.

- Esta bien, no hay problema.- digo, desganado - Vete, por favor.

Él se rie, y cierra la puerta luego de ponerle cerradura desde afuera, mirandome cómo si le enseñara a un niño de cinco años colo funciona un pestillo. Se va, sin dejar rastro de su inoportuna visita.

Y pasados unos segundos, April vuelve a besarme, pero yo me rindo.

- Mierda April, no puedo más. - suelto, al borde del ataque cardíaco.

Se deja caer a mi lado, exhausta, y esquiva mi mirada lo mejor que puede. Examina la habitación con sus ojos inquietos, como si buscara algo extraordinario, y luego cierra sus ojos, acomodándose sin siquiera tocarme.

Suspiro, mirando como de sus labios no sale ni una palabra, y la observo fijamente, intentando encontrar el detalle que la ha mantenido tan seria y silenciosa desde que llegó.

Kim ya me lo habia advertido, desde ayer en la noche le ha visto muy rara. Tan exageradamente feliz que asusta, como si estuviera desesperada por tener una sonrisa en su rostro. Y aunque ya estaba acostumbrado a ese tipo de actitud en ella, porque en realidad suele mostrarme sus verdaderas preocupaciones cuando viene a verme, el hecho de que esta vez haya tocado a mi puerta y haya follado desesperadamente conmigo como si tuviera algo que olvidar, no se parece en nada a la faceta que me ha mostrado ultimamente.

Parece ausente.

- ¿Todo está bien? - pregunto, despacio - Parece que no estás aqui. Además, normalmente no hacemos esto a menos que haya un nivel de estrés considerable, y me rehuso a pensar que solo lo haces por necesidad propia. Aunque me complazca bastante la idea.

Le sonrio, y ella suelta una pequeña risa perdida, se acurruca entre las almohadas sin hacer expresión alguna y manteniendose en el mismo silencio sepulcral durante varios segundos que resultan eternos.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora