CAPITULO 27

135 8 0
                                    

MIÉRCOLES, ENERO 27.

April

- ¿Qué haces aqui?

Una voz desgastada y casi exhausta se hace presente en la habitación, mientras desde él escritorio ajeno escribo alguna historia sin sentido en mi laptop. Suelto una risa sarcastica, y me giro hacia él.

Jace se encuentra tendido en su cama acurrucado entre varias almohadas, con una mirada adormilada y una gasa  cubriendo la delicada herida. Los brazos llenos de tatuajes, un par de de ellos en su torso, y una sonrisa dulce que me hace pensar que es demasiado calmado para mi gusto.

Es decir, le quemaron la espalda, con un encendedor. Yo en su lugar estaria gritando por las proximas cuarenta y ocho horas.

- La culpa no es parte de la lista de emociones que puedo controlar - informo, y el se rie.

Aparto la mirada y vuelvo a centrarme en mis dedos, que se mueven ágiles por el teclado. Él no dice nada, porque sabe que me rehuso a mostrar un tercio de preocupación hacia el, y yo me mantengo indiferente ante su silencio.

Coloco un punto final y me dejo caer en el espaldar de la silla, observando los diversos parrafos en la pantalla. Miro mi agenda, a un lado, con un bolígrafo entre las páginas y un montón de rayones. Probablemente no esté aqui mas que por el aire pacifico que tiene su habitación: sin cajas por abrir, animales por cuidar o adolescentes por reñir.

Bastante armonioso, en realidad.

- ¿No tienes clase? -pregunta.

Asiento, con una pequeña sonrisa desganada. Me decido a levantarme, y camino hacia la cómoda junto a la cama, con la mirada perdida en mis anillos brillantes.

- No podia ni levantarme esta mañana, estoy demasiado agoviada. - digo, y me siento aliviada por admitirlo de una vez por todas. Jace sabe que es el unico al que soy capaz de contarle realmente como me siento, porque sé que solo me va a escuchar sin hacer preguntas.

Frente al resto de la humanidad, una sonrisa falsa es la solucion a los problemas.

- Tal vez estan sucediendo demasiadas cosas a la vez. - dice, mirandome desde la comodidad de sus almohadas blancas. - Nunca paras, empezaste a trabajar de nuevo, te estas mudando, casi no duermes. Quiza ya no tienes tiempo ni para pensar en lo que sucede, y te agovias.

Asiento, dejandome caer a su lado. Él me mira, y estira su mano para tocar mi cabello.

- Varios vecinos vinieron a verme ayer despues de que te fuiste - murmura - Muchos me felicitaron por mi futura paternidad. Yo les dije que no estas embarazada, ¿se supone que debía fingir?

Suelto una carcajada.

- No te preocupes, ya no hay nada que ocultar. - digo - Kim la pasó bastante mal, pero al menos ahora Alex sabe que va a tener un bebé.

Me mira un tanto sorprendido y yo me encojo de hombros. Sin embargo, no pregunta nada, probablemente por ese respeto que guarda hacia la privacidad de nuestros amigos, algo que no es muy comun, ni siquiera en mi. Aunque no lo digo con orgullo.

Suspiro.

- ¿Qué te dijo el doctor? - murnuro, luego de un rato.

No aparta la mirada de mis mechones castaños recorriendolos con sus dedos. Y hace una pequeña mueca, como si acabara de recordar lo mucho que sufrió en ese momento.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora