CAPITULO 26

156 7 0
                                    

MARTES, ENERO 26

Jace

Sinceramente, mientras cruzo el umbral de la puerta que me saca de mi casa, me tomo el lujo de pensar que mi día podría ser remotamente normal a partir de aquí.

Es decir, dormí una escasa hora, me di una ducha y me puse un abrigo de algodón. Tal vez siga estando hecho mierda por el alcohol, y tenga un dolor de cabeza que me incita a arrancarmela con mis propias manos, pero si ignoro todo eso, podria estar bien.

April no esta cerca, asi que no hay fuerzas seductoras que me empujen a robar camionetas, ni bellezas irreales que provoquen la necesidad de mantenerse admirandola hasta morir. Por lo tanto, que esté ocupada todo el dia me da un poco más de seguridad ante mi posible exito para continuar con el mio (de inicio atareado).

Tomando en cuenta todos estos factores, puedo decir que me siento relajado por unos cortos cinco minutos, mientras camino por la acera silenciosa tras alejarme unos metros de mi casa.

Sin embargo, yo y mi sombra tenemos una suerte de mierda. Asi que mi intento de felicidad no dura mucho, y alguien me toca el hombro, en busca de llamar mi atención.

Me giro, con un extraño buen humor bastante sencillo de arruinar.

Una mujer de cabello negro y ojos de un tono café amarillento me mira de arriba a abajo. No la conozco de nada, asi que mi cerebro se tranquiliza al pensar que no es dueña de una maraña de dramas para añadir a mi vida (aunque claramente eso no es verdad).

Su aspecto cincuentón y su sonrisa macábra me causan cierta curiosidad, cómo si intentantaran esconder algo imposible de ocultar. Frunzo un poco el ceño durante unos instantes, y de pronto estira su mano y la desliza por mi brazo, cubierto por una manga de algodón roja.

Bastante tetrica, a decir verdad.

- Jace Cartter, ¿no es asi? - murmura, con una voz tan suave como tenebrosa. Y un extraño acento irlandes que, estoy seguro, no es nativo de ella, solo originario de muchos años de vivir allá.

Asiento, inseguro.

- ¿Usted es? - pregunto.

Ella sonrie, pero no dice nada.

Se acerca a mi de un salto, dando un paso demasiado largo que no me da tiempo a reaccionar, y entrelaza su brazo con el mio. Intento alejarme, pero ella parece rehusarse a dejarme ir.

- Vamos, tu madre se alegrará de verme. - susurra.

Mi mirada la cuestiona.

- ¿Mi madre? - pregunto.

Ella asiente y empezamos a caminar a toda velocidad de regreso a mi casa. En el trayecto, continuo preguntando quién es o qué quiere, y cada vez que intento zafarme de ella, clava sus uñas en mi muñeca, obligandome a juntarme de nuevo.

Intento adivinar de quien se trata mientras caminamos. ¿Alguna madrastra loca de Georgia? ¿Una vieja enemiga de mi madre? ¿Una desnudista de los noventa que resultaba ser la hermana perdida de papá? 

No lo se, con lo tranquila que es mi vida, no me sorprenderia que fuera la última opción.

No tardamos demasiado en llegar a mi casa, y ella sube los escalones como si su vida dependiera de ello. Me sonrie, con un glamour que se desborda de peligro. Y entonces, contradiciendo mis pensamientos anteriores, deseo que April llegue de repente y la golpee con un zapato de tacón.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora