CAPITULO 33

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DOMINGO, ENERO 31

Alex

Cuando abro la puerta de la habitación de hospital, Kim parece bastante sorprendida, aunque no tarda mucho en ocultarlo tras una expresión indiferente. Los ojos rojos, los labios resecos y bastante perdida entre los dedos de su mano.

La llamada de April fué, probablemente, lo que me regresó a la realidad después de todos estos días. El hecho de pensar que ella está en peligro, fue mucho más fuerte para hacerme reaccionar que los propios puntos en mi mejilla.

Sin embargo, aparta sus ojos tristes de los mios, rehusandose a mirarme. Se concentra en sus delicadas manos, como si estuviera conteniendose para no enviarme directamente a la mierda. Como si el dolor que siente es tan fuerte, que ya ni siquiera me reconoce.

- Hola. - atino a decir, en voz baja.

No hay respuesta, solo lleva su mano a su vientre, perdida. Cierra los ojos, probablemente rezando porque todo esté bien, por salir de aqui con su embarazo intacto lo antes posible.

Intento quitarle un mechón de cabello de la cara, pero ella aparta mi mano bruscamente.

- ¿Te dijeron algo sobre mi bebé? - cuestiona, sin siquiera mirarme.- ¿Sabes si está bien?

Me encojo de hombros.

- Sé lo mismo que tú.- murmuro, mirando sus ojos humedecerse por la preocupación.

La quebré, después de lo mucho que le costó superar la muerte de Noah, yo fuí el inicio de una red de problemas mucho más complicada. Y la sumergí en un nuevo dolor irreparable.

Involucrando a ello el dolor de una madre a punto de perder ese bebe que tantos problemas le ha causado proteger.

- Esa noche dijiste: Hablaremos del tema mañana. - reprocha, con la voz rota.- Y solo decidiste desaparecer de mi vida, escapar como siempre lo haces. Decidiste hacerme creer que estabas pensando en tomar esta responsabilidad, y luego irte corriendo como un jodido cobarde.

Da un puño a mi pecho, y parece aumentar su rabia porque empieza a golpearme desesperadamente. Sus puños se estrellan contra mi cuerpo, tira de mi camisa, y solloza, en medio de la ira y la tristeza. Intento tomar sus muñecas y detenerla, pero parece decidida a golpearme hasta saciar la furia que la ahoga.

- ¡Mira lo que has causado! - grita - Estrés, me causaste estrés. Si no querias a este bebé pudiste decirmelo desde el principio, te comportaste como un maldito egoísta. ¡Te fuiste, me dejaste sola!

Logro detenerla luego de unos segundos, inmovilizando sus manos lo mejor que puedo, y sus ojos me miran llenos de dolor. Me parte el alma ver lo mucho que la he hecho  detestarme.

- ¡Basta! - digo - April me contó que tu madre te echó de casa, y lo sucedido con Henry y Georgia. Ya estoy aquí, deja de intentar alejarme.

Se zafa de mi agarre, de golpe.

- Tú mismo te alejaste - suelta.- Tienes veinticuatro años, y te da miedo tener un bebé. Porque sabes que extrañarias la puñetera vida de imbecil que llevas.

Niego con la cabeza.

- Vete.- dice, con tanta seguridad que llega a hacer daño.- Si no quieres este bebé, solo vete. Serás feliz si lo perdí.

Antes de que pueda contestar algo, una doctora abre la puerta de la habitación con el ceño fruncido, mirandome. Kim se endereza, alterada, y me da un pequeño empujón, obligandome a alejarme de ella.

- Si viene a causarle más estrés del que ha provocado la hemorragia, le ruego que se vaya.- me reprocha la doctora.

Me froto la cara con una de mis manos, dejandome caer en el sofá. Ambas me miran, con severidad, y luego regresan al tema importante.

- Kamille, todo está bien, por suerte.- le dice, y Kim suspira aliviada, soltando un sollozo repentino. Asiente una y otra vez, como si agradeciera a quien fuera el responsable de no dejarla perder eso por lo que tanto ha dado la cara estos ultimos dias. - Debes tener mas cuidado con lo que haces, sé que no soy tu ginecologa de siempre, pero sé que este estres no te está haciendo nada bien.

Afirma con la cabeza.

- Lo siento, tiene razón, debo cuidar de él por encima de todo.- asegura. La doctora sonrie, limpiandole una lagrima de la cara.

- Ya puedes irte cariño, pero ten en cuenta las recomendaciones.- dice, saliendo de la habitación.

Me levanto de golpe, caminando de regreso a la camilla.

- ¿Podrias largarte de una buena vez? - me pide - Mierda, el bebé esta bien, mal por ti. Ahora vete.

Niego con la cabeza, tan serio como ella.

- No me iré a ningun lado.- murmuro - No puedes pretender que esté listo para ser papá como si nada. No puedes pretender que de repente ame a este bebe con mi vida y cruce mares por el. Lo siento, pero no puedo.

Ella suelta una risa ironica, sacudiendo la cabeza.

- Si es asi.- susurra - ¿Por que sigues aqui? No te estoy obligando a quedarte, si no quieres ser papá, no tienes que serlo.

La miro fijamente, por varios segundos. Ella, notando que me quedo sin palabras para decir, bufa y se sienta al borde de la camilla, tomando su camiseta perfectamente doblada en la mesita de noche.

- Mira todo el daño que has causado - susurra - Te estoy dando la oportunidad de irte y no causar más.

Suelta un quejido de dolor mientras intenta sacarse la bata por encima de la cabeza, dandole igual si la veo o no. Me acerco, para ayudarla, y tomo el borde de esta para quitarsela. Le aparto el cabello de la cara, sin quitar la mirada seria de mis ojos. Y, muy a su pesar y por el dolor que asecha su pelvis, debo ayudarla a colocarse la camiseta de flores.

Acomodo el cuello recto de esta, con los hombros descubiertos, y dejo que mis manos se deslizen por sus brazos, mirandola. Se estremece un poco y rie con ironia.

- Eres increible - dice - Impulsivo, agresivo, una jodida bestia. Me gritas y después pretendes que te trate como si nada. Haces y dices cosas sin pensar y me tienes jodidamente cansada. Me dices que no y luego regresas aqui como si esto fuera un puto juego.

- Continua.-susurro.

Estiro mi mano hacia ella, colocandola en su vientre muy delicadamente, casi con miedo a romperla. Intenta apartar mi mano, desviando su mirada de la mia, pero me niego.

- Tú eres su padre. - dice en voz baja - Si quieres involucrarte, hazlo, y si no, pues puedes darte la vuelta y desaparecer. No me lastimes más.

Le miro fijamente. Sintiendo un cosquilleo recorrerme todo el cuerpo.

-  Aqui estoy.- contesto, ganandome su primera mirada.- Por más imbecil que pueda ser.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora