CAPITULO 24

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LUNES, ENERO 25

April

- Viene alguien - me advierte.

Tiro de él, antes de que pueda entrar en panico, y damos a parar al interior de un armario, entre galletas y paquetes de pasta. Escucho su respiración agitada, y me aferro a su brazo, rogándole silencio con una seña.

- Estoy al borde del colapso nervioso - susurra, lo más bajo que puede. Niego con la cabeza, mirando hacia la parte superior del armario, y buscando entre la exhibición de licores del último estante, algo que sustituya nuestra botella de vodka.

Me decido por el tequila, en un acto desesperado, y abro la botella intentando no hacer ni el menor ruido posible. Se la tiendo.

- Toma, ahoga los nervios - susurro. Él asiente, llevando el pico de la botella hacia sus labios. Escucho detenidamente lo que sucede afuera, rezando porque no noten que las llaves de su camioneta no están donde deberian. Miro por la ranura de la puerta, y noto que Georgia se acerca hacia su padre, mientras éste toma de un vaso de agua.

Ella le dice algo que no logro comprender, y él le contesta con un rotundo no, que da inicio a una pequeña discusión. Mi mirada regresa a Jace, que parece demasiado concentrado inundando sus venas de alcohol. Le quito la botella y tomo también, como si fuera una necesidad fisiológica de mi cuerpo, y con la necesidad de perder la consciencia hasta el punto de olvidar que estoy en la puñetera alacena de Georgia.

- Mañana tengo que dar una clase que podría definir el futuro de unas treinta y tres personas. - informo - Y estoy invadiendo ilegalmente la casa de los dueños de la escuela.

Se rie un poco, cubriendo su boca para no hacer ruido.

- Besame ahora, hazme pensar que no estoy aqui. - le pido, y el me mira con una ceja arqueada.

- Estás muy enamorada de mi - susurra en broma, y yo le doy un pequeño empujon.

Me mira divertido, deslizando sus dedos por mi espalda, y conteniendo la respiración.

- Solo te uso de pretexto para olvidarme de la mierda que sucede alrededor. - aseguro. - Aqui el unico que cometió el error de enamorarse fuiste tu, y no significa que yo vaya a caer.

Sonrie.

- Tu crueldad me resulta interesante - asegura, y antes de que pueda responder, toma mis mejillas y me besa con suavidad. Como si temiera quebrarme en mil pedazos. Su aliento con sabor a tequila me hace abrir mi boca en busca de más, y siento su nariz rozar con la mia mientras sus dedos se incrustan entre mechones de mi cabello que amenazan con caer por mi cara.

Muerdo su labio, sacandole una sonrisa, y el profundiza el beso de tal manera que cualquier riesgo de ahogarme es completamente indiferente para mi.

Tal vez no me guste el, pero si que me enloquece esa manera tan perfecta que tiene para hacer bailar mis labios entre los suyos.

Me alejo en busca de algo de aire, y observo como la luz de la cocina se apaga y reina el silencio. Le miro y asiento, asegurandole que ya no hay nadie de quien esconderse. Y esperamos un par de segundos para abrir la puerta del armario y salir.

Él deja la botella casi vacia en dónde la encontramos, y yo aferro la llave al interior de mi mano. Caminamos de regreso a la ventana del salón, luego de asegurarnos de que ambos inquilinos subieron, y no tardamos más de dos minutos en estar ambos afuera de la casa.

Sonrio.

- Misión cumplida - susurro. El se rie y choca su puño contra el mio.

Empiezo a correr hacia el garaje, que está lo suficientemente alejado de la casa como para que no se escuche lo que sucede. Él me sigue, en silencio, perdido entre la inundación que provoca dentro de ambos la adrenalina que nos asecha. Estar en la casa millonaria de Georgia, besarnos en su cobertizo, gastarle una botella de tequila y robar su auto, si que es la mayor locura que he hecho en mi vida.

April: No te enamores de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora