Capitulo 1

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Comienzo a abrir mis ojos, los siento pesados, mi cuerpo débil y cansado sienten las sábanas frías bajo mi piel.

Puedo percibir un olor a limpio, a astringente; medicamentos, alcohol, todo a la vez, miro la habitación, es cálida y un tanto acogedora.

A mi izquierda miro un mueble de madera, frente a mí una ventana y a un lado de ella una puerta, puedo imaginar que es el baño porque a mi derecha hay una puerta más, de donde provienen varias voces. «Un momento...» tengo una aguja en mi brazo, con un líquido transparente goteando en una clase de tubo, y mi cabeza... "¿que le sucede a mi cabeza! ¿Por qué está envuelta?"

Entra una chica de cabello castaño, recogido en una coleta y sus ojos grandes exclaman atención. Viste toda de blanco, con una mascada amarilla.

—Hola, buen día Yoselin.

Su rostro se muestra sin ninguna expresión, anotando en su hoja.

—Buen día ¿Quién eres? —contesto de igual modo plano, sin expresión. Eso creo « ¿Está tratando de sonreírme?»

—Soy la colaboradora Aida, deberás quedarte recostada, hasta la tarde, no tardarán en traerte de comer.

—Pero, ¿por qué estoy aquí, en este lugar? ¿Qué ocurre? —cuestiono.

No logro recordar nada, me siento eufórica. Mi cabeza exige respuestas.

— ¡Quiero saber! —levanto la voz, me duele la cabeza, me siento extraña. Vacía, pero no dejo de mirar a la colaboradora.

—Claro Yoselin —habla con paciencia —. Debes tranquilizarte, el Delegado vendrá en cualquier momento para...

— ¿El qué? ¡No comprendo nada! ¡Necesito saber que está pasando! —comienzo a enderezarme, como si estuviera a punto de abalanzarme.

Mi cabeza va a estallar.

Aida toma una jeringa de su bata, alargando su brazo para sujetar el mío.

La puerta se abre enseguida, dejando ver a un hombre, con bata blanca. Debajo de ella, trae puesto un traje negro y una fina corbata roja.

—Buen día Yoselin, disculpa la tardanza ¿cómo te encuentras?

No puedo dejar pasar lo alto e imponente que se ve, su cabello es de igual modo castaño que el de la mujer... y entonces recuerdo que está esperando por mi respuesta.

—No sé qué está pasando ¿por qué estoy aquí, quiénes son? —mi voz vacila por un instante.

—Vaya, tu cabeza despertó muy funcional —su rostro es de interés —. Ya puedes retirarte Aida.

Aida, deja la jeringa sobre una charola metálica junto a mi cama y se retira cerrando la puerta.

—Veras Yoselin —le dirijo la mirada —. Se nos pidió que te contratáramos en la corporación de investigación y ciencia, te trajimos aquí para poder analizarte y prepararte.

"¿Prepararme?"

—Podrás salir mañana por la mañana —continuó el hombre —. Ahora debes comer y descansar.

— ¿Contratarme? ¿Quién me contrató? —cuestiono enseguida.

—Tenemos consorcios, los consorcios tienen órdenes del principal. Te dejaré estas hojas para que puedas darte una idea de en qué consta tu rol dentro de la corporación.

Tomo las hojas, ya me da curiosidad por leerlas, no le hago más preguntas esperando que las respuestas vengan en estas.

Comienzo a mirarlas y en otro segundo suena su móvil. Él lo mira y me dirige la palabra:

RecordandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora