Capitulo 22

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Al llegar, siento que todos me miran, esta es una carga, que, con cada día que pasa se vuelve más pesada, me sumerjo en un agujero profundo, sin que nadie me empuje al abismo, voy yo sola como siempre. <<pero, tiene que ser así>> pienso. Veo pasar a Rosh. Él ni siquiera me dirige la mirada, y ni aunque la busque me la dará, él quiere que pasemos desapercibidos. Me estoy prometiendo hacer lo que él me pide. Él me ha sembrado ese miedo, con sus historias, pero después de lo que pasó,ese sueño que me relató antes de que ocurriera.
<Necesito hablar con él>
Lo sigo, esta vez, mis piernas pisan sin vacilar y con fuerza. Lo sigo, también con la mirada, cuando un hombre se interpone en mi camino. Un hombre de traje.
-Señorita Yoselin.
Trago con dificultad.
-Buen día -digo haciendo una reverencia.
-Necesito que me acompañe, qué bueno que llega temprano.
-Sí -digo con una sonrisa fingida y nerviosa.
Nos dirigimos a las oficinas de siempre, lo sé porque ya conozco el camino. Tenemos que pasar por los laboratorios en donde trabajan los pragmáticos que visten de blanco siempre, ahora que recuerdo anoche Rosh y yo pasamos por unos edificios completamente blancos. es ahí donde deben vivir todos ellos.
El hombre abre la puerta,haciéndome pasar, hago contacto visual tratando de comprobar una teoría más de Rosh.
Una voz irrumpe mis intentos por encontrar algo fuera de lo normal en ese hombre.
-Señorita Yoselin, pase.
Volteo casi de inmediato, veo al Principal Thompson sentado detrás del escritorio. Con un traje tan pulcro que me recuerda al hecho de que yo no tomé un baño esta mañana.
Avanzó tomando aire una y otra vez, es como si apretaran un interruptor, apagando todo el aire a mi alrededor, miro al techo para confirmar de que no sea así. Me siento suavemente en la silla mientras el principal me mira.
El silencio es incomodo, pero, mi mente está en blanco y de mi boca no sale ni una sola palabra.
-Me disculpo por sacarla de su rutina señorita Yoselin.
-No tiene que hacerlo -digo sin ninguna expresión.
-¿Se preguntará por qué esta cita de imprevisto?.
Asiento con la cabeza.
El entrelaza sus dedos.
-¿Ya ha leído el manual señorita Yoselin? -pregunta.
Siento una presión en mi cabeza que corre hasta mis oídos.
-Sí -logró decir con dificultad.
-¿Y ha hecho usted algo que no se debe?
<Lo sabe, ¡maldicion! lo sabe todo>
-No -respondo temerosa.
-Usted sabe que pasa si algo no llega a cumplir ¿cierto?
-Por supuesto -respondo dudosa.
Él se recarga en su asiento, meciéndose para atrás.
Aclaro mi mente y tomo valor.
-Nos quitan nuestros beneficios, eso pasa -afirmo.
-Claro, hay casos en los que se toman otras medidas. ¿Otras medidas? -lo interrumpo.
-Así es, tienen que ser expulsados. Lo miro como si no entendiera, él me mira como si en verdad captara.
-Los llevamos a otro lugar para analizar qué es lo que está mal en ellos. Y resulta que la traje hasta aquí porque "usted" -pone énfasis en usted - es la indicada para ayudarnos con estos tipos de pruebas.
Me llegan por sorpresa sus palabras.
-No comprendo.
-Sí lo sé, usted desde mucho antes ya fue capacitada para muchas cosas, cuando llegue el momento lo recordará.
-¿Qué pasa con los recuerdos? -suelto.
Al segundo después, me arrepiento.
-Es difícil de explicar ahora, en el mundo de antes se vivieron cosas terribles, así que se tomaron medidas preventivas para cambiar los desórdenes humanos.
Toda esta información se me hace más difícil retener, o más bien entender. Con todo esto crecen más interrogantes. <¿Qué medidas tomaron? un momento, lo sé, ya me lo ha dicho Rosh>
-Hay un chico. Le dicen Rosh.
Él me hace dejar mis pensamientos, y vuelve a captar mi atención.
-¿Qué con él? -digo a la defensiva.
-A él también lo hemos capacitado de igual forma que tú, ustedes dos han demostrado tantas similitudes.
-Es por eso que no nos soportamos. -digo medio en broma. Pero, dentro de mí, sé que no es así.
-Eso creo, pero es ahí donde entramos nuevamente en conflicto, de eso estaba hablando con tomar medidas. Una vez que dos personas entran en conflicto, La Paz termina.
Eso se sintió como una bofetada en mi cara. Sus palabras me taladrean la cabeza.
-Entiendo Principal -digo con certeza.
-Excelente, de mientras siga con su trabajo asignado, va a necesitar toda esa información para lo que se le va a presentar.
Asiento.
-La tendremos al tanto. Ya puede retirarse. -dice señalando la puerta.
-Gracias -es lo único que logro murmurar.
Aunque el "gracias" era más para mí, que en medio de mis preguntas y respuestas inoportunas, pude obtener un poco más de lo que necesitaba saber.

En el camino de regreso puedo ver a Rosh, mirándome con un toque de angustia. El está dentro de una zona de laboratorios, trae puesta una bata, pero, es el único que trae puesto algo azul debajo, fue tonto al pensar que pasa desapercibido. Trato de sonreírle, pero esta carga es pesada y solo puedo trasmitirle angustia, lo hago y me doy cuenta que funciona, su rostro cambia en un segundo. Me doy cuenta que eso quería hacer, que él lo notara. Que las cosas no estaban bien, de hecho nada estaba bien, voy a trabajar con él, sí, es algo que me emociona, pero, no me detengo a pensar solo en eso.

Llego al aula donde están instruyendo a los pasantes.
El hombre de traje me mira con más enfado.
<¡Qué barbaridad!, ni siquiera sé su nombre>
-Pase señorita Yoselin -dice con poca amabilidad.
-Claro -camino apenada, poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.
El hombre empieza a hablar de enfermedades mentales y físicas que se vivieron.
-En los últimos años, un grupo de personas hizo una investigación, ya que las personas cada día hacían cosas irracionales, se volvían viles y crueles, era algo que no se podía controlar. La mayoría afirmaban que todo lo que hacían, lo hacían porque lo habían soñado, y por ende, eso los hacía sentir bien -el hombre comienza a caminar por toda el aula. -Así que, los investigadores decidieron tomar cartas en el asunto, ellos junto con el principal de ese entonces, comenzaron a quitar antecedentes de la cabeza de las personas afectadas por la deliria-psicótica. Una vez que comenzaron los procedimientos, todo empezó a tomar control y forma. Se hicieron el sistema de las corporaciones pero como todo en este mundo, nada sale a la perfección, cada persona reacciona de manera diferente y simultánea. Es por eso que hasta la fecha se toman medidas diferentes.
Levanto la mano.
-¿Sí? -dice molesto el hombre.
-¿Qué pasa con los colaboradores?.
Siento miradas curiosas de uno que otro. A decir verdad, la mirada que más me incomoda es la del hombre, que me mira como si deseara que jamás hubiera preguntado eso.
-Como decía, cada personas es diferente, al igual que sus capacidades.
Él no dice más y continúa cambiando de tema.
Diferente, es una palabra grotesca aunque no lo parezca, tal vez en si la palabra no lo es, pero en el sentido que se usa, sí lo es.
Una vez que salgo, me dispongo a relajarme, sumergirme en los libros y perderme por el resto del día, es lo que debí hacer desde un principio.

RecordandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora