Capitulo 17

14 3 4
                                    

Para cuando suena la alarma,y yo todavía estoy terminando los últimos párrafos, esperando no haber hecho una porquería.

Cuando termino de escribir la última palabra, me arrebatan la hoja.
-Listo.

-¡Hey! -volteo, viendo a Rosh con mi hoja.

Tomo mis cosas, y lo sigo.

-Cho, esto es para ti, y no quiero que asignes trabajos ¿escuchaste? o te reportaré. -lo amenaza, apuntándolo con el dedo.

-De acuerdo Rosh, lo lamento -responde algo nervioso.

Rosh se da la vuelta y camina hacia la salida, yo troto tras de él algo apenada.

-Rosh, espera. -mascullo.

Él se detiene,volteando a mirarme.

-No debías tratarlo así -demando.

-Él está a mi cargo Yin, tú no sabes. -alega.

-Puede que no, pero,pero nada Yin. No voy a dejar que te metan en problemas que no.

-¡Rosh! ¿Qué te pasa? -le escupo, irritada.

-Lo siento, solo salgamos de aquí. -dice, mientras mira a todos lados.

Cuando salimos del edificio, se puede sentir un clima exquisito, fresco.

Caminamos a Sylvester, Rosh nos escoge un lugar en la barra.

-Bec, ¿cómo va todo por acá?- le dice Rosh, sonando lo más casual que puede.

-Pásale Rosh, todo súper por acá. -dice mientras se dirige a la puerta de la cocina.

Rosh, me hace una seña para que avance. Bajamos por aquella puertesilla de la otra vez que vine con Day, pero esta vez venía con Rosh, se sentía extraño.

Una vez estando abajo, todo seguía igual. Las pocas personas que había, estaban contentas, jugando las cartas, prendiendo el extraño aparato que reproducía música, otros solo sentados charlando, y bebiendo.

-Dame dos sodas. -le dice Rosh a la chica del mostrador.

-Claro,responde,mientras se dirige al refrigerador y nos pasa dos latas.

-¿Qué es esto? -preguntó mirando a Rosh y levantando la lata.

-Se llama Soda, y se bebe -dice mientras abre la lata con sus dedos.

Él toma un sorbo y me la da -tenla -entonces le entrego mi lata.

Estoy desconcertada, pero la tomo y bebo. Siento una picazón en mi lengua, que después se desliza por mi garganta haciendo que mis ojos se pongan rojos y llorosos.
Hago una mueca mientras el sonríe divertido, viendo mi reacción.

-¡No te rías! -digo de manera divertida.

-Lo lamento, fue gracioso ver tu rostro.

-Sí sí mucha risa, me trajiste aquí para ser tu diversión ¿acaso? -digo.

-Por supuesto que no -dice ofendido -Ven, bailemos.

-¿Que? ¡ay no! -niego. -Yo no sé bailar -muevo mi cabeza de un lado a otro.

-No es difícil, ven -deja su lata y me quita la mía para después tomar mi mano.

Caminamos hacia el reproductor, siento que mi rostro cae de la vergüenza, a pesar de que no conozco a nadie aquí. Siento que haré el ridículo.

Él pide permiso a las dos personas que están paradas ahí. Toma una moneda y la pone dentro de la máquina, buscando en una lista que aparece, escoge una. Comienza a sonar la música, suave y lenta.

RecordandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora