Capitulo 23

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Estoy tan entretenida en mi lectura, que no pude darme cuenta que Day estaba sentado a lado mío.
Doy un respingo.
-Day ¿qué haces aquí?
-Observándote ¿qué no es obvio? -dice como si fuera lo más normal posible.
Solo sonrío un poco.
-Rosh quiere verte.
Por dentro sonrío un poco más al escuchar esa parte.
Pero, vuelvo a recordar mi visita del Principal y la sonrisa se va.
-¿Dónde?
-En mi departamento -dice con desilusión.
-No,no comprendo.
-Quiere que te lleve a mi departamento, él va a esperar ahí -explica medio molesto.
-Bien, nos vemos en un rato entonces. -trato de que suene lo más ameno posible.
-Sí, te llevaré en cuanto estemos listos.
Asiento con la cabeza, mordiendo mi labio inferior, pensando en que estoy perdiendo la cabeza por querer hacer todo este tipo de cosas, desde el hecho de no seguir el reglamento, hasta el latente hecho de que trabajaré para el principal, aunque ya lo hago, pero él me pide algo específico, no sé que es, pero de todos modos me hace su cómplice y no sé si todas las mujeres lo sientan, pero, mis presentimientos, no se sienten del nada bien.
Lo único que tenía que hacer era esforzarme, esforzarme cada día, cada hora, cada minuto.

No pasó mucho tiempo para que sonara la alarma y salir, estaba ya oscuro. No salí a comer, me quedé leyendo y escribiendo, mi inapetencia se debía a la preocupación que estaba ya sintiendo, por suerte nadie vino a revisar de que me había quedado y ni mis compañeros se percataron de hablarme.
Day ya me está esperando en los casilleros.
-¿Lista?
Tomo aire
-Creo que sí.
Al salir y caminar, mi cuerpo se estremece con cada paso que voy dando, es difícil respirar con este aire cálido.
-¿Te sientes bien? -pregunta Day.
-Tal vez debería ir a tomar un baño, necesito refrescarme. -digo tocando mi frente.
-Será después, debo llevarte con Rosh ¿sí? -responde tratando de convencerme.
-No me siento bien Day ¿podrías decírselo a Rosh?
-No puedo Yos, se lo prometí, le prometí que te llevaría a mi departamento a salvo.
-¿A salvo? -me sorprende su respuesta.
-Sí, bueno -eleva los hombros. -me contó lo de la última vez que te desmayaste.
Parpadeo un par de veces <¿Qué más le ha dicho? ¿A cuántos más?>
-Oh sí, espero no vuelva a pasar ¿Qué más te ha dicho? -pregunto rápidamente.
Doblamos una calle y ahí está el edificio.
-No mucho, él siempre se guarda la mejor parte. -dice mientras abre la puerta para que entre.
-Aquí no hay mejor parte -logro murmurar.
-¿Cómo? -pregunta Day
-No, nada -digo negando con la cabeza.
Caminamos a los ascensores. Una vez adentro, siento un agujero en mi estomago, aunque creo que esta sensación ya la había sentido antes, siempre que tenía que verme con Rosh.
El edificio se mira más gastado que el mío, pero aun así es muy resistente. Caminamos hacia su habitación, el pasa si identificación.
-¿Por qué este sistema es diferente? -pregunto, mientras miro como la puerta se abre.
-Ya tiene mucho tiempo, al igual que los que estamos aquí, así que es difícil que se nos olvide nuestra identificación a diferencia de ustedes -hace una sonrisa de lado muy particular, que hace que te sean imposible no quererla mirar todo el día.
-Sí -rasco mi cabeza -es cierto.
Entramos. Lo primero que veo es un sillón azul rey.
-¿Dónde está Rosh? -digo apresurada.
-Debe estar en mi habitación.
Damos unos pasos más, puedo apreciar su pequeña cocina, enseguida está su habitación. Él abre la puerta y veo parado frente a la ventana a Rosh.
Un silencio incómodo aparece durante unos segundos. Volteo a ver a Day esperando que diga algo, o que anuncie mi llegada.
Rosh voltea, al único que mira es a Day.
-Gracias Day, ahora quiero pedirte que nos dejes solos por unos minutos.
-Claro, estaré afuera por si se ofrece algo.
Day me da una última mirada. Mi corazón palpita apresurado. Tomo unas cuantas respiraciones.
-Vino el Principal a verte.
Por fin irrumpe el silencio, aunque no me mira. Mira hacia el suelo preocupado. No tiene la luz encendida, pero las auras de la ventana logran iluminar lo suficiente su rostro. Tiene una piel extremadamente lisa, con un cuello medio que le queda a la perfección.
-Él quiere que trabaje para él -lo volví a pensar, eso absurdo. -Es decir, quiere que haga algo en específico.
-¿Qué es? -al fin me mira.
-No me lo dijo -ya empieza a hacerse un nudo en mi garganta. -Solo me pidió que terminara con mi tarea asignada y más adelante me dirán.
Otro silencio absoluto llega.
-¿Es algo malo, cierto? -logro preguntar.
Él no dice ni una palabras, sólo mete las manos en sus bolsillos.
-Vamos Rosh, dime lo que sabes.
Él da unos pasos apresurados, parándose frente a mí.
-No voy a dejar que nada te pase ¿escuchas?
Sus ojos azules irradian, puedo ver en ellos la sinceridad de sus palabras. Pero, él aún no está diciéndome toda la verdad, todo lo que sabe.
-Por favor solo dime qué ocurre -nos miramos fijamente -¿qué me pedirán hacer?
-No estoy seguro. -dice Rosh dándome la espalda.
Quiero tocar su espalda, sentir su corazón palpitar, sentir la humedad de su playera en mi palma.
-¿Para qué querías que viniera?
Se voltea con una sonrisa disimulada.
-Para cenar.
-¿Cenar?
-Sí, vamos. Ya la preparé.
-Espera -digo tomando su brazo, apenas si puedo tomarlo, es bastante grueso -No deberías hacer todo esto por mí.
Rosh eleva los hombros.
-Ya lo hice.
Sale dejándome a oscuras en la habitación. Debo tomarme mi tiempo para creer que solo me trajo aquí para una cena. Escucho que vuelven a entrar.
-Ya voy -solo digo.
-¿Desilusionada?
Giro rápidamente, está Day parado en la puerta.
-No sé de qué hablas -camino tratando de esquivarlo para salir.
Él me toma de la cintura con una mano y del brazo con la otra.
Yo retrocedo. Incómoda. Irritada.
-Déjame salir Day -digo sonando lo más amable posible.
-Yo puedo prestarte mi ducha si quieres.
-Estoy bien, cenemos ¿quieres?
-Claro que quiero. Yos, solo quiero;quiero. Él se acerca sus labios están tan cerca de mi rostro. Me paralizo. Sé que debería hacer algo.
Entonces veo una sombra asomarse por la puerta.
Rosh limpia su garganta.
-Ya está lista la cena.
Yo me aparto enseguida dando unos pasos hacia atrás.
Day con los ojos cerrados, agacha la cara con desilusión. No lo pienso más y salgo enseguida. No quiero imaginar que hubiera pasado si Rosh no llega.
Camino hacia la mesa ya puesta, los platos ya servidos, es una ensalada con pollo y aceitunas. Day llega detrás mío y arrima mi silla, Rosh está ya sentado, realmente molesto. No me había sentido tan incomoda.
-Gracias. -lanzo.
-De nada -responde Day.
-No,a Rosh -Day me mira desconcertado, mientras Rosh ni la mirada me da. -Gracias por la cena.
-Ah -logra salir de la boca de Day.
Todos comemos, nuevamente ese silencio incómodo.
-¿Tú hiciste todo Rosh? -pregunto, suplicando que acabe ese silencio.
-Sí -responde secamente, metiéndose un bocado.
-Yo hice el aderezo -interrumpe Day.
Los miro a los dos.
-Todo está delicioso -digo con una media sonrisa y sigo comiendo.
-¿Terminaste tu escrito? -pregunta Rosh.
-Sí -respondo tragándome el último bocado. -Ahora ya es más fácil hacerlo.
-Sí, los primeros días suelen ser los más complicados. -Dice Day.
-¿Ustedes cuánto tiempo tardaron en adaptarse? -preguntó.
Rosh hecha su cuerpo para atrás.
-No fue tan difícil, tuvimos esas odiosas conversaciones. -Rosh responde con la mirada agachada.
-Sí demasiado odiosas -reafirma Day. -Aunque, no estaba tan mal la mujer que nos las impartió -eleva una ceja.
-No quiero saberlo -digo negando con la cabeza. -¿Por qué eres así Day?
Rosh me mira, como si hubiera hecho la pregunta incorrecta.
Day ríe.
-Yo solía estar con muchas mujeres antes de estar aquí.
Mi cabeza trataba de entender.
-Ya basta Day -dice Rosh juntando las cejas.
Day dirige su mirada a Rosh.
-Ella lo preguntó -me señala. -No tengo de qué avergonzarme, a todas ellas les han de haber borrado la memoria igual que a mí; igual que a todos.
La curiosidad me invade, la morbosidad estaba a punta de pie <¿Qué rayos eras?> pensé.
-¿Lo recuerdas?
-Es por eso que a cada mujer que ve la quiere besar -dice Rosh con enojo.
-Sí,bueno este mundo necesita un poco de diversión. -responde Day
-Este mundo no es distinto al anterior -logra decir Rosh.
-Claro que lo es -replica Day. -Aquí yo puedo decidir, antes no tenía opción.
-No hay muchas opciones aquí Day. -dice Rosh exaltado.
-Para mí son suficientes. -dice Day.
-¡Basta chicos! -interrumpo.
Sea cual sea, hayan sido nuestras vidas, está mal que nos las arrebaten, tal vez en el caso de Day fue lo mejor, pero es inaudito.
-Ya es hora de irme. -digo enfadada, tomando mis cosas y caminando hacia la puerta.
-Te acompaño -dice Rosh apresurándose hacia mi.
Él cierra la puerta tras de nosotros.
-No quise ponerte en esta situación. -dice Rosh apenado.
-Day es un tanto difícil. -le toco el hombro -no te preocupes.
-Sí -toma su nuca -te llevo a tu departamento.
-Estaré bien, en serio.
Me doy vuelta y me dirijo a los elevadores. De regreso a mi edificio, una pena me invade, hace que un par de lágrimas escurran por mis mejillas. Las seco antes de entrar por la puerta del edificio.

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